El inicio del viaje

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-¡Aqui el explorador David con el primer reporte de esta aventura!, me ubico en Vancouver,es el 12 de Enero del año 2027 hoy es el gran día, el día en el que por fin saldre de la base a dar un regalo especial a una persona especial que se perdio en el infinito- Comentaba aquel explorador a una grabadora digital, un pequeño instrumento que graba las voces en una memoria micro USB.

Este se rascaba una de sus orejas felinas, ya que el era un "Neko" una especie similar al ser humano, la única diferencia es que estos poseen orejas felinas. Al terminar de rascarse volteaba a su derecha, directo a un escritorio, en donde había una cajita morada, el regalo para aquella persona.

-En 5 minutos partimos, solamente tengo que guardar unas cosas escenciales para la misión y por supuesto buscar a mi compañero, el cual debe de estar en...algún lugar del cuartel general, ya lo encontraré por ahí, como sea, haré el siguiente reporte cuando tenga el equipo y a mi acompañante, ¡David fuera!- Apretaba el botón rojo de la grabadora, con el cual provocaba que la grabación se detuviera, acto seguido la guardaba en uno de sus bolsillos.

-Bien, necesito unas pocas cosas mas- David caminaba a una esquina de la habitación donde se encontraba, su cuarto en realidad. Agarraba una mochila, en donde metió aquella caja morada, una chamarra, un celular y sus llaves, por supuesto. -Veamos, el regalo, un traje termico, mi medio de comunicación para pedir refuerzos y mi clave de acceso, perfecto- cerraba la mochila y la colgaba en su hombro derecho. -Bien, hora de ir por Mateo, espero que este listo- Dio unos pasos hacia la puerta y agarraba la perilla, sin embargo se detenia ya que recordo algo de ultimo momento. -Oh, casí se me olvida- dio media vuelta y camino hacia su mesilla de noche, abrio el cajón de esta y saco un arete morado y se lo ponía en su oreja derecha. -Bien, perfecto- Una vez listo salio de su habitación y caminaba por el pasillo hasta llegar a la sala del lugar.

-¡MATEO! ¿Donde estas?- Miraba a su alrededor en busca de Mateo, hasta que logro verlo gracias a ese pelaje blanco que cubria todo su cuerpo, un felino acostado en la mesa de la sala, reposando y descansando pacíficamente sobre aquella madera. David caminaba hasta estar delante de la mesa y se agachaba para estar a la vista del gato cuando se despierte. -pss, oye Mateo, despierta...hoy es el gran día- David toco suavemente la nariz del gato tratando de despertarlo sin que se enojara y lo consiguió pues poco a poco abrió los ojos hasta tenerlos completamente abiertos.

-Buenos dias dormilón ¿estas listo para una nueva aventura?- El gato se levanto y al poco tiempo se estiro y bostezo al mismo tiempo. -Tomaré eso como un sí, ven aquí pequeño- David agarro a Mateo cuidadosamente y lo subio a su hombro, de el cual no se bajaría a voluntad propia, pues el gato estaba bien entrenado. -Preparate, es hora de salir-

David se acercaba a una puerta doble ubicada justo delante de la mesa y sin pensarlo dos veces jalaba las manijas, abriendo las puertas las cuales daban acceso al balcon, pues el cuartel general era un departamento y David vive hasta arriba del edificio. -Aqui vamos Mateo- David salia al balcon y cerraba ambas puertas, acto seguido se acercaba a la barandilla izquierda y se subía, agarrándose de la pared para evitar caerse.

Ahi mismo veía una tuberia ancha, la cual la usaria para subir al techo del edificio, era un niño bastante ágil, ademas de que tenia habilidades felinas por su especie. Al estar hasta arriba tenia la vista perfecta de toda la ciudad, edificios, carros y aviones, eso veria una persona normal, pero a los ojos de un aventurero como David, vería edificios tecnologicos, transporte y naves que sobrevuelan aquellas piezas tecnologicas.

Daba un pesado suspiro con el cual tomaba fuerzas y bajaba sus nervios. -Hagámoslo, tenemos un regalo que entregar y un largo camino por recorrer- Daba los primeros pasos, los edificios estaba pegados unos a los otros, al rango que podia llegar unos a los otros con un simple salto.

Es oficial, la aventura de David y Mateo había empezado.

El Pequeño ViajeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora