Dos

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JungKook observaba aquel chico tirado en la roca. Su ceño estaba fruncido con molestia. Aquel chico había entrado así sin más a sus dominios, sin el percatarse de ello. Eso lo tenía molesto.

Su nariz comenzó a olfatear al chico. hurgando en su cabello, su cuello, su pecho y su entrepierna. Su olor no era desagradable, a decir verdad, para su olfato era una delicia, no como el de la mayoría de humanos que había conocido, salvo aquel hombre que su olor era tolerable al cual frecuentaba para saciar sus deseos. Pero nada comparado con el aroma de ese joven desmayado frente a él, un olor exquisito para sus fosas, olía como una flor exótica de su bosque, aquellas que solo una vez en vida puedes hallar.

Su pecho golpeteo fuerte, haciéndolo sonreír, sus brazos envolvieron al chico levantándolo y llevándolo al que él llamaba hogar.

El cuerpo del chico comenzó a moverse dándole señales a JungKook que estaba despertando. Después de varios parpadeos sus ojos se encontraron. Jimin tardo unos segundos en recordar la situación en la que se había metido. De un brinco se alejó de aquel chico, arrinconándose.

Se encontraba en una cama bastante cómoda, incluso más que la de él mismo. Había pieles que cubrían y le daban calor. Estaba en una cabaña. Busco una puerta o algo por donde pudiera correr. Encontrando una al fondo del lado izquierdo.

-bebe- el peligris le tendió un cuenco con lo que parecía agua, Jimin negó mirando ahora sus ojos los cuales eran negros- bebe-ordeno nuevamente, el chico acepto el cuenco olisqueándolo- solo es agua- confirmo el peligris

-gracias- susurro Jimin si saber que más decir, trago haciendo una mueca de dolor, El peligris se levantó rápidamente después de verlo quejarse

Jimin lo observo ir hacia el otro extremo de la cabaña. Con mucho cuidado se levantó, sus pies estaban desnudos. Busco sus zapatos sin ver rastros de ellos. Suspiro y como un gato camino sin hacer ruido. sus pies se detuvieron al ver aquella cabaña, eran muy grande y además era bonita, era hogareña

-bebe esto- su atención se fue a la voz tras él, dando la vuelta, el chico le tendía otro cuenco humeante, quitándole el que antes le había dado- te ayudara- comento, con un poco de duda, probo aquel líquido. Y para su paladar, el sabor era dulce y agradable, su garganta lo aprecio.

Dudando un poco por la situación tan confusa el pelinegro se animo a hablar.

-cómo te llamas- pregunto Jimin mientras daba sorbos pequeños

-JungKook- sin titubear le respondió, para el pelinegro la mirada de JungKook era intensa- el tuyo- le pregunto devuelta

-Jimin- susurro dando el ultimo sorbo aquella infusión caliente, Kook tomo el cuenco llevándolo a la mesa que estaba a un costado.

Jimin no entendía que sucedía, ¿era un sueño acaso? O ¿Se abría golpeada la cabeza? su ceño se frunció un poco confundido primero quiso matarlo y ahora lo cuidaba. A pesar de todas las contradicciones que su cabeza le decía, se sentía espantosamente cómodo frente aquel hombre. Suspiro dejando de pensar un momento.

Sus manos masajearon su cuello, estaba seguro que tendría algún morete, el peligris regreso frente a él. dándose cuenta de lo que sus manos habían provocado en la piel de Jimin. un sentimiento de culpa lo invadió, se acercó al chico tomando sus hombros con suavidad sus ojos se encontraron.

-te duele mucho- pregunto Kook examinando el cuello del contrario

-solo una molestia- la voz de Jimin salía tan tenue

-hare que no duela- le respondió el peligris

Jimin vio como este se acercó a su cuello, sus manos apretaron los brazos del contrario al sentir como la lengua del chico lamia por encima de las clavículas, donde el presentía tenia los moretes.

La lengua de Kook se paseaba a sus anchas por el delicado cuello del pelinegro, dejando rastros de saliva a su paso, curando la piel irritada.

-mmhhum- un jadeo involuntario salió de los labios de Jimin, quien intento alejarse del contrario, pero este lo sostenía firmemente por sus hombros sin llegar a lastimarlos.

Kook a pesar de que su intención había sido solo curar aquellos feo moretones en su cuello, ahora sus labios besaban las clavículas y el costado de su cuello, aquel suave jadeo basto para nublarlo en deseo.

-espera- lo que intentaba ser una palabra firme para Jimin, salió en un suave y erótico jadeo.

Y es que para Jimin, aquellas sensaciones eran completamente nuevas. A sus tan solo 19 años jamás había ocurrido algo como aquello. Su mente no lo dejaba pensar con claridad. A su cuerpo le gustaba lo que aquel chico le hacía. Y sus oídos gozaban al escuchar aquellos apenas audibles gruñidos de satisfacción que soltaba el peligris.

JungKook comenzó a subir por la barbilla del chico, dejando pequeños besos y lamidas por este. Se separo un poco del pelinegro, su respiración era agitada, admiro su rostro, sus ojos estaban cerrados y su boca ligeramente abierta, le gusto lo que veía, una belleza sin igual para sus ojos. Sus mejillas acolchadas y esos labios rellenos, su pequeña nariz era una preciosura. Sonrió con arrogancia.

Aquel pequeño chico era para él, y no podía estar más extasiado con esa deducción. 

Destino - JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora