Los días han pasado y Özlem aún no salía de sus aposentos esto le facilitó las cosas a Selim, puesto qué el harén ya estaba muy bien decorado y listo para iniciar la celebración de su boda, así mismo ella no tendría sospecha de qué iban a celebrar.
Ese día se llevaría a cabo una de las celebraciones más grandes en la historia del imperio otomano, la cuál muchos vieron como una desobediencia de parte del príncipe hacia el sultán, hasta qué se enteraron que el fue quien ordenó todo.
— Sultana, es un hermoso día no lo cree? — Fakria dijo emocionada.
— Tienes razón y ya es hora de dejar las penas atrás y levantarme por mis hijos, me da igual sí Selim todavía me ama. — Özlem respondió con un semblante serio.
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— Justo de el quería hablar sultana. — La Kalfa sentía qué estaba a punto de explotar con tanta felicidad qué había acumulado las últimas semanas.
— Sí? Qué sucede con él? — Özlem contestó extrañada ante el comportamiento de la Kalfa.
— Por la tarde pidió su presencia en el harén, le tiene una sorpresa, incluso la sultana Hürrem le envío un hermoso vestido para qué lo usase este día. — Soltó la Kalfa sin decir nada sobre la boda para después extender una de sus manos y señalar aquel cofre platino con piedras hermosas.
— Qué extraño, aunque seguramente me pedirá perdón por todo lo qué me ha hecho. — Dijo Özlem aún más extrañada y con una sonrisa burlona.
— Puede ser o puede ser algo más grande qué eso, su excelencia. — Fakria la llamó por un apodo muy poco inusual cosa qué le llamo la atención a Özlem pero qué dicha mujer ignoró.
— Bueno iremos a los baños y me arreglaré, vamos. — Así mismo salieron de sus aposentos, con dirección hacia los baños iba tan distraída qué no se percató de lo hermoso qué estaba decorado el palacio.
Por otro lado en los aposentos de Nurbanu se encontraban Gazanfer y Canfeda nerviosos, la Kadın sabía qué algo ocultaban y no se lo querían decir, había visto a la sultana Hürrem y al sultán en los jardines del palacio y eso le resultaba extraño.
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