🔺 Capítulo 2🔺

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X: - Señorita, sea usted bienvenida.

Apareció frente a mí un hombre alto y delgado que portaba un traje bien planchado y un monóculo. Era raro notar como me veía a los ojos con una cara seria y luego de arriba a abajo inspeccionandome.

Alcé la mano para estrecharsela. - Gracias, Leah. - observó mi mano y luego se dió la vuelta he indicándome que pasara, bajé la mano rápido y entré.

El lugar era muy fino y ordenado, en realidad no creía que hubiese jóvenes por aquí, a menos que se les exigiera no hacer el más mínimo movimiento y solo permanecer sentados en el patio durante todo el día mirando figuras de nubes hasta que llegara la noche y tuvieran que ir sigilosamente a la cama para que al siguiente día volvieran a su rutina. En un momento nos detuvimos y me volvió a mirar para seguir hablando

X: - Muy bien Leah, permíteme mencionarte algunas cosas antes de presentarte con los demás; primero que nada, puedes dejar tus pertenencias ahí. - apunta una pared cerca del inicio de las escaleras, obedezco y vuelvo a su lado.
Seguimos avanzando y pasamos por un pequeño pasillo para adentrarnos a lo que parecía ser la sala.

X: - Pierdo mucho tiempo presentándome pero supongo que quieres saber quién soy, bien, pues mi nombre es Reginald Hargreeves, soy el encargado y autoritario de todo lo que ocurre aquí, por lo que debes tener mucho cuidado con todo lo que haces, soy una persona muy perfeccionista.

Quizá no era broma lo de permanecer sentados todo el día.

- Luego hablaré personalmente contigo para mencionarte cuales son las reglas y costumbres de este lugar, por ahora solo no hagas nada indebido por andar de curiosa.

- De acuerdo.

- Llamaré a tus demás acompañantes para que los conozcas y te instales en tu habitación.

- Perfecto. - asiente y regresa por dónde entramos para desaparecer por las escaleras.

Yo me quedé parada ahí mientras observaba todo el lugar, tenían muchos objetos antiguos y rústicos, todos de alta gama y bien cuidados, me pude dar cuenta que desde aquí se puede apreciar una vista del piso superior que abarca toda el área; lo que llamó mi atención desde que entré aquí fue un retrato de un niño con uniforme, tenía entre trece y quince años. Admiré la pintura unos segundos más cuándo escuché pasos que se acercaban, me incorporé con rapidez para lucir seguridad, cuando al fin se dejó ver me pude dar cuenta que era el señor Reginald de nuevo, pero venía solo.

- En un momento vendrán.

- Claro. - asentí.

Apenas pude alcanzar a ver como Reginald se dirigía a la barra que tenían cuando escuché pasos de nuevo, me di la vuelta para estar enfrente de el pasillo y esperé a que bajaran, no estaba segura de cuántos podrían ser, tal vez dos o tres personas más; porque viendo las adversidades que este hombre aplica no creo que tenga una guardería completa.

Salió de las escaleras una mujer de color que me saludó en cuanto pasó a mi lado, enseguida salió un hombre pero vaya que alto, rubio que solo miraba al frente. Por último salieron otros tres hombres que se acomodaron en los sillones que había ahí, un melenudo con cara de enojo, un ojiverde que me saludaba infantilmente y un jovencito que sonreía.

No lo captaba, ellos viven aquí?, supondría que en esa edad cada uno es independiente y probablemente cada quién tiene su familia.

Cuando creí que ya habían llegado todos pasó en frente de mi una cabeza joven que se recargó en el sillón que estaba casi enfrente mío, prestó atención a mi presencia y casi puedo creer que me fulminaba con la mirada, después de verlo unos segundos me di cuenta que era el del retrato, ahora se quién es el consentido.

- Que ocurre padre. - dice el rubio

Reginald: - Ahora que ya estamos todos aquí, tengo que hablar con ustedes. Reconozco que no están acostumbrados a estas noticias y debo aceptar que yo tampoco esperaba volver a hacer esto.

- Ve al punto. - responde en melenudo.

Reginald: - He decidido traer a alguien más a casa, por motivos laborales.

Todos se vieron entre ellos con confusión para luego volver a mirarlo. - Así que quieres que trabajemos de niñeras?. - habla el melenudo de nuevo, lo fulmino con la mirada.

Reginald: - Nada de eso. De hecho es por su culpa, han pasado tantos problemas que me he dado cuenta que creen que el mundo gira al rededor de ustedes, pero eso es incorrecto.

- A que te refieres. - habla ahora la chica.

Reginald: - A que gracias a sus debidas habilidades creen que tienen el control, que la sociedad debe obedecerlos, pero es una absurda actitud, por eso traje a alguien para que normalizen vivir con gente común y entiendan que no hay nada de diferencia entre ellos y ustedes, porque estoy cansado de eso.

Persona común?

- A ver si entendí, quieres que vivamos con esta niña bonita solo para estar con alguien que es como cualquier otra persona?. - dice el ojiverde.

Reginald: - En efecto.

- Que tontería - ríe.

- Crees que somos estúpidos ? para ti todavía somos unos niños inútiles!?. - grita el melenudo. - No haz hecho suficiente arruinando todas nuestras vidas como para aún nos digas tus absurdas ideas que crees que obedeceremos!?.

Reginald: - Lamentablemente no es una propu.... - este lo vuelve a interrumpir.

- Sabes que!!, no me importa, haz lo que quieras pero yo no moveré ni un solo dedo. - el rubio intenta calmarlo pero este no reacciona y el uniformado solo menea la cabeza hacía un lado maldiciendo. Yo regreso a la gesticulación de mi cara y quito mi cara de estupefacción.

Cuando al fin se tranquiliza, el mayor sigue hablando. - Como les decía, esto no es una propuesta, sino un aviso.

- Pero que pasa si no lo hacemos?. - retó ella.

Reginald: - Pues en ese caso saben que yo.. - seguiría hablando pero pareció recordar mi presencia y no terminó. - Porque soy su padre y yo decido. - me giré con los demás, se veían molestos.

- Como sea, al menos podemos saber tu nombre?. - pregunta el rubio.

- Mi nombre es Leah . - respondí.

- Bien, pues un gusto Leah.

- Gracias.

Reginald: - Ustedes luego se presentan yo ya perdí mucho tiempo. Por ahora, número tres, puedes llevarla a su habitación junto a la de número cinco?.

- Claro. - Se levanta y se dirige a las escaleras mientras yo la sigo y tomo mis cosas para subir atrás de ella, pronto llegamos afuera de la misma.

- Cualquier cosa que necesites me buscas, de acuerdo?, soy Alisson.

- De acuerdo, gracias Alisson. - entré a la habitación y abrí mis maletas para comenzar a guardar todo. Al terminar me recosté en la cama y cerré los ojos para relajarme un momento, tenía que hacer las cosas bien.

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