❛ ⚽ ; loves !

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pov. Memo Ochoa

Llegué al hotel y mi único objetivo era ir en busca del Argentino. Si, el se encargaría del pequeño problema que tenía ahí abajo. Entre al elevador y marque el piso 04 en donde estaba el apartamento de Lionel, una vez que marcó mi llegada al piso salí del elevador y di una pequeña vuelta a la izquierda. Una vez ya enfrente de la puerta del apartamento y pensaba si tocarla o no, peor ya estaba aquí y no me echaría para atrás. Toque levemente la puerta y se escuchaba como una persona que acercaba y mi respiración empezó a dificultar y mis nervios comenzaron a ir más rápido. Una vez que se abrió la puerta ahí estaba el Lionel Messi, con solo una toalla envuelta a su cintura y gotas de agua callendo sobre su trabajado cuerpo.

- Hey Guillermo, pasa algo? - preguntó Messi.

- Claro, por tu culpa estuve todo el entrenamiento con un bulto y por que no venir y bajarlo - sonrie.

Messi quizo dar un paso asía atrás y ni pudo ya que lo había tomado de la cintura, le di una sonrisa para luego atacar sus labios y cerrar la puerta de un golpe. Baje lentamente mis manos asía su trasero y apretar fuertemente para que el de pequeña estatura dejara escapar un gemido y colocará sus manos en mi cuello para aumentar el beso. Y en un  abrir y cerrar de ojos ya lo tenía a él dadome una buena mamada y me sentía en la gloria.

- Miarda! Si, trajalo todo - dije riendo.

Lo tomé de los brazos y le di vuelta para comenzar a jugar con su entrada y solo podía escuchar como que quejaba.

- Cajaro! Guillermo entra de una vez - grito Messi.

Y como el lo pidió, entre de una sola vez y escuche como soltó un grito, el empezó a moverse y yo comenze a dar entoncadas más profundas. Los gemidos del Argentina eran tan exitanten que hacía que lo penetrara más fuerte y el mencionado solo podía arquear su espalda y apretar más fuerte las sábanas.

Solté un suspiro cuando me vine dentro del Argentino, el soltó un gemido y nos basto para que los dos calleramos en la cama.

- Me duele el puto orto, Memo - se quejo el Argentino.

- Eso no decías hace unos momentos - me burló.

El solo se rio y se acomodo en mi hombro y nos tapó a los dos. Para después caer en los brazos de morfeo.

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