Capítulo IV: "Una vez más"

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Pequeñas gotas caían al agua de bajo de ellos, una tras otra, salpicaban creando pequeñas ondas en el líquido cristalino. Pequeños pétalos rosa suave, aterrizaban sobre las ondas, surcando como si fueran pequeñas balsas, danzando en el agua de manera pacífica. Las lágrimas que estaban en el rostro de ambos fueron iluminadas por unas luciérnagas volando cerca, los insectos volaban tintineando su característico color verde, Izuku levantó la vista, sin separarse del abrazo, visualizó los ojos color granate, Katsuki los tenía entrecerrados, apretando los labios, conteniendo el llanto. Para el peliverde esta acción se le hizo tierna, recuerda cuando el Kacchan que llegó a conocer, se sentía frustrado, siempre se iba a desahogar con él, no le daba miedo mostrarle sus lágrimas, Izuku veía estas acciones del rubio como el reflejo de su humanidad, no como esa coraza dura que le mostraba al resto del mundo.

—Kacchan. —El pecoso colocó su mano sobre la mejilla del cenizo, una vez más acarició con cariño usando su pulgar, fijó sus esmeraldas sobre el rostro contrario, quería asegurarse que en verdad estaba ahí. Tantas veces soñando con él o imaginándolo caminar por los pasillos de U.A. volteando a verlo de manera sería... O tal vez neutra... O tal vez sin vida... Queriendo borrar esa visión de su cabeza, la sacudió bruscamente.

—Oye Deku... ¿Estás bien? — El rubio colocó sus manos sobre el pecho del héroe, presionando para ganarse su atención.

—Sí... Es que hace mucho tiempo no te veía. —forma una sonrisa nerviosa, dirigiendo la vista a otro lado.

—Uhm... Deku

—¿Sí?

—Tengo mucho frío.

—¡¿Eh?! —el pecoso se da cuenta de los temblores del rubio, se quita uno de los guantes y toca la cara del contrario, ahí se da cuenta, todavía tocaban el agua, estaba fría, no tanto como en otoño o invierno, pero si lo suficiente para enfriar el cuerpo del más bajo. —¡Es verdad, perdóname Kacchan, no me di cuenta! —tomó al otro chico entre sus brazos, y levanta, casi como a una princesa, el agua escurre de sus ropas.

— Tsk... — Katsuki apretó los puños en el traje de Deku, tomó una gran cantidad de tela, cerró la boca fuertemente, crujiendo los dientes, ni siquiera podía hablar... Realmente tenía frío.

Midoriya dio un salto sobre el aire, activando el don de la séptima, se elevó surcando en las nubes, bajó su cabeza, para asegurarse cómo estaba el rubio, el chico tenía los ojos cerrados, Izuku lo apretó y acercó a su pecho, quería compartir su calor con él. Después de un rato volando, pudo visualizar el edificio donde vivía. Aterrizó de un salto, tocando el barandal con un pie y después el otro, dando uno más, llegó al piso del pasillo.

—Kacchan... —Susurró el pecoso en el oído del cenizo. —Necesito que te sujetes a mí, debo sacar las llaves y necesito mi mano.

—Mmm... Aja. —. Sin abrir los ojos, el cenizo enredó sus brazos en el cuello del pecoso.

Izuku maniobró para sacar la tarjeta llave de su bolsillo, deslizó el plástico metálico, por la ranura electrónica y un click se escuchó, confirmando el acceso, abrió la puerta del departamento y sin quitarse los zapatos, manchando la madera de barro, corrió dejando al rubio en uno de los sofás, puso una almohada bajo su cabeza, esta cayó de manera brusca, eso espanto al pecoso.

Tocó la frente del cenizo para ver su temperatura. —Oh no... —horrorizado, fue corriendo al baño por el botiquín de primeros auxilios, también se llevó las toallas y toallitas.

Fue a la sala con todas las cosas y las dejó en la mesita de la estancia. Hincándose, se puso delante del cenizo, Katsuki respiraba irregular, sus mejillas y frente estaban rojas. Abrió la caja metálica, sacando el termómetro, lo colocó bajo el brazo del rubio y esperó un minuto, lo retiró viendo la temperatura: 38.5°.

"Please just this once... Let it be forever" 💔❤️‍🩹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora