Evado la espada que es lanzada ante mi cabeza la cual es conocida, es la culpable de mis cicatrices; de mis dolores, es la espada de mi creador, del hombre que creo las voces para atarnos a sus órdenes, del hombre que quiso matar a mi mujer, el mismo hombre que destruyo la felicidad de su primer legado, ese hombre es mi padre, el cruza el portal llamando toda la atención; algunos demonios lo atacan siendo eliminados en segundo con sus simples manos, manos que llegan a mi cuello, reclamándome el hablar con su enemigo, reclamos que solo me hacen voltear los ojos porque es claro que mi madre agrego muchísimas cosa más, recibo un castigo doloroso; los cortes ardientes me hacen derramar lágrimas, siento la piel de mi ganador y la mía propia dividirse, el filo choca una y otra vez con mis huesos dándome más sufrimiento, sufrimiento que es acompañado con otro encierro. -Así aprenderás acatar- En estos planos unas simples palabras te pueden encuadernar a unas tres décadas de encierro eso fue lo que gane mas dolor, como si mi alma ya rota no fuera suficiente.
Dos décadas y medias después.
La oscuridad es algo a que uno se acostumbra, pero la soledad cuesta conllevarla, el dolor de las heridas ha desaparecido y solo quedan las horribles cicatrices que mi amado padre me ha entregado, en estas dos décadas he intentado sin descanso salir pero esta vez mi padre me sello con su poder y aun que yo sea poderosos un sello del Rey es imposible romper, en lo único que me ha servido estar encerrado es que he podido mejor mis habilidades, mis susurros los he mejorado magníficamente, logrando comunicarme con la hija de Zhao la cual me ha confiado como conoció a mi padre y el hecho de que tengo una hermana menor me sorprendió demasiado, ya que al fin comprendo lo que mi padre se refería con " no busques a mi Celestina Erkan", en su momento no lo comprendí tal comentario, ya que, no tenía sentido para mí y el dolor me dejaba perdido en el silencio, pero ahora que he podido engañar al primer legado de Zhao, haciéndome pasar por un guía de luz, al cual le cuenta muchas cosas me he aprovechado de su falta de experiencia en la ciudadela para comprender muchas cosas de mi padre. Vuelvo a susurrar en busca de mejorar aún más pero, la segadora luz que aparece me deja atónito, veo un cuerpo aniñado, una cara de preocupación pura y como si eso no fuera suficiente el desmesurado poder que carga me ciega cruzando el portal que la niña ha dejado abierto, la luz y el calor que el sol emite me hace sentir vivo de nuevo, sentirme feliz por un momento hasta que veo a un hombre siento atacado con una onda muy parecida a la que usan las diosas de luz, pero esta no desintegra al humano, sigue vivo, la niña llora tapándose los oídos, sigo en mi oscuridad pero sus ojos me localizan por unos segundos obligándome a retener mi respiración.
- ¿Saray estas bien? – Esos ojos solo pertenecen a una Serafín, y el nombre con el que la han llamado, no hay quite es el cuarto legado de mi padre, me quedo en silencio por que alguien en algún plano sigue haciendo un llamado, un tipo de "lalala" que si se escucha afinado, pero a la vez produce unas pequeñas palabras de las cuales solo puedo entender un nombre.
¿! Ema¡?
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Ahora comprenderán el asombro de Ambrosia al encontrarlo en la casa.
