-¡Aisha aquí no está! ¡Acabo de llegar y nadie le ha visto!- dice entre lágrimas.
Yo sin saber que hacer me giro en busca de Einar; en su mirada no encuentro ninguna respuesta y tampoco sé si él debería decidir si le cuento la verdad a su hermana o si simplemente debo mentirla.
Y tú querido lector pensarás que debo decirle la verdad, pero si lo hago volverá aquí y verá a su hermano con la pierna vendada por lo cual hará preguntas y recuerda que nosotros no podemos y no debemos arriesgarnos así, porque entonces irían a por ella. Pero si le miento se pondrá más nerviosa y muy probablemente llamase a la policía a ordenar una búsqueda por desaparición y recuerda que el pelirrojo de Einar sigue tumbado en el sofá.
Así que permíteme dudar de la respuesta que le daré a mi mejor amiga.
Mientras tanto puedes entretenerla con tus sabias y repetidas palabras de siempre Aisha, te lo recuerdo por si se te olvida.
-No te preocupes Dana, seguro que está bien.
Boom. Aisha Parks la ha vuelto a cagar.
-¿No... no sabes dónde está? ¿No ha vuelto a casa?
Piensa, piensa, piensa.
-¡Dame un segundo, alguien ha llamado a la puerta!
Claro que sí Aisha, lo mejor que puedes hacer es ignorar la pregunta de Dana para darle esperanzas de algo que no ha pasado.
Y silencio la llamada para que no me oiga hablar con su hermano.
-¡Dana está desesperada! ¿Qué la digo?
-Pásamela.
-¿Qué la vas a decir?
-¡Pero si me vas a escuchar! ¿Para qué preguntas?
-¡Para que no la cagues!
-Pásamela que se va a impacientar más.
-Vaaleee.
Le paso el móvil a mi pelirrojo favorito y como es un asunto delicado entiendo que yo no debería estar ahí escuchándolo todo, por lo tanto me doy media vuelta, salgo del salón y me dirijo a la antigua habitación de Dana.
Subo por las escaleras con la voz de Einar de fondo, y mientras subo escalón a escalón me vienen todos los recuerdos de esta casa.
Dana y yo subiendo estas mismas escaleras con ocho años mientras su madre nos preparaba unas tortitas con sirope y chocolate. No nos cansábamos nunca de ir de un lado para otro buscando esos tesoros que nosotras mismas nos inventábamos para matar el tiempo.
Otras veces poníamos trozos grandes de cartón para deslizarnos por él simulando que era un tobogán gigante.
Subo otro escalón más y ahora los recuerdos son con Einar.
Ambos teníamos quince años y soñábamos con ser grandes actores que triunfasen en las grandes pantallas. Íbamos juntos a clases de teatro, a los castings y de vez en cuando salíamos en algún que otro anuncio, pero nada de lo que habíamos soñado con tanto tiempo parecía resultar efectivo, por lo tanto después de llevarnos un gran decepción y tras varias lloreras nos dimos cuenta de que eso no era para nosotros y nos buscamos otra cosa que nos hiciera acelerar el corazón de los nervios y también de emoción.
Yo encontré el mundillo de los policías y él encontró... bueno, digamos que aún está en proceso.
Él y yo siempre hemos estado muy unidos; mucha gente dice que "encajar" tan bien con alguien es algo que pasa escasas veces en la vida y sinceramente creo que todas aquellas personas que me lo han dicho alguna vez tienen razón, pues es tan difícil encontrar a alguien con quien te lleves tan bien, en quién confíes sin motivos para hacerlo y que incluso sepa lo que te pasa con tan solo mirarte, es un lujo y un privilegio que pocos tenemos.
El día que a mi me falte Einar no sé lo que haré.
No nos va a faltar nunca, así que no digas tonterías, haz el favor.
Otro escalón más y llego al final de la escalera.
Sin pensármelo dos veces entro a la habitación de Dana y cuando entro hay algo que no me esperaba para nada.
Todo está igual a cuando éramos niñas. Es como si el tiempo en esta sala nunca hubiera pasado. Me invade la nostalgia por todos lados al ver todas las fotos que teníamos por aquella época puesta por la pared, la lamparita que le regaló su abuela cuando cumplió once años sigue colgada del techo, la persiana sigue rota pues nunca nadie la arregló y el techo lleno de las estrellas que brillan en la oscuridad.
Paso mi mano por el escritorio cuyo color es el azul celeste completamente tapado por la cantidad de polvo que hay residiendo allí.
Cuando me acerco a la cama me parece extremadamente diminuta a comparación de mi altura actual y es gracioso, pues antaño me parecía que nunca podría llegar a medir tanto. Tampoco es que mida un noventa pero con mi metro sesenta y seis estoy más que feliz.
Mientras sigo rememorando viejos tiempos no sé en qué momento mis pies empiezan a trazar un baile que yo misma desconozco y se dirigen a la habitación de Einar.
Me dejo llevar sin pensar mucho y no es hasta que llego a la puerta cerrada cuando me doy cuenta hacia donde me ha llevado mi cuerpo casi a traición.
¿Ha traición? Vamos, sabes que te mueres por ver como está la habitación de Einar.
Cállate.
Finalmente me armo de valor y toco el pomo de la puerta esperando a que se abra cuando tiro hacia abajo.
La puerta se abre y aun que debería hacer algún sonido (pues la puerta es antigua) no hace ninguno en absoluto, nadie diría que he entrado.
Entro a hurtadillas y dejo la puerta entornada para poder salir rápido si es necesario. Elevo la vista y todo lo que veo no me lo esperaba para nada.
No reconozco nada salvo una foto en la que salen Dana y Einar de pequeños cogidos de la mano en una montaña rusa con los mofletes llenos de aire por la velocidad de esta. Ellos siempre se han querido mucho y siempre a sido muy bonito estar a su lado, todos los recuerdos que tengo con ellos son buenos, supongo que mi cerebro quiso borrar los malos.
-Nos queremos mucho.
Me giro tan rápido como puedo y casi dejo caer al suelo la foto por el susto ocasionado.
-¿Qué?
-Mi hermana y yo, nos queremos mucho.
-Ahh, ya...
-¿Qué pensabas que iba a decir?
He estado a punto de contestarle hasta que me he percatado de una cosa.
-¿¡QUÉ HACES DE PIE!?
-¡Tranquila que no pasa nada!
-¡Claro que pasa! ¡Se te va a volver a abrir la herida! ¿Estás loco o es que te va el rollo masoca?
-Me tengo que tapar la herida con un pantalón largo, Dana viene para acá.
-¿CÓMO?
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Antes de decir adiós
Romance¿Cómo sabemos que ha llegado el momento de decir adiós? ¿Cómo sabemos que estamos con la persona correcta? Exacto. No lo sabemos, nos lo imaginamos y nos dejamos influenciar por lo que nos pueda decir la gente de nuestro alrededor, dejándonos con du...