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Lo que ambos querían era obvio y Jungkook ni siquiera se molestó en regresar al club. Llegó hasta la puerta de uno de los hoteles de lujo más bonitos de la zona y arrojó las llaves al aparcacoches. Yoongi estaba deslumbrado cuando el multimillonario lo llevó a través del deslumbrante vestíbulo. Jungkook se inclinó delante suyo y presionó el botón del último piso del hotel. Sus ojos se encontraron y Yoongi se sintió como si alguien le hubiese dado un golpe en la cabeza. El calor que pasaba entre ellos era abrasador. En cuanto el ascensor cerró las puertas, Jungkook lo atacó como si se estuviera muriendo de hambre y Yoon fuese la última barra de Klondike en la tierra.

Los labios se inclinaron sobre los suyos, atrapando el chillido de sorpresa y amortiguándolo con su propia boca. Presionó a Yoongi contra la pared del ascensor con un “ruido sordo”.

Fuertes brazos se apretaron a su alrededor, moldeando la completa longitud de su cuerpo contra la musculosa construcción del otro hombre. Yoongi suspiró de placer. Normalmente sus objetivos eran viejos con cabello gris, papada y dedos gruesos como salchichas. Tenían ese viejo olor a naftalina y aliento a cigarro rancio. Generalmente era todo lo que podía hacer para evitar las náuseas cuando le besaban y frotaban su vientre gordo contra él. Inspiró el limpio y masculino aroma del otro hombre mientras sus labios acariciaban suavemente los de Yoongi.

Jungkook comenzó a presionarlos juntos de manera más insistente, sus enormes y cálidas manos flotando en el cuello de Yoongi, trazando la suave piel con las palmas de sus manos. Sus ojos se encontraron, inocente azul y caliente dorado, y por un momento sólo se miraron fijamente con fascinación.

El ascensor sonó y les despertó a ambos de su neblina sexual.

Jungkook sonrió y Yoongi fue arrojado de manera brusca sobre el hombro de Jungkook. Chilló y pateó, pero todo lo que ganó fue un buen golpe en el culo.

El mundo giró sobre sí mismo una vez más y Yoongi aterrizó con un fuerte grito en la parte superior de la cama, las piernas abiertas de par en par. Jungkook se alzó sobre él como un depredador, quitándose la corbata y comenzando a desabrocharse la camisa. La boca de Yoongi se secó cuando el enorme pecho fue revelado, sus ondulados hombros, su cincelado paquete de seis y luego más abajo. Apretó las piernas juntándolas de manera inconsciente cuando el calor en su estómago casi abrumó sus sentidos. Jungkook se había quitado la ropa hasta llegar a sus bóxer y ahora se estaba moviendo para cubrirlo. Era ahora o nunca.

Rodó ágilmente desde abajo cuando el hombre grande tocó la cama. Se escurrió hacia el otro lado de la habitación como un ratón intentando evitar al gato. El valor líquido se había evaporado de su sistema y estaba asustado. Yoongi retorció las manos nerviosamente. Una bebida. Necesitaba hacerle una bebida a Jungkook. Si no dejaba inconsciente al gigante, realmente iba a terminar haciendo lo que sólo había pretendido hacer con los otros y nunca antes había hecho eso.

Tan irónico como era, realmente era virgen.

El chico se agachó detrás de la barra, poniéndola entre él y Jungkook.

—¿Te sirvo una copa? —Yoongi intentó sonreír de manera casual, sexy, aun cuando su estómago estaba atado en nudos. Jungkook era tan diferente de cualquiera de sus otros objetivos. Se sentía completamente fuera de su elemento, pero era hora de tomar de nuevo el control. Tenía un trabajo que hacer.

El hermoso jovencito tragó saliva e intentó no mostrar nerviosismo en su rostro cuando Jungkook se levantó de la cama y comenzó a merodear hacia él de nuevo como depredador.

Yoongi mantuvo las manos abajo detrás de la barra. Agarró rápidamente el decantador de whisky y sirvió un poco en un chupito, dejando caer las roofies de su bolsillo en la bebida. Casi había terminado de burbujear cuando lo levantó y fingió tomar un trago. Los dorados ojos de Jungkook parecían estar a punto de reír cuando se lo entregó. Lo sostuvo en su mano, pero no tomó un trago. Yoongi se masticó el labio con nerviosismo. Los ojos azules se fijaron en el ambarino dorado mientras Jungkook caminaba lentamente alrededor de la barra y Yoongi se dirigía en la otra dirección. Ambos rodearon la barra mientras Yoongi intentaba mantenerla entre ellos. El hombre se veía como un león hambriento y Yoongi se sentía como una gacela. De repente Jungkook se lanzó hacia él y salió pitando a través de la habitación, retrocediendo hasta que sus rodillas golpearon la cama.

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