Capítulo 19

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Louis empezaba a sentirse mejor con el pasar de los días, sus mejillas iban recuperando el tamaño natural junto con un bonito color. Lo mismo sucedía en el resto del cuerpo.

De igual manera, y lo más importante, era que la conexión con su lobo estaba resurgiendo.

Resulta ser que una de las psicólogas que Conan les había recomendado tenía un consultorio a la vuelta del departamento de Louis, y luego de mucha persuasión por parte de Harry, había aceptado la ayuda.

Louis estuvo muy conforme con la mujer, una linda omega de contextura pequeña pero increíble sonrisa. Era amable y lo escuchaba en todo momento. Nunca lo juzgaba, manteniendo su tranquilidad en todo momento. Aún continuaban trabajando para resolver la raíz del problema pero por lo menos ahora las pesadillas eran menos frecuentes.

Ese día tenían una cita con el doctor Conan para presentarles a un par de colegas que estarían asistiendo en el caso desde otras direcciones que él no llegaba a cubrir. Louis ya no estaba asustado, confiaba ciegamente en su alfa como apoyo y en el médico que por fin lo estaba ayudando a salir de tanta miseria, pero cuando amaneció con un terrible dolor de cabeza y una quemazón en su bajo vientre supo que iban a tener que posponer un poco más las cosas.

La noche anterior Harry no había podido quedarse a dormir con él, algo así como un operativo de última hora al que por supuesto Louis tenía prohibido asistir, por lo que ahora estaba solo en su cama, revolviendose por el calor y dolor.

No podía creer que su celo había vuelto a hacer acto de presencia y esta vez su lobo lucía como una completa fiera.

Gimió, jadeó y lloriqueó llamando a su alfa pero nadie vino por él. Rasgó su ropa hasta quedar completamente desnudo y aún así el calor seguía siendo abrumador. HarryHarryHarry, era lo único que corría por su mente. Alfa, ayúdame.

Cuando logró recuperar un poquito de lucidez, corrió a su nido. Allí, el aroma fuerte y potente de su alfa lo cubrió como un manto pero no era suficiente, necesitaba tenerlo encima suyo gruñendo y maldiciendo por cada estocada. Maldita sea, lo quería profundo.

Sergio golpeó un par de veces su puerta pero al no recibir respuesta decidió asomar su cabecita. Los ricitos le cubrieron la visión momentáneamente pero cuando el fuerte aroma de la vainilla lo atacó es que supo que estaba sucediendo.

-¿Lou? -ingresó un par de pasos. Un par de ojos celestes furiosos y un gruñido lo hicieron saltar en su lugar y detener la marcha.

-Sal de mi espacio -le gruñó Louis con una voz irreconocible. Definitivamente ese era su lobo hablando por él.

-Lo siento... iré a llamar a Harry, ¿te parece bien?

-¿Harry? ¿mi alfa? -de repente los ojitos mutaron a unos completamente llorosos y voz debilitada.

-Sí, amor, tu alfa.

-Quiero a mi alfa.

-Y lo tendrás. Quedate en el nido y pronto vendrá.

Sergio ignoró los lloriqueos y llamados de Louis, sabiendo que ya se había sumido en lo más profundo del celo. Corrió a su teléfono celular y marcó el número del alfa.

Resultó ser que Harry estaba igual o incluso más alterado que el propio Louis. Su lobo interior gruñía y rascaba pero sin saber muy bien el motivo. El destino los quería juntos, y ahora mismo.

El llamado de Sergio solo sirvió para confirmar lo que ya sospechaba. Su omega había entrado en celo.

Payne lo dejó ir sin muchas trabas, recordandole que cuando todo cesara ambos debían regresar al trabajo pero que ahora se concentrara en nada más que atenderlo como un omega se merece. Si algo amaba la pareja era todo el apoyo que habían recibido de su jefe, más que nada Louis, quien lloró cuando por fin cayó en cuenta de que las nuevas generaciones iban a cambiar significativamente gracias a padres tan maravillosos.

I know your secretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora