𝐋𝐄𝐆𝐀𝐂𝐘 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍 - ❪ house of the dragón fanfition ❫
❝ ─Ser Vaemond Velaryon siempre fue descortés mi señor, no es más que un segundo hijo idiota─. habló la chica como si no acabarán de matar al hombre.─ Si me permite, aún pued...
Admiraba el horizonte que se extendía a su alrededor, con una invasión de múltiples pensamientos en su mente.
Sabía que en algún momento de su vida debería volver a la capital, pero no esperaba que ese momento llegara tan pronto.
Ahora, a lomos de Viseryon, quien extendía sus alas de forma majestuosa, podía observar las torres de la Fortaleza Roja aun a lo lejos. A su lado, el dragón de su hermano emitió un rugido, irritante cabe aclarar, pues el rugido de Jhalar era peculiarmente agudo pero aterrador a la vez.
Los recuerdos de la ultima noche de su familia cerca de la corte inundaron su mente. El momento exacto en el que su vida seria destrozada. Después de todo, la Rhaekar de apenas diez años era demasiado curiosa y entrometida, pero no era excusa para todo lo que había sucedido aquella noche.
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No recordaría con exactitud cada detalle de aquella noche. Aquella que de cierta forma arruinaría su vida.
Noche en la que ambos hermanos habían hecho su promesa y luego de todo, el mal presentimiento se quedo junto a ellos. En algún momento de la noche el mayor de los mellizos condujo a su hermana hacia las afueras del castillo. El silencio había inundado Driftmark, parecía estar listo para recibir las malas noticias.
Por un momento aquel escalofriante silencio fue interrumpido por un ruido aun más escalofriante, un rugido.
Sobresuscabezas, una bestia sobrevolaba la triste isla y al mismo tiempo, un joven de rasgos valyrios reclamaba al fin lo que tanto había anhelado.
Un dragón.
La vieja Vaghar.
El antiguo dragón de la reciente difunta Laena.
Esta accion realizada puramente por el niño seria juzgada por los rencorosos, aumentando así las disputas en la familia.
No sabia el momento exacto en el que se encontraban siguiendo a un grupo de niños que se dirigía hacia Aemond, y que definitivamente no tenían buenas intenciones.
Ambos Meyvaelik se asomaron sigilosamente detrás de unas rocas, ninguno de ellos debería de estar ahí, y aun así, la curiosidad fue mas fuerte.
─ Es él.─ acusó Baela hacia la presencia que comenzaba a asomarse delante de ellos. Aemond Targaryen se dirigía hacia los jovenes Velaryon sin una sola gota de arrepentimiento en su ser.
