CABALLERO

4 1 0
                                    

Las estrellas y el cielo entraban por la ventana de su hitación formando sombras y matices asombrosos, sin embargo, Zara no les prestaba ninguna atención, recostada sobre su vieja cama se enrollaba en las sabanas pensando y cerrando los ojos hasta quedarse dormida. En la lejanía se levantaba una gran montaña que sobrepasaba los cielos y su vista, debajo de él, arboles grises, verdes de todo tamaño se multiplicaban por la ladera de la montaña hasta concluir en un acantilado de agua turbulenta y espumosa. El pasto abundante le hacía cosquillas las piernas por lo que tuvo que levantarse, tapo con sus manos el sol potente que le daba en las facciones impidiendo que pudiera ver bien, una sombra plateada le ahorro el trabajo, parándose delante de ella y extendiendo metálica mano como saludo. Zara lo reconoció de inmediato era Sir Edmur Quinto un caballero pobre y aventurero, quien se había convertido en el rey de su mundo, era el personaje favorito de una de sus novelas.

— La saludo Madam, el clima favorece nuestro encuentro— exclamo el caballero, quien llevaba una reluciente pero algo oxidada armadura que le cubría todo el cuerpo y el rostro.

Zara devolvió el saludo y vio que estaba vestida como una campesina con una larga falta amarillenta por el trabajo pero no sucia. Cuando sus ojos se acostumbraron a aquel horizonte diviso el castillo y a los dragones que volaban a su alrededor.

— Están jugando con los niños, se suben a sus espaldas y los hace rozar el manantial con sus dedos.

— ¿Dónde estoy?

— En Noegria Madam mi reino.

Le hizo gracia escuchar el nombre de aquel lugar. Los bosques cambiaban según los veía y los dragones parecían cada vez más cerca de ellos.

— Le ocurre algo Madam la veo preocupada.

Sir Edmur Quinto quien había perdido a toda su familia gracias a un rey tirano, habría jurado vengarse de ello, enfrentándose al príncipe y matándolo. El rey al verlo se enfurecería y ordenaría que lo ejecutasen en ese mismo momento. Pero gracias a la ayuda de un hada y a los seguidores que fue consiguiendo logro salvarse y luego derrocar al rey. La razón por la que era su favorito era porque ah diferencia de otros caballeros era sensible y odiaba la guerra.

— Dime Edmur, ¿qué sentiste al matar al príncipe?

El caballero la miro, pudo distinguir sus ojos azules en la oscuridad de su casco.

— Miedo Madam, estaba aterrado, sentir su sangre en mi espada me erizo la piel.

— ¿No crees que fue estúpido que hayas que tenido que luchar con él?

— Si permite decirlo madam, la cólera que envolvía mi cuerpo no me dejó pensar en ello por mucho tiempo. Sin embargo, aunque ellos nunca hubiesen matado a mi familia creo que los habría enfrentando de igual manera.

— ¡!¿Porque harías eso?¡¡

— El y su familia Dañaban este reino a sus habitantes, los mataban y atacaban por placer o para divertirse entre ellos. Me enfurecía verlos de niño, incendiando hogares simplemente porque querían. Alguien debía detenerlos y en este caso he sido yo. ¿Lo entiende? sus actos no eran humanos, era simple cobardía y espectáculo.

— Pero tu odias la guerra y también pelear— exclamo Zara enojada

— Lo odio madam. Pero es algo que debe combatirse, con palabras si, pero a veces con una espada. Si se hace bien salvara más vidas de las que se sacrificaran. No pueden ser ignoradas. Para salvarme a mí, para salvar a otros a veces debemos luchar.

— Tu usaste tu espada una sola vez.

— La necesaria, pero no dudare en sacarla cuando el momento lo requiera.

El caballero le tomo la mano y exclamo:

— No necesita ser fuerte para luchar, simplemente estar dispuesta a hacerlo. Quizás no por usted, pero por los demás, aunque no crea realmente en ello. Puede tomar ese sentimiento y convertirlo en valentía.

Un dragón se detuvo delante de ellos y los invito a subir. Volaron por los acantilados y bosques vio montañas rojas y de otros colores, jugo con la familia del caballero y eso fue lo último que recordó de antes de despertarse.

— Hoy tampoco hay nubes— exclamo Ana

Un ruido la puso en guardia, volteo y vio a Zara jadeante, envuelta en sudor.

— Puedo pelear.

CERCA DE LAS NUBESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora