05

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Yoon parpadeó ante la repentina luz brillante. Casi hubiese preferido quedarse en la oscuridad. Estaba aterrorizado. Su agitada mente seguía repitiendo la furia que vio en los ojos del hombre cuando se fijaron en su magullada mejilla. Pensó en la mano mutilada de Shibata y la pistola que Jungkook había manejado de manera tan experta. Jeon Jungkook hacía que Shibata se viese como un amateur. Nunca debería haber jodido a un hombre así y ahora era demasiado tarde, para él y su hermano pequeño.

Jungkook le sacó del maletero y le llevó a una habitación pequeña. Su corazón estuvo cerca de detenerse cuando sacó una navaja y agarró sus brazos, pero todo lo que hizo fue cortar la cinta adhesiva que mantenía sus muñecas atrapadas. Gentilmente colocó a Yoongi en una silla, se arrodilló y cortó la cinta de su boca.

—No podía tenerte haciendo ningún ruido en el maletero mientras la policía estuviese ahí. —Fue la única explicación ofrecida.

Yoongi estaba total y completamente confundido. —Jungkook, ¿Qué?

De repente la puerta detrás de Jungkook se abrió. Un hombre alto con gafas entró. Llevaba un niño pequeño de cabello oscuro con asustados ojos azules. La boca de Yoongi se abrió y cerró como un pez fuera del agua.

Jadeó. —¡Mingi!

—¡¡¡Hermano!!!

El pequeño corrió a través de la habitación cuando Yoongi se arrodilló. Con ambos brazos, envolvió a su amado hermano pequeño. Enterró su rostro en el cabello del niño y le apretó con fuerza. Sus hombros temblaban mientras intentaba retener las lágrimas. Durante mucho tiempo, meció a su hermano mientras Mingi sollozaba en su camisa. Sin Pensarlo dos veces, Yoongi se quitó la camisa y limpió el sucio rostro de Mingi con ella, sosteniendo un extremo en la nariz de su hermano.

—Suénate. —Dijo con una sonrisa. Mingi se sonó la nariz en la mejor camisa de vestir de Yoongi con un largo sonido de bocina y Yoon le ayudó a limpiarse. Estaba sucio y tenía moretones en los brazos.

Mingi levantó la mirada hacia él lastimeramente. —Hermano, ¿Dónde estabas? Los viejos malos no quisieron jugar conmigo y su comida no era tan buena como la tuya.

Yoon revolvió el cabello de Mingi con la mano y sonrió con tristeza.

—Lo siento mucho. Hice todo lo que pude por encontrarte.

La sonrisa del pequeño era radiante. —Lo sabía. ¡Sabía que lo harías! ¡Sabía que no te habías olvidado de mí!

—Nunca, compañero. ¡Nunca olvidaría a mi hermanito! ¿Estás bien?¿Estás herido en alguna parte?

Mingi sacudió la cabeza, y luego puso un regordete dedo en su labio inferior de manera pensativa. —¿Hambriento?

Definitivamente compartían los mismos genes. Yoongi se rió con ganas y acunó al pequeño de tres años en sus brazos. —Seguro, vamos a conseguirte algo para comer.

—¿¡Pocky!? —Exclamó Mingi de manera exuberante.

—Cualquier cosa que quieras. —La sonrisa de Yoon era radiante cuando sus ojos se encontraron con los dorados de Jungkook. Casi le sobresaltó, porque en su alegría, se había olvidado por completo de su audiencia.

—¿Cómo lo supiste? —Preguntó silenciosamente y los curiosos ojos azules de Mingi miraron alrededor para ver a quién estaba hablando Yoongi. Sus ojos eran una copia perfecta de los de su hermano mayor.

Jungkook miró al hombre con gafas. Dijo: —Por favor, lleva al pequeño afuera y consíguele algo para comer.

Mingi envolvió sus brazos alrededor del cuello de Yoongi como una soga, apretando tan fuerte como pudo, nuevas lágrimas comenzando a caer. —¡NOOOOO! —Aulló, negándose a ser separado de Yoongi otra vez.

thiefDonde viven las historias. Descúbrelo ahora