Capítulo 2

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Lluvia

KungSoo tomó la primera pintura que ocuparía, tratando severamente de concentrase en eso para que su mente no navegara por el exquisito sabor del libido. Abrió el tubo ya mal gastado y apachurrado, apretó sus dedos sobre la piel blanca del tubo de tal forma que un poco de la sustancia blanca saliera y sea colocada en la paleta, después tomó con apoyo de su pincel el aceite y lo revolvió con la pintura blanca, creando una sustancia espesa y fácil de trabajar.

Usualmente KyungSoo no usa la técnica de óleo cuando se trata de hacer retratos, ya que esta base de pintura y aceite suele tardar mucho en secar y para algunos puede ser muy difícil de manejar si no se es un experto, prefiere usar la técnica cuando tiene varios días de disposición que le permitan pintar con calma. Pero por alguna razón desde hace días quería usar esta técnica, salirse de su monotonía y experimentar con cosas nuevas.

Había investigado mucho al respecto y su maestra de la adolescencia, la que le enseñaba pintura, le había hablado sobre la técnica de pintura alla prima, es cuando pintas seguidamente con el óleo sin la necesidad de estar tomando descansos para permitir que la pintura se seque, colocando cada capa de color sobre la anterior ya puesta, esta es una técnica avanzada y que solo pintores experimentados se atreven a poner en juego. KyungSoo llevaba años pintando, creí que él sería capaz de manejar la técnica.

Le temía al fracaso, y probablemente iba a fracasar teniendo en cuenta que era la primera vez que usaba esta técnica, pero el siempre creía que un fracaso no significaba una derrota, sino una experiencia más que te permitiría mejorar. Uno no se vuelve experto pintando sin que muchos cuadros hayan sido arruinados en el proceso, no importa cuánto talento tengas, va a llegar un momento donde vas a fracasar.

Su maestra de la adolescencia siempre le decía: un pintor que es bueno tiene muchos cuadros arruinados detrás de él.

Puso la capa de pintura blanca sobre todo el lienzo, la capa de algodón era sumergida en el mar de la pintura blanca, preparándolo para llevar en él una hermosa pintura.

KyungSoo miró con detenimiento aquel rectángulo que estaba en posición vertical, de un tamaño mediano y lleno de pintura blanca, inspeccionándolo con ojos críticos y con la cabeza llena de ideas. Tragando saliva desvió sus ojos hacia el modelo, analizándolo de pies a cabeza, cada centímetro de piel morena era fuertemente juzgada ante unos ojos negros rebosantes de luz, de un brillo que los iluminaba cuando de pintar se trataba.

Ver ese cuerpo fuerte y grande hacía que sus ideas se esparcieran, siendo reemplazadas por escenarios donde él experimentaba un placer que se había negado toda su vida. Lo odiaba, odiaba mucho como un cuerpo varonil lo hacía comportarse, porque él era un experto en pintar, hacía magia con sus manos y cuando se sumergía en el mundo de pinturas no había nada que pudiera distraerlo y sacarlo de ahí. Claramente, eso no estaba sucediendo hoy.

Su mente y cuerpo tan concentrados en lo prohibido que no podía perderse en su mundo de pintura.

Quiso darse de golpes contra una superficie, con tanta fuerza como para reiniciar su cerebro. A ver si así le llegan las ideas a la cabeza, porque ahorita mismo, sin importar cuánto se esfuerce no tiene ni una maldita idea de cómo iniciar el cuadro.

¿Por qué se le complicaba tanto? ¡Lo hacía todos los días!

Vio a sus compañeros sumergidos en sus lienzos, sus ojos vacilando entre el modelo y sus cuadros, tan concentrados que nada podía moverlos de su lugar, ni siquiera un terremoto. KyungSoo les tuvo envidia, quería ser ellos, quería estar en su misma posición.

•Pies heridos | 🌻 KaiSoo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora