CANSAT FUERA DEL MAPA

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Londres es una ciudad hermosa, pero se vuelve aburrida cuando estás acostumbrada a ella en cuando, a mi obsesión con los pueblos, los recorro uno por uno buscando historias contadas por ancianos. Ahí conocí cansat, un pueblo a kilómetros que no se encuentra ubicado en el mapa. Un pueblo pequeño adentrado en el bosque.

¿Cómo sabía de él?

Desde niña estaba obsesionada con los libros de misterio y ficción, también de las historias contadas por mis abuelos y lo que encontraba en YouTube — que por cierto había historia un poco perturbadoras que no eran para nada ciertas o a menos eso creía —Supe de cansat porque en una cafetería a mitad de camino escuche a dos chicos hablar de ella, dicen que hay suceden cosas ilegales y que la policía no se atrevía a adentrarse a ese lugar. A cansat le dicen el pueblo sombrío, el lugar perfecto para cometer un asesinato y que nadie se dé cuenta.

Camino de lado a lado señalando cada punto del mapa pegado en la pared de mi habitación sobre mi escritorio con una copa de vino. Una chica de veintitrés buscando historias locas para complementar la historia que escribía clasificadamente para ser publicada en algún cierto punto, mi sueño era ser escritora, pero fue frustrado gracias a mi madre y a mi padre que estaban obsesionados con el periodismo. Mi padre era director de uno de los periódicos más importantes de la ciudad, mientras mi madre era oficial de policía llevando casos clasificados que yo accedía ilegalmente.

Vivía sola, en un apartamento en los suburbios de Londres, sin padres y ningún adulto que me vigilase.

Escucho sonar mi móvil

— ¡hola mama!

Me siento en el borde de mi cama.

— ¿estás en casa?

Escucho el sonar de la sirena de fondo

— si

me tiro de golpe postrando mi mirada en el techo de zinc

— quiero que vengas a cenar con nosotros como en los viejos tiempo

— Lo siento mama, yo ...

Ella interrumpe

— solo por esta noche.

¿Como decirle que no a la persona que me dio la vida?

— está bien — Viro los ojos

Las cenas familiares no eran mis fuertes y menos cuando toca discutir sobre temas personales, políticas o escuchar a papá, hablar por su móvil, discutir temas de trabajo.

Tomo mi motocicleta y me estaciono a fuera de un supermercado, aprovechando para comprar una botella de vino y un bote de helado para mi hermano menor.

Mis padres Vivían en el centro de la ciudad, una gran casa blanca de dos pisos con un enorme jardín y un letrero con el apellido de nuestra familia — devuelta en casa

y cuando estoy en frente de la puerta a punto de tocar el timbre veo a Maison justo frente a mí.

— Pensé que no volverías? — gesticula. Pego la botella de vino a su pecho casi dejándola caer en sus manos mientras lo escucho quejar, la verdad no me importaba — Mis padres están esperándote en la cocina.

Sin responder ni una sola palabra me adentro de lo que parecía mi viejo hogar, aunque un poco modificado del todo, las paredes estaban llenas de placas de mama y de títulos, credenciales y medallas de mi madre, mientras que había una estantería llena de trofeos de futbol de mi hermano con sus medallas de honor de la universidad. Mientras que a mí solo me tenían en un pequeño cuadro pegado en la pared junto a mi diploma de bachillerato.

Interesante

veo salir a mi madre con una bandeja de rollitos de salchicha con queso mozarela mi papá con una bandeja de pollo y papas fritas.

— Samanta — la sonrisa fingida de papa era más que evidente que no le agradaba verme de nuevo por la casa luego de haber incendiado su auto

— soy june.

— Para nosotros eres samanta— replica mama

— No gastes saliva con ella ma— Maison le da un sorbo a su malteada de proteína

— Cuando dejaras de lamerle la suela a mis padres — se levanta de donde estaba dirigiéndose a mí.

—¡BASTA!

Una noche larga.

Todos nos quedamos mudos mirándonos la cara hasta que mi madre agrego

— ¿aún sigues obsesionada con ese viejo pueblo?

— primero que nada no es una obsesión. Y sí, sigo investigando sobre él.

Veo la reacción de mi padre, aún seguía inconforme conmigo por haber abandonado la carrera de negocios para seguir con la tradición familiar.

— No discutiré sobre eso — asiento mientras me llevaba un bocado de pure de patata

— queremos un bien para ti.

— si de verdad quisieras lo mejor para mí, me apoyarías en mi sueño de llegar a ser una gran escritora

— claro que te apoyo — intenta tomar mi mano pero la retiro enseguida

— No digas incoherencias, madre.

— solo siento de que estás perdiendo tu vida detrás de historias contadas para asustar niños por las noches — ella se levanta de la silla llevando los platos a la cocina mientras yo la sigo.

— Necesito que me ayudes a acceder a la base de datos de la policía de Londres.

Ella comienza a fregar los platos

—No haré eso

—¿Por qué?

Ella da media vuelta tomándome de los hombros

— No le entregaré a mi hija información de un pueblo donde suceden cosas ilegales que la policía no puede acceder hasta no tener suficientes pruebas.

Sabía que ella ocultaba algo, pero ¿por qué?

— solo prométeme algo

sigue tomándome de los hombros, podía ver el miedo por primera vez en sus ojos verdes

— qué mama

— que no iras a ese lugar.

Una promesa que sabía que no podía cumplir, pero aun así mentí.

— está bien, tú ganas.

Yo era fan del misterio, pero esto estaba fuera de mi fanatismo. Solo quería saber la verdad y la historia no contada detrás de ese pueblo.

hasta que recibi un mensaje de texto 


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[DARK TOWN]●✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora