Érase una vez en una tierra del siglo VI donde existían varios reinos, la mayoría de ellos eran neutros, otros habían marcado una tregua, pero otros eran hostiles, sobre todo uno de los reinos que se encontraban cerca de un lago, Camelot estaba seña...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
🌹//🌹//🌹
El hombre de pelo negro se encontraba caminando muy cerca del castillo donde sus hijos vivían, al pasar por ese rincón del bosque, le hizo recordad viejos tiempos. Ese castillo tenía historia, una triste historia junto a aquella familia tan peculiar... . . . . . .
Era un día de invierno, los copos de nieve caían del cielo y adornaban las copas de los árboles y el suelo de cada parte del bosque. Un pequeño niño de pelo rojo se encontraba mirando en uno de los ventanales del castillo, esperando algo, o a alguien.
-- Cariño ¿Podrías ayudar a tu hermano con la chimenea? Hace mucho frio -- Una mujer de pelo castaño, ojos marrones y piel blanca se encontraba acomodando los platos en la mesa.
-- Ya voy
La mujer volvió a mirarlo a lo lejos, sabía lo que pensaba su hijo mayor, así que decidió intervenir antes de que su mente continuara atormentándolo más.
-- Bell, tu hermano te está esperando
-- En un momento voy, ya falta poco para que papá regrese y quiero contarle sobre mi don, la noticia lo pondrá muy feliz, lleva esperando que mi magia apareciera
-- ... -- Con una mirada de tristeza, tomó al niño en sus brazos y, con dificultad, dibujó una sonrisa en su rostro -- Cielo, sé que tú y tu padre han estado esperando este hermoso momento, pero primero debes ayudar a tu hermano, se pude quemar
-- Está bien
La mujer lo llevó al comedor y dejó al niño en el suelo. El pequeño corrió hacia su hermano menor y con su magia logró prender la chimenea, ambos sonrieron y saltaron de la emoción.
-- Espero yo también tener poder de fuego, sería increíble -- Dijo el menor, todavía tenía dificultad para hablar.
-- Cada uno tendrá diferentes dones, tu hermano controla el fuego, tú el viento y su pequeña hermana será guardiana de la tierra. Los tres tienen escrita su historia, con sus dones, podrán mantener a todas las criaturas del bosque a salvo y de cualquier peligro
-- Vaya, seremos guardianes -- El pelirrojo sonrió.
-- Pongámoslo así -- Soltó una risa -- Ahora, mis bellas criaturas, ayúdenme con estas cosas, debemos preparar la comida antes de que haga más frio y termine de enfriarse más la sopa
-- De acuerdo
-- Vengan a la mesa
Tezca había abandonado a sus dos primogénitos, así era su vida. Su objetivo no sólo se basaba en cuestiones románticas, buscaba un descendiente poderoso, un hijo que pudiera llevar la carga de ser líder de guerra y habilidad para llevar a cabo batallas para su beneficio. A Tezca no le interesaba en lo absoluto el equilibrio del bosque. Lastimosamente, se enamoró perdidamente de la madre de Bellroc, la única diosa de todo su harem. Tras arrepentirse de sus decisiones de dejarla gracias a sus objetivos, cuando volvió a aquel lugar, era demasiado tarde. La joven había fallecido, dejando atrás a los tres pequeños que le había dejado a su cuidado. Bellroc, siendo el mayor y el más consciente de la situación, no perdonó nunca a Tezca, por lo que escapó al bosque junto a sus hermanitos. Llevaron meses huyendo del que, en algún momento de sus vidas, era su padre. Al no poder encontrar un lugar fijo dónde vivir, volvieron a aquel castillo abandonado. El tiempo le había cobrado la cuenta; ventanas sucias, telarañas y apenas comenzaba a aparecer hiervas alrededor.
