OO3

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Julian.

El trabajo estaba avanzando correctamente. Enzo, al parecer, sabía más de lo que aparentaba. Y eso en cierto modo era bueno. Enzo siempre se esmera en sorprender a las personas, o eso creo. Porque de alguna u otra manera siempre lo consigue.

Es una especie de caja sexy de sorpresas.

Osea... supongo.

La investigación estaba realizada. Todo el marco teórico estaba concreto y correcto. Aunque claro... ¿Por qué no habría de estarlo sí lo hice yo?

Enzo se encargó de la decoración. Osea, de colorear, transcribir y decorar la cartulina, o como él prefiere definirlo "el diseño gráfico y visual del trabajo" porque "la presentación es un elemento MUY importante para cualquier trabajo" y "quien lo hace tiene una mente abierta y creatividad ilimítada" y eso "me abrirá miles de puertas, porque nadie se resiste ante mi talento".

Claro, además del útil corto resúmen que Enzo logró hacer. Sí, lo admito, fue bueno.

Pero que siga trabajando en el área de decorador.

En nuestra relación yo soy el inteligente.

─ ¡Juli, tengo hambre! ─ El rubio se estiró sobre la silla del comedor, haciendo que el sonido de unos cuantos huesos en su cuerpo se escuchara y resonara. Me levanté de la silla y caminé a la cocina. ─ Hay pizza en el horno. Ya se que debería atender yo por ser mi casa pero... estás como en tu casa, hermano. ─ Dijo.

─ Claro... aprovechemonos de Julián y su innegable talento culinario y habilidad gastronómica. ¿Me viste cara de heladera pelotudo? ─ Me quejé mientras sacaba del horno los pedazos de pizza y los ponía a calentar en el microondas.

─ Seguramente usar un microondas requiere de bocha de experiencia. Y bueno, en realidad ahora te veo como un pedazo de carne, corte como en los dibujitos con el filete. ─ Dijo. Reí al igual que él.

─ Sí queres que te diga "veni y comeme" espera sentado. ─ Bromeé.

─ No mientas... no podrías negarte, gato. Soy irresistible. ─

─ Bueno pero soy un pedazo de carne difícil.

─ Y eso lo hace más interesante. ─ Rió.

─ A veces me das miedo. ─ Le dije jodiendo. Saqué el plato con seis pedazos de pizza (de los cuales seguramente yo comería uno o dos) regresé al comedor y puse el plato en la mesa, sobre los cuadernillos y libros.

─ ¿Te doy miedo cuando tengo hambre? ─ Tomó un pedazo de pizza y le dio una mordida amplia.

─ Un poco. ─ Dije haciendo lo mismo.

─ Pero vo' so' la bestia al comer, no yo. ─ Se quejó

─ Envidioso, todo porque yo sé cocinar. ─ Tomé otro trozo de pizza cuando terminé el primero.

─ Usar un microondas no cuenta como cocinar, tarado.

─ Sí, cuenta.

─ No...

─ Sí...

─ No, porque...

─ ¡Enzo! ─ Interrumpí. Cuando mire y me di cuenta el plato ya estaba vacío (y yo habia comido solo dos pedazos).

Me ignoró.

─ ¿Ya le dijiste a tu vieja que te quedas a dormir?

─ Sí, le mandé un whatsapp. ─ Contesté restándole importancia al asunto. Enzo asintió, mientras ocultaba una sonrisa que se apareció en la comisura de sus labios.

─ Che, creo que ya es tiempo de decirte el secreto. ─ Dijo con voz determinada. Alcé ambas cejas con sorpresa y lo miré atentamente.

─ ¿Cómo? ─ Pregunté. Enzo se encogió de hombros.

─ Si te vas a quedar a dormir tenes que saberlo, supongo. ─ Dijo. Lo observé con curiosidad. ¿Qué tiene que ver su secreto con que me quede a dormir hoy?

─ Decilo, dale. ─ Le pedí.

SEXOMNIA ━━ ENZULIAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora