El sonido de sus rápidas pisada s en el ancho de las escaleras del hospital, zumbaban por los pasillos de aquel lugar tétrico. Si había un sitio donde aquellas matonas no se atreverían a perseguirla ni a buscarla, era en aquella terraza alta y lejana de las masas. Zara lo sabía, por lo que en cada ocasión que ellas querían golpearla, huía rápidamente a refugiarse. En esa ocasión en especial la habían amenazado con cortarle todo el pelo si la cruzaban al salir del colegio, por lo que no lo pensó dos veces y escapó una hora antes de que su horario de clases terminara. Normalmente durante el tiempo que se escondía ahí, no se encontraba con nadie, sin embargo, aquella vez las gaviotas que le hacían compañía durante su estadía, se habían esfumado, alertando la presencia de otro mortal. Zara la vio, apoyada sobre los barrotes oxidados que hacían de barandilla, con un camisolín blanco que le llegaba a los tobillos, su chata nariz y sus ojos apuntaban al cielo, parecía contemplar las nubes que pasaban muy cerca de ellas. Por varios segundos no pareció advertir su presencia, de no ser por un repentino estornudo nunca se hubieran conocido. La chica era de tez blanca y lisa como un papel, su cabello lacio a diferencia del rojo enrulado de Zara estaba muy bien cuidado Dispuesta a alejarse retrocedió, pero la chica comenzó a hablarle.
- ¿también estas internada aquí? - le pregunto mirándola con unos ojos marrones.
Zara le respondió que no, e invento rápidamente que se había perdido buscando la sala de una amiga que había sufrido un accidente. La muchacha no parecía muy convencida con su respuesta, dejo de mirarla y volvió a mirar las nubes.
- No sabes mentir- exclamo- Perderse aquí es imposible, tienes a las enfermeras preguntándote a cada rato si necesitas algo, es agotador- Su rostro hiso un leve gesto de cansancio- quizás es porque no estoy acostumbrada a ello.
Aún faltaba bastante tiempo para que bajar sea una opción segura, si no quería ser la burla del instituto todo el año no podía irse de ahí, por lo que decidió seguir con la conversación.
- Es cierto que mentí, pero solo en la parte de perderme, realmente no estoy hospitalizada.
- Lo sé, si lo estuvieras, tendrías que llevar este ridículo vestido.
Era de su misma edad o parecida, sin embargo, su forma de hablar y su voz firme la hacían aparentar mucho mayor.
- ¿quieres contarme porque estás aquí? - exclamo sin despegar la mirada del firmamento celeste.
Por su parte Zara estaba nerviosa, no estaba acostumbrada a hablar con personas que no fueran su familia y menos de su edad, debido a esto hacer amigos se había vuelto una tarea imposible. Con esas condiciones, las brabuconas de su colegio no tardaron en poner sus ojos en ella, como si vieran una nueva frágil victima a la cual atormentar.
Ninguna palabra salió de su boca. La joven del camisolín soltó la baranda oxidada y comenzó a reírse
- ¡oh vamos ¡solo tienes que responder con un " No es tu problema" - sigo riendo, pero al ver el rostro avergonzado y tenso de zara cambio su expresión, parecía conocer ese tipo de facción- pero si quieres hacerlo. Puedo escucharte.
El sol pronto abandono su tono amarillento y se convirtió en una esfera naranja, que ilumino las orillas de la ciudad, junto con la azotea y las jóvenes.
- Ya veo, matones - exclamo mientras cerraba sus ojos por la intensa luz del horizonte solar- puedo ayudarte con eso.
- De verdad - Dijo de con emoción Zara, emoción que duro unos segundos antes de que pensara que se había visto patética.
- Así es, solo tienes que hacer algunas cosas por mí.
- ¿Cuales?
- La primera...- se detuvo un momento como si nunca hubiera pensado en ello- trae una hamburguesa.
- ¿Una hamburguesa? - exclamo un poco confundida
- De las que salen en los comerciales de la televisión, la que niños mimados como tu parecen disfrutar.
Su expresión tan seria, le provoco una pequeña risa.
- ¿Te parece graciosos?
- Ohh.no.no está bien la traeré, Pero no tengo dinero para comprar una.
- Yo te lo daré.
Era un aire triste y gris, el que percibía de aquella chica, su piel pálida estaba acompañada de varias cicatrices en los brazos, pero era robusta y con una actitud muy diferente a la suya, le agradaba. El pequeño reloj en su mano dio un chirrido indicándole que ya era bastante tarde, se levantó rápidamente y sacudió su uniforme.
- Debo irme, vendré mañana con lo que me pediste- dijo mientras se dirigía hacia la puerta.
- No, me harán estudios mañana, si vuelves hazlo el miércoles- se levantó y se apoyó nuevamente en los barrotes oxidados- Me llamo Ana, por cierto.
Zara le sonrió y desapareció en la negrura de las escaleras, mientras la puerta oxidada se cerraba detrás de ella.
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CERCA DE LAS NUBES
Teen FictionAcosada por sus compañeras, Zara decide refugiarse en el hospital de la ciudad, allí se encontrara con la persona que le ayudará a detener el bullying para siempre.