Prólogo.

384 28 7
                                    

Estaba concentrada en mi móvil jugando al Candy Crush cuando escuché como mi padre le decía algo a mi madre y estaba gritaba efusivamente. Despegué los ojos de mi móvil y arrugué la nariz. Se estaban abrazando.

— ¡Zoe! — Me llamó — ¡Buenas noticias!

— ¿Mmh? — Respondí, aún confusa-:¿Viene Ryan?

— ¡Vuelven los Smith! — Esta vez mis tímpanos reventaron — :Perdona, cariño, ¿recuerdas a Douglas? — Sonrío efusivamente.

Mis ojos se abrieron de golpe. Áquel chico de nombre raro de mi infancia. Recordaba que se fueron a Inglaterra cuando yo tenía solo 9 años. No llegaba a acordarme de mucho, solo que era un niño muy pesado con gafas que no me dejaba en paz cuando nuestros padres quedaban, que prácticamente era todo el tiempo. Sus padres y los míos siempre habían sido inseparables, pero respecto a Douglas y yo no, ya que nunca me había gustado.

— ¿Y cuando vienen? — Me atreví a preguntar.

— En dos están en el aeropuerto, Zoe, era una sorpresa para mamá, ver a Rosalind de nuevo — Mi padre respondió con calma.

— ¡Pasaoslo bien recogiendo a vuestros amigos? — Chillé escaqueándome rápidamente.

— Zoe, vístete y ya sabes que te toca venir con nosotros.

Suspiré nerviosa y subí a intentar arreglar el desastre que se había formado en mi pelo. Hoy, viernes no había tenido ni clases ni ganas de arreglarme, apenas eran las 4 de la tarde y no había surgido plan. Tomé una ducha tranquila y pronto mi incontrolable melena podía ser domada. No me gustaba llevar el pelo amarrado, desde siempre habís tenido la cara muy redondita y hechar el pelo hacia delante lo disimulaba.

— ¡Baja! — Una fuerte voz hizo que dejara de atarme las zapatillas para acelerar lo más rapido posible.

Me encontraba mirando la carretera en el coche cuando mi madre recibió una llamada; ya habían llegado y nosotros estábamos todavía a 5 minutos. Las sonrisas de mis padres no eran ni reales, jamás había visto tanta ilusión en sus rostros. Tras aparcar, salieron disparados dejándome al lado del coche completamente sola a esperar que todos llegaran. Era frustrante, no podía aguantar tanto tiempo en un mismo sitio. Para mí suerte, un árbol donde se posó un pájaro amarillo y demasiado llamativo. Quería atraparlo. Sigilosamente me acequé y tome carrerilla para saltar, pero mi torpeza se hizo presente, al resbalar haciendo un tras piés.

— ¡Maldita chica torpe, no sabes ni saltar! — Me grité a mi misma.

— Hey — Escuche a mis espaldas, y como acto reflejó me levanté dándome la vuelta, y para esto si que soy ágil.

Delante de mí había un sujeto peculiar. Su pelo claro estaba peinado hacia un lado, tenía ojos brillantes y unos labios muy gruesos con rastro de barba de unos días decorándo su perfecto rostro. Lo que más destacaba era su altura, y más teniendo en cuenta que yo no era la más alta de todas. Realmente era muy atractivo. Sonrió con autodeficiencia al darse cuenta de que no paraba de mirarlo.

— Pero que torpe eres — Rió.

En ese momento todo lo atractivo se fue. Nadie me llamaba torpe salvo yo misma, y menos un desconocido.

— ¡Pero bueno!¡A mí nadie me llama torpe! — Achiné los ojos.

— ¿Zoe, cierto? — Abrí los ojos — Tus padres me han enseñado fotos tuyas, y teniendo en cuenta que estas al lado de su coche y tu terrible torpeza, creéme que se que eres tú de sobra.

Mi ojos se abrieron todavía más. ¿Era Douglas? Enserio,¿Douglas era atractivo? ¡Menudo problemón!

¡Entrometidos!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora