Capítulo IX.

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Jesús cogió con sus dedos las lágrimas que caían sobre mis mejillas. Le hice un gesto para que subiera a mi cuarto y Jesús asintió. Este notó que cojeaba.

-Clara ven.- dijo abriendo sus brazos en torno a mi. No sabía muy bien lo que iba ha hacer, pero en cuánto sentí que mis pies no tocaban el suelo lo supe. Me tenía cogida cómo una princesita para ser exactos. Quería decirle que me soltase, pero no tenía fuerzas y además, los brazos de Jesús me resultaban reconfortantes.

-Jesús te vas a matar, peso más de lo que parece.

-Me da igual, me gusta tenerte cogida.

Enrojecí al instante. Cuándo íbamos subiendo las escaleras me agarré más a el por pánico a que Jesús se desiquilibrara y cayéramos los dos rodando.


Pero Jesús ni siquiera daba señales de cansancio.


Vaya niño.


En cuánto llegamos a mi habitación Jesús me tumbó suavemente sobre la cama y el se sentó junto a mi.


-Clara por dios ¿que te han hecho?.- preguntó Jesús angustiado.

-¿Cómo sabes que han sido ellos?.- pregunté yo.

El se encogió de hombros mientras acariciaba el lado de mi cara que no estaba morado.

-¿Por qué te pegan?

-No lo se... me maltratan desde que llegué a esta casa.- Jesús me miró horrorizado, ahora era yo la que le recogía las lágrimas con los dedos.- ya llevaban tiempo sin pegarme para ser sincera, pero ayer fu-fue...

No había palabras para describirlo.

-¿Por qué no me lo habías dicho antes? Esto es muy fuerte Clara.

-No veía necesario que lo supieras, Jesús yo esto no se lo he dicho nunca a nadie.- admití

-Joder...-dijo en cuánto vio el estado de mi barriga.- no tienes por qué sufrir esto, tienes que denunciarlos Clara.

-Jesús no lo entiendes, no tengo familia, al menos eso es lo que me han estado diciendo mis padres todos estos años.

Jesús se tapó la boca con las manos.

-Hay que encontrar alguna forma...

-No hay solución Jesús

-Si que la hay... le diré a mis padres que denuncien

-Eso es absurdo

-Ya lo se pero joder no quiero verte sufrir.

-Estoy más que acostumbrada al sufrimiento.

-Que sepas que me tienes aquí para todo Clara.- dijo cogiéndome las manos.

-Muchas gracias por todo, te quiero.- es extraño decirle te quiero a alguien de esa forma después de tantos años.

Me apoyé en su pecho mientras el me acariciaba el pelo.

-Tenemos que curarte esas heridas tan feas.- dijo Jesús.- no te muevas que voy a por cosas.

-Vale...

A los 5 minutos llegó Jesús con bolsas con hielo, vetadine, algodones y un par de cosas más.

-¡Doctor Oviedo!.- no pude evitar reirme.

Cogió uno de mis brazos. Desinfectó los arañazos más profundos y luego a las partes más hinchadas y a los moratones les puso hielo.

HAPPINESS. [GEMELIERS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora