2 •El Vals de los Amantes Prohibidos•

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Los imponentes muros de cristal se levantaban en todo su esplendor, brillantes y pulcros como un diamante. Miles de trabajadores estaban reunidos, trabajando con gran precisión, formaban con cada parte un esplendoroso invernadero.

Pero no uno cualquiera, uno especialmente echo para un baile. Pero no cualquier baile, era el baile real.

En donde todos están invitados, desde la realeza hasta los plebeyos, esperaban el tradicional "vals de los amantes"

Que muy acordé a su reino, se decía que si una pareja lo bailaba bajo la luz de la luna, la música uniría sus almas por la eternidad.

Y el más emocionado en todo esto, era el rey, se encontraba tan encantado, ya que sabía que tarde o temprano su hijo se enamoraría de su princesa y que mejor ocasión para concretarlo que está.

Estaba tan emocionado que ordenó a la servidumbre que el baile de esta noche fuera el más grande de toda la historia del reino, que sacarán toda la vajilla fina y que prepararán un banquete exquisito, que trajeran a la mejor orquesta del reino, hasta mando fabricar la más bella y costosas de las pelucas, todo para que la princesa se luciera en el baile de esta noche. Todo tenía que ser perfecto para la pareja de príncipes.

Ya podía escuchar las campanas de bodas y a sus futuros nietos corretear por el castillo después de esto.

Mientras el rey bailaba en un pie, ageno a todo festejo, el príncipe Changbin paseaba por el jardín, buscando entre los rosedales la más marchitas de las flores.

Esas de las que los jardineros estaban encargados de cortar y desechar ni bien las vieran, porque según ellos arruinaban las vistas del jardín.

Sin embargo, cuando el príncipe Changbin encontró por fin una de estas cerca del suelo, la acunó con delicadeza entre sus manos, procurando que ningún otro pétalo seco se desprendiera de la flor.

Acercó está a su nariz, detectando de inmediato el perfume casi diluido de la rosa con un toque añejo y seco, sonrió al saber que no se equivocaba, exactamente ese era el aroma de su amado Hyunjin.

La rosa marchita que habían apartado de su jardín, y que sin embargo, seguía siendo la más hermosa de todas.

Dirigió su mirada un segundo hacia el castillo, donde todos se encontraban presurosos por cumplir con los preparativos, ya que ellos también querían bailar con su persona especial.

Lo que lo llevaba a preguntarse mientras soltaba otro de sus interminables suspiros, ¿Podría él bailar está noche con su persona amada?

¿Siquiera vendría o pensaría en él?

Su corazón seguía esperanzado a pesar de todas las dudas, así que posó sus labios en la rosa seca con añoranza. —Mi amado Hyunjin...

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Viajando en las profundidades del bosque, justo en donde el follaje se espesa y ni un rayo de luz alcanza a colarse.

Justo ahí, se encontraba un oscura cueva echa de rocas, de donde emanaban humos negro y luces de colores.

Una pequeña hada, no más grande que una taza de té, se coló entre las rendijas de la cueva para espiar un poco al brujo.

Volando alrededor, podía ver como éste revolvía el enorme caldero que contenía un burbujeante mejunje, el hada, que ya conocía las mañas del brujo, no tardó en hacerse una idea de lo que era.

—¡¿Estas haciendo un veneno?!— Pregunto espantado el hada.

—Claro que no, estoy haciendo estofado, es mi cena.— Hablo despreocupado, pues ya había sentido la presencia del hada. —¿Qué te trae por aquí, Felix?

El Cuento De El Principe Y El Brujo || (ChangJin/ HyunBin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora