𝐈𝐈𝐈

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—No, Becky, a los conejos no les crecen las orejas cuando mienten— dijo Freen con tranquilidad, mientras terminaba de servir el desayuno de ambas.

— ¡Pero Bil-!

— Pero Billy nada, y no me grites.

Becky hizo un mohín.

Freen no pudo contener su seriedad, sonrió de ternura, apretó una de sus mejillas y besó la frente de Becky, haciendo que está se ruborizara completamente de golpe.

Un segundo después, Becky había cambiado a su forma de gata, una adorable y peluda gatita negra, que comenzó a lavarse la cara, lamiendo su patita y luego frotandola en su frente, donde Freen había dejado su beso.

— Ow, como si no te hubiera gustado— dijo la rubia, tomó al animal y la alzó frente a ella, dejando un rápido beso sobre su nariz.

La gata se agitó, liberándose de sus manos y escondiéndose debajo del sillón.

Freen rió, su híbrida se avergonzaba rápidamente y eso la hacía mil veces más adorable.

𝓑𝓪𝓭 𝓛𝓾𝓬𝓴 ⌂ 𝙵𝚛𝚎𝚎𝚗𝙱𝚎𝚌𝚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora