Jaemin sonrió, sosteniendo las manos de Renjun, mientras él, Renjun y Mark caminaban hacia la fiesta.
— ¡Hey, Jaemin, vamos a tomar unas copas! ¿Quieres venir? — preguntó Sungchan, rodeando con un brazo la cintura de Shotaro.
— ¡No! Voy a deambular. Quiero ver la casa, es bonita — Jaemin murmuró, mirando a su alrededor.
La casa era realmente hermosa, un tema de oro y blanco, con un toque de lavanda y negro en algunos lugares, estaba nivelada y se veía hermosa.
— Jaemin, ¿estarás bien si nos vamos también? ¿o deberíamos quedarnos? ¿qué pasa si te pierdes o-
Jaemin interrumpió a Mark con una risita.
— Está bien, hyung. ¡Te prometo que estaré bien! ¡no te emborraches demasiado, y Jake, lo mismo va para ti! — Jaemin hizo un puchero, regañándolos.
Los dos habían hecho un desastre en el apartamento de Jaemin, cuando estaban borrachos, tropezaban con cada cosita.
Jaemin se rio, despidiéndolos.
Jaemin había usado una sudadera con capucha blanca de gran tamaño y recortada, con una gran rosa impresa en el medio, delineada con brillo dorado y negro. Lo combinó con jeans rotos, usando medias de red debajo, que se podían ver a través de las partes rotas.
Jaemin ahora se había teñido el cabello de un hermoso tono gris, haciéndolo crecer más, haciéndolo lucir muy pequeño y femenino.
Llevaba un pendiente colgante en una oreja, lo que se sumaba a su encanto.
Jaemin caminó por la casa, totalmente fascinado por el diseño de interiores y los cuadros colgados en la pared.
Uno llamó su atención.
Era "La noche estrellada", de Vincent van Gogh, el artista favorito de Jaemin.
Se colocó en un hermoso marco negro con diseño dorado y blanco, colgado en una pared blanquecina.
Jaemin entró en la cocina, ya que su boca se estaba secando.
Abrió los cajones, pensando en prepararse un batido.
Abrió el armario superior, con mucho esfuerzo, ya que se quedó corto, y vio que la nata montada se colocaba aún más arriba.
Jaemin se levantó de un salto, tratando de agarrar la lata, pero falló.
Su sudadera con capucha se levantó, revelando la cinturilla de sus medias de red, pero no le importó.
Jaemin hizo un puchero, su estómago gruñendo.
Justo cuando perdió la esperanza, un cuerpo se cernió sobre él, mientras levantaba la mano, tomaba la lata y se la entregaba a Jaemin.
— Gracias-
Jaemin se congeló, mirando quién era.
Cabello azabache ahora teñido de castaño claro, con raya. Ojos negros penetrantes, cubiertos de lentes grises. Pendientes pequeños, ahora uno sólo largo en una oreja.
Una camiseta negra de corte bajo, combinada con jeans rotos ajustados que acentuaban sus muslos.
Jaemin se quedó sin palabras, porque no era otro que su ex, Jeno.
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