1- \la chica\

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Azriel

Llueve...

No sabía que era pasar por la muerte de un ser querido o que de verdad me importara hasta hoy...

La lluvia fría cae bruscamente empapandome pero no siento nada, no puedo sentir nada más aparte de este dolor tan oprimente en mi pecho, me cuesta respirar y siento como cada extremidad de mi cuerpo se adormece, las lágrimas aún siguen nublando mi vista y aprieto los ojos con fuerza sabiendo que al volverlos abrir no cambiará nada...

Mi mamá no regresará por más que lloré y siga tumbado sobre su tumba, se pasan las horas de una forma tan lenta que duele, es como si el tiempo se fuese detenido. No quiero abandonarla, no quiero irme de su lado, no puedo dejarla otra vez sola...

Sigo temblando y me pego las rodillas al pecho haciéndome un ovillo, recuerdo su sonrisa tan dulce, los abrazos que me hacían sentir tan seguro, esos ojos tan brillantes y que estaban llenos de vida. El cansancio me baja lentamente, simplemente no puedo más, vuelvo apretar los ojos con la esperanza de morir de una hipotermia o algo que acabé con el dolor, no quiero seguir con una vida en la que ella ya no esté.

Soy un fracaso yo fui quien la hizo pasar por un momento horrible, por mi culpa perdió a su esposo y luego de eso perdió a su hijo, porque yo la abandone! nunca más la busque o trate de conseguir otra vez su amor! yo fuí el causante de sus desgracias y no estuve a su lado cuando ella me necesito! fui un mal hijo y no creo que ella me perdone donde sea que esté ahora..

Escucho como se acerca un auto y una luz me apunta a la cara, me siento jodidamente mal, no quiero levantarme y afrontar la realidad, porque duele mucho..

Tras unos segundos escucho una puerta cerrarse y pasos annresurados, unas manos que se sienten cálidas contrastan con la piel fría de mi mejilla tocándola delicadamente, abro los ojos lentamente para tratar de protestar y gritar que me dejen en paz y se larguen, ahora quiero estar solo.

- Hey, estás bien? despierta porfavor - es una chica, su voz es suave pero a la vez temblorosa, parece que fue quien hizo la llamada y trato de verla mejor, suelta un suspiro al ver qué me muevo, es delgada, su piel es pálida y tiene unos ojos negros en los que se refleja el temor.

- Vete - digo secamente, no se qué hora es, me duele todo el cuerpo y al sentir bajo mi espalda el yeso húmedo no puedo evitar el nudo que se forma en mi garganta, pasan un par de minutos y cuando vuelvo a entreabrir los ojos sigue ahí, sin despegar los ojos de mi.

- Porfavor levántate te puedo llevar a tu casa si quieres, no puedes quedarte aquí tirado es peligroso y te puedes enfermar - su voz es apenas un susurro tembloroso.

- Quiero estar solo, porfavor vete - me enderezó un poco apoyándome con los codos quedando a unos centímetros frente a ella que se encuentra agachada a una muy corta distancia.

- Solo quiero ayudarte - murmura suavemente extendiendo su brazo para ofrecerme la mano mientas se endereza y agacha la cabeza.

Dudo un momento pero sus ojos están cargados de necesidad y súplica, no me queda de otra que levantarme con su ayuda.

- Puedo tomar un taxi - hablo tratando de ver cualquier cosa que no sea la tumba de mi madre y al final ella parece una mejor opción así que la miro fijamente, aunque ella aparta la mirada con siento rubor en las mejillas.

- Te vez muy mal, solo deja que te lleve y te dejaré en paz, vamos - su mano aún sostiene la mía, así que trata de jalarme con suavidad y me dejo guiar, es como si mi alma fuera abandonado mi cuerpo se siente un gran vacío en mi pecho y un sabor amargo en la boca.

- Lo siento - murmuró dándole una última mirada a dónde ya se encuentra mi madre bajo tierra..

Llegamos a un pequeño auto azul y me abre la puerta para que entre, obedezco y me siento, ella cierra la puerta y rodea el auto rápidamente para acomodarse en el lado del conductor, enciende el auto y la calefacción mientras yo mantengo la vista en ella, pero volteo hacia la ventana cuando me echa una ojeada nerviosa.

Ella no dice nada en todo el camino y se lo agradezco, solo me echa algunas miradas. Yo me fijo por la ventana en como se deslizan las gotas por el cristal, minutos después el auto se detiene y miro por la ventana la casa en la que solía vivir con mamá, ahora estaré sólo otra vez, porque ella no estará cuando yo cruce esa puerta como debí hacerlo hace años, cierro los ojos un momento y trago saliva con dificultad.

- Quieres quedarte en mi casa está noche? - pregunta la chica a mi lado y abro los ojos confuso, ella abre mucho los ojos y se sonroja - digo si no quieres entrar claro - dice rápidamente.

- Porque haces esto? - la miro con intriga y desconfianza a partes iguales, no la conozco o por lo menos no que yo recuerde.

- Te lo explicaré luego, te lo prometo - su voz suena sincera, le echó otra ojeada a la casa y una presión de dolor cruza mi pecho, al final asiento lentamente y ella se endereza para avanza hasta la esquina del vecindario y se detiene en el garaje de una casa de dos niveles, no la recuerdo pero no sigo preguntando.

- Vamos - apaga el auto y sale, yo la imitó aún dudando, ella al ver qué me quedo junto al auto y no me muevo da unos pasos en mi dirección tomando mi mano y jalándome para cruzar el jardín lleno de flores que hay en el frente de la casa, la lluvia ya a sedado y solo queda una ligera llovizna.

Al llegar a la puerta tras subir unos pequeños escalones saca unas llaves de su bolsillo trasero abriendo la puerta y jalándome el brazo para que entre, no me doy tiempo de ver gran cosa porque ella me sigue arrastrando hacia unas escaleras para subir al segundo piso, las vamos subiendo en silencio hasta llegar a un pasillo que tiene cuatro puertas una frente a otra, nos detenemos en la primera de la izquierda y la abre haciendo que entre con ella, es una habitación de buen tamaño muy ordenada, tiene las paredes verde manzana y las sábanas de la cama son de color gris y blanco, tiene una mesita de noche con una lamparita, una repisa pequeña llena de libros, un pequeño armario de madera al fondo, unas cortinas que hacen juego con las sábanas y veo en una de las paredes una puerta que supongo es el cuarto de baño, ella carraspea nerviosa al soltar mi mano y dirigirme una mirada que no se interpretar.

- Yo..ya regresó.. e espera aquí.. - se da la vuelta y casi sale corriendo por el pasillo, avanzo lentamente quedando en medio de la habitación y observo un par de libros que están en la estantería, tras haber transcurrido unos minutos vuelve aparecer y me giro en su dirrección.

- Mm..he.. toma aquí tienes ropa, es de.. mm mi hermano la dejo aquí antes de irse, puedes ducharte y descansa un poco, lo necesitas.. - señala una pequeña pastilla que dejó sobre la mesita de noche con un vaso de agua - es para el resfriado por si acaso..

- Gracias - es todo lo que se me ocurre decir en medio de una situación tan rara.

- Estaré..mm.. en la puerta de en frente - señala por la puerta - que descanses Azriel.

Hago una mueca, pero cuando le iba a preguntar cómo sabía mi nombre ya se había ido y recordé que si ella era quien me llamo claro que lo sabría, di unos pasos hacia la cama para recoger la ropa que era una camiseta negra y unos pantalones de algodón, los tomé y di la vuelta para ir al cuarto de baño, tras dudar un momento abrí la puerta, era un pequeño baño no era gran cosa pero estaba bien, me quite rápidamente la ropa mojada y la dejé en el lavabo para dirigirme a la ducha y que el agua tibia me empezará a caer, sin poder evitarlo empecé a recordar todo lo que ha sucedido este día, cierro los ojos y empiezo a recordar su piel pálida, ojos negros, nariz pequeña y ligeramente roja por el frío, su figura delgada. Pero lo que aún no entiendo es el porque se molestó en ayudarme y no me dejo morir como cualquier otra persona haría, porque fue amable conmigo, ni me conocía, o si?, no entiendo nada, miro la mano que me sostuvo y la aprieto en un puño.

- Quie eres - susurro dando un suspiro y saliendo de la ducha tras unos minutos, me pongo la ropa que me dió y me acerco a la puerta para salir de la habitación pero me detengo antes de tocar la manilla y retiro la mano, es mejor esperar a mañana.

Me doy la vuelta y me siento en una orilla de la cama tomando el vaso de agua y la pequeña pastilla en mi palma, dudó unos minutos pero el final me la tomó que más da ya no tengo nada que perder, dejo el vaso otra vez sobre la mesita y me tumbó boca arriba con la vista fija en el techo pasándome las manos por la cara y el pelo tras soltar un suspiro de cansancio, no quiero pensar más, ya está bien por hoy, ya mañana veré qué hago, cierro los ojos y tras unos minutos el cansancio gana y me quedo dormido.

Nota de la autora: holaa para todos espero les esté gustando la historia y bueno no se olviden de dejar su voto y comentarios yo los responderé encanta, gracias y chaoo nos vemos en otro capítulo. 🖤🖇️📖✨

Lo siento Donde viven las historias. Descúbrelo ahora