El llegar de la noche

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Sentía como la paz y el silencio invadían cada tramo de la habitación.

La Luna era testigo de sus pensamientos mientras sus ojos se encontraban cerrados. 

Sabia que pensaba en él. Sabia que entre sueños buscaba sus manos, escapando del frio hasta llegar a sus brazos donde se encontraba lo que su corazón tanto añoraba, sin embargo, que era totalmente incapaz de explicar.

El calor de su abrazo, las caricias que dejaba en su cuerpo, recorriendo suavemente sus brazos subiendo lentamente hasta llegar a su rostro. La dulzura de sus labios.

Neteyam: Aonung.. -susurro  sintiendo como sus labios rozaban de una forma tan tentadora que apenas podía contenerse para no terminar con esos milímetros de distancia que le impedían besarlo-.

Aonung: Neteyam.. -Susurro-. Despierta..

Sus ojos se abrieron de golpe y su acto reflejo, fue poner al que estuviera cerca debajo suyo.

Aonung: ¡Neteyam, calma! Soy yo -Jadeo al estar debajo suyo-.

Neteyam: ¿Aonung? -Lo observo desde arriba sintiendo como sus mejillas se ponían calientes-.  ¿Qué haces aquí? por Eywa.. ¿quieres matarme del susto?

Aonung: ¿Yo matarte a ti? Neteyam, estas encima mío

Neteyam: Oh.. ah.. -Soltó una risita-. Son reflejos de cazador y además, soy un guerrero. Estoy seguro que no lo entenderías

Aonung: ¿Así? -Sonrió.  De un momento a otro tomo a Neteyam de las manos y lo giro para ponerlo debajo colocando las manos a sus costados-. Yo también soy cazador.

Neteyam: Aonung.. -Hablo bastante sorprendido por el repentino movimiento. Se sintió bastante mas pequeño al estar de bajo de él.-

Se miraron a los ojos por unos minutos.

Aonung: Yo.. -carraspeo la garganta y se quito de encima poniéndose de pie.- Vine por que tus hermanos se fueron primero y me pareció extraño no verte, así que, vine a buscarte. Pero.. te veías tan cómodo que decidí dejarte dormir un poco mas. Mal agradecido.

Neteyam: Perdón, es que yo.. me asuste ¿estabas tocándome? Yo no hubiera reaccionado así si solo me hubieras hablado. 

Aonung: Pff ¿disculpa? Ya quisieras. Vámonos, es hora de tus clases. 

Neteyam: Si señor.

Ambos salieron del lugar y caminaron hasta llegar a la orilla del mar. Lo único que podía escucharse era el constante sonido del agua chocando contra la arena. 

Aonung se sentó en la arena y lo miro esperando a que este hiciera lo mismo.

Aonung: Respira profundamente.. desde aquí -Coloco una mano en el abdomen de Neteyam-. Exhala despacio y siente como tu cuerpo se relaja mas y mas..

Neteyam: Uff..

Cerro sus ojos. Intentaba estar tranquilo, pues esa escena se sentía como una especie de Deja Vu. Era algo que no específicamente él había vivido pero si presenciado. No quería que pensara que era raro.

Aonung: Siente.. la energía en tu pecho. El latir de tu corazón recorriendo cada parte de tu cuerpo. - Acerco su mano con cautela y lo tomo por la barbilla levantando su  rostro-. Abre tus ojos..

Abrió sus ojos lentamente y observo el basto océano.

Aonung: El camino del agua no tiene principio ni final, Neteyam. El mar esta a tu alrededor y en tu interior. El mar es tu hogar, antes de tu nacimiento y después de tu muerte. Nuestros corazones laten en la matriz del mundo, nuestra respiración arde en la sombra de la oscuridad. El mar da.. y el mar quita. El agua conecta todas las cosas, la vida y la muerte, la oscuridad y la luz. -Hablo con suavidad-. 

Reminiscencia InmortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora