002

77 9 1
                                    

¡¿PARÍS?!

Marc no podía creer absolutamente nada de lo que salía de los labios de su madre. ¿Vivir en París? ¿Ascenso? ¿CONOCER A SUS ABUELOS PATERNOS? Cuando creyó que nada más podría sorprenderlo, su madre se acercó a su bolso para sacar una caja blanca que puso en sus manos, era pesada y en cuanto Marc notó qué era, se sintió mareado.

¿Un celular?– Marc siempre había tenido el mismo celular desde que tenía memoria, un pequeño celular color negro algo viejo y con algunos stickers que le había pegado su yo más pequeño de caritas y balones de fútbol. El aparato apenas servía para llamadas y mensajes, y con muchísima suerte podía escuchar musica o ver vídeos, pero él no se quejaba ya que era de su madre, y nunca le había dado problemas.

Sin embargo, el celular que se encontraba ahora mismo en sus manos era muy moderno y lucía demasiado caro, era de los celulares más recientes con pantalla touch y un bonito color negro mate. Incluso venía con una funda transparente para protegerlo y unos audífonos color blanco que hacían juego con el cargador. Se preguntó de dónde habría sacado el dinero su mamá para conseguir un teléfono así, o cuántas horas extras le había costado para juntar el dinero, afortunadamente su madre pudo notar su expresión de confusión y decidió darle respuestas, aunque no fueran exactamente las que él esperaba.

Es un regalo de tus abuelos, los que viven en París.

Miró el celular con detenimiento y lo prendió, preguntándose a si mismo por qué razón sus abuelos querían conocerlo tan de pronto, considerando que llevaban al menos 10 años sin tener contacto alguno con él o su madre, especialmente después de lo de su padre.

Por lo que sabía, su padre era francés, de ahí venía su primer apellido: Anciel, lo cual lo volvía a él en parte Taiwanés y parte Francés. Realmente no sabía mucho de su familia o Francia en general, con muchísima suerte sabía algunas palabras básicas del idioma y sabía sobre la Torre Eiffel, pero era tanto su enfoque en sus estudios aquí en Taiwán que nunca se pudo dar la tarea o el tiempo de investigar un poco más.

El viaje de ida es totalmente pagado por la empresa y pude conseguir un departamento similar a este allá– empezó a explicar su madre, observando cómo el chico miraba con sorpresa las funciones del celular –Nos iremos en dos semanas.

Espera, ¿Dos semanas? ¡Eso era muy poco tiempo! Marc sentía que de pronto una gran tristeza lo invadía al pensar que cuando finalmente estaba por conseguir una amiga, no podría verla más. ¿Estaría bien si sólo se comunicaban con su nuevo celular? Tendría que preguntárselo mañana, por el momento su madre se había ido a duchar y Marc pensó que lo mejor era terminar su tarea para al menos entregar eso y no irse con problemas, ya mañana seguiría cuestionando a su madre acerca de todo esto.

Otro día había empezado, Marc abrió los ojos sintiendo que lo de ayer había sido alguna especie de sueño extraño hasta que volteó y vió ahí el nuevo celular junto al antiguo, ambos cargándose. Se levantó dispuesto a empezar su rutina diaria de ir al baño, lavarse la cara y después prepararse para ir de nuevo a la escuela. Para la buena suerte de Marc, era viernes así que tendría algo de tiempo libre para investigar sobre París y no llegar allá siendo completamente ajeno al país.

Para cuando Marc empezó a alistar su mochila, su madre ya estaba de camino al trabajo, se aseguró de dejarle un poco de comida y dinero para que se llevara, y en poco tiempo Marc ya estaba dirigiéndose hacia la escuela.

Decidió averiguar un poco más de su nuevo celular, descubriendo cómo poner música y de pronto su camino ya no era tan silencioso y aburrido. En cuanto se encontró a si mismo frente al edificio de la escuela, se aseguró de guardar bien su celular e ir directamente a su salón de clases, donde se sentó y sacó la pequeña libreta negra donde escribía. No pasó mucho para sentir una presencia sentándose a un lado suyo: era Olivia.

¡Buenos días Marc! ¿Terminaste la tarea de ayer o necesitas ayuda?– preguntó la chica, acercándose a ver qué hacía el contrario. Después miró con atención mientras que el contrario escribía con un rostro de concentración máxima, tuvo que repetir la pregunta para sacar a Marc del trance en el que se encontraba.

Lo siento– se disculpó –Sí, la terminé, por suerte me pude concentrar lo suficiente para terminar todo lo que tenía atrasado y lo entregaré hoy.

Olivia parecía feliz de oír eso, y lo demostró con la gran sonrisa que le dedicó al más alto. Él, sin embargo, pensó que lo mejor era soltarle las noticias de una vez antes que esperar más tiempo.

Olivia, voy a mudarme a París.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 01, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

inesperado : lumarcanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora