El inicio- P1

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(EL COMIENZO DE TODO)

NARRA EINAR ("Príncipe de la ciudadela").

— ¡AU! ¡AU! ¡AU ¡—. Alzan el armamento repleto de coraje y fulgor.

Marchamos junto a las tropas, enviados por los dos grandes Reyes, buscando proteger a toda costa la paz en los planos. Llegamos a la estrecha frontera entre los Ogros del Sur y los Carnívoros, nos esperan sonrientes disfrutando de su reciente alimento. Encabezo el Ala que grita con orgullo ante el desfunde de mi espada, la ola de adoración se ve callada poco a poco con la llegada del Príncipe oscuro.

— ¡Kalmo! ¡Kalmo! —. Ese maldito, llega lleno de carisma junto su pelotón de penumbrosos.

Me mira con amabilidad y sonriente ante el combate presente. —Einar—. Su palma choca con la mía dejando más que evidente la alianza realizada hace más de trecientos años. —Kalmo—. Recibo su pequeño abrazo que me asquea hasta las ideas, pero, el lilipendo es útil para mi aburrimiento.

— ¿¡Listos!?

Los gritos de guerra nos llenan de orgullo y valentía, nuestros padres deben sentir el orgullo, somos hijos valientes y capaces, Ozul y Saddam los grandes Reyes nos miran desde la lejanía. Ozul se encuentra serio con lágrimas bajando de sus cuatro ojos, la dueña de esa lagrimas es Angerona madre de los príncipes oscuros, murió dos años después de darlos a los mares, las leyendas juran que era una mujer valiente con fuerte carácter que enamoro al Rey oscuro. Tremendo lilipendo, dejar que la enfermedad del corazón roto nuble tu juicio como Rey.

Me veo salpicado por asquerosa sangre y dientes, malditas bestias, se creen capaces de sobrepasar a la Ala, el resplandor morado me obliga a tirarme al piso y la mano de mocoso me pide disculpas, no la tomo, la quita inmediata. Deja que me ponga en pie solo, se disculpa y sigue con su fuego infernal, deseo ese toque espiritual ese que le heredo Angerona.

Lo tendré solo seré paciente, sigo con mis ataques llegando a la victoria demasiado rápido, Kalmo respira agitando a mi izquierda mientras se limpia unas gotas de nauseabunda sangre. Debe ser ahora.

NARRA KALMO.

Observo a Einar perdido entre su cabeza, sin embrago, esa maravillosa espada se sigue moviendo con fuertes movimientos, para mi era un ejemplo a seguir en mi niñes, pero con la envidia que siempre me observa ha ido apagando esa devoción que le tenía.

Mira a mi padre de forma despreciable la cual me hace enfadar y sin pensarlo le lanzo una ráfaga de fuego que no lo toca, pero provoca que me mire con odio, de inmediato estiro mi mano para levantarlo, pese al miedo irracional que le tienen a los toques divinos no la toma. Cuando no se sabe controlar es inevitable que robe poder con el mínimo roce de piel, ya se la piel de tu ganador o tu verdadera forma, cualquier parte de ti me deja robarte poder, sin embrago, lo se controlar y llevo años aprendiendo a usarlos.

Sigo con la matanza que he aceptado por mi propio juicio, ya que, mi padre no logra dirigir mandatos, su enfermedad lo consume día con día sus lágrimas cada vez se vuelven más espesas al igual que su pesar, y ello me comienza a cansar increíblemente, el reino ha sido controlado por mi desde que logre controlar mis legados, y mi hermana me sigue de cerca con cada decisión que tomo, ella se encuentra con los demonios arrasando cuerpos, una máquina de matar creada por los demonios mayores.

Las espadas chocan, los gritos aturden y la celebración de nuestra grandeza llega rápido, hemos ganado, seguimos dominando el territorio de los Ogros. Limpio un poco la sangre de uno de los ataques mientras busco controlar la respiración de mi ganador, Einar me mira siento su mirar en mi nuca, espero que hable, pero vuelve a mirar al frente. Concluyo la posibilidad de una conversación con él.

—Creemos una guerra—. La simple idea me deja frio pensando las posibilidades de éxito.

— ¿Una guerra?

— ¡Si ¡—. Exclama limpiando su espada.

— ¿Qué ganamos?

—Ser Reyes—. Me carcajeado un poco, ya lo soy, pero sigámosle el juego.

—Nuestros creadores deberán acabarse mutuamente— juego un poco con los sentimientos que se supone que un vástago debe de tener.

— ¿Y? —. Sonrió ante la puesta de sol dejando claro que lo hare.

— ¿Qué necesitas?

— Una espada—. 

Extras de los mundos perversos 2 (ColapsoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora