How do I say goodbye, era la canción que se reproducía por mis auriculares cuando mi padre detuvo la camioneta en un semáforo, mi mirada se clavó en una linda niña de al menos unos cinco años, que cruzaba la calle tomada de la mano de su madre, quién al llegar al otro extremo, la cargo entre sus brazos llenando su rostro de besos haciendo reír a la pequeña. Derrepente sentí como una pequeña lágrima iba recorriendo mi mejilla izquierda y rápidamente alce mi mano borrando todo rastro de ella. Alcé la mirada hacia el retrovisor verificando que nadie lo hubiese notado y captando la atención de mi padre, quien después de darme una sonrisa sincera, enfoco nuevamente su mirada en el camino poniéndose en marcha.Mi madre había fallecido hace algunos años y eso era algo que aún con el paso del tiempo no podía superar, había asistido a varios psicólogos para tratar la depresión y los ataques de ansiedad pero aunque a veces solía ser difícil, mi familia siempre me mostraba todo su apoyo y me demostraba que aunque no fuera fácil, tampoco era imposible.
Iba tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta cuando llegamos a nuestro destino hasta que mi padre detuvo la camioneta frente a una gran casa de estilo colonial. Rápidamente baje de la camioneta, al mismo tiempo que me quitaba los auriculares y los guardaba dentro del bolsillo de mis jeans.
- Lucy! - llamó mi hermano haciéndome señas para sacar la mochila del maletero - Ya verás que la pasaremos increíble - comentó sonriéndome mientras sacaba su mochila también.
- Esperemos que así sea Gus - respondí caminando hacia nuestro padre quien nos esperaba unos cuantos metros más adelante.
Justo cuando mi padre iba a hablar, la puerta principal se abrió dejando ver a un señor de mediana edad vestido de traje azul marino sonriendo nos, quien empezó a caminar hacia nosotros con dos hombres más jóvenes vestidos de negro detrás de él .
- Guillermo Martínez!, Pero que gusto de verte viejo amigo - dijo el hombre dándole un abrazo a mi padre.
- Lo mismo digo Gregorio Ezquivel - respondió mi padre, alegre, separándose del abrazo - Te presento a mi hijo Gustavo y mi hija Lucy - nos señaló con una sonrisa orgullosa.
Rápidamente mi hermano se acercó estrechando su mano con aquel hombre y continuamente imite su gesto.
- Es un gusto conocerlos chicos, pero adelante pasen, están en su casa - comentó el hombre poniendo su mano en el hombro de mi padre, para después empezar a caminar dentro del interior.
Empezamos a caminar detrás de él mientras los otros dos hombres se quedaban a los costados de la entrada. En cuanto puse un pie dentro de la casa pude notar lo bien cuidada que se encontraba, lo moderna que era y la calidez que se sentía en ese lugar.
- Guillermo, querido que gusto, por fin llegan - dijo de pronto una señora de igual mediana edad, quien iba saliendo de un pasillo de la casa caminando hacia mi padre con los brazos extendidos.
- Martha, pero gusto verte - respondió él correspondiendo el abrazo - Disculpa la demora, pero tuve unos asuntos importantes antes de venir - comento separándose del abrazo.
- No te preocupes querido, lo importante es de que ya están aquí - justo cuando dijo eso volteó a mirarnos a Gus y a mi y se nos acercó abrazándonos al mismo tiempo con una gran sonrisa - Pero mira que enormes están, deben tener mucha hambre, vengan, la comida ya está lista - adjunto mientras nos soltaba y se hacía camino a un lado del señor Ezquivel.
- Chicos, ella es Martha, la esposa de Gregorio - comentó mi padre riendo un poco al notar nuestras caras de confusión, a lo que mi hermano y yo solo asentimos con una pequeña sonrisa.
Después de ese recibimiento, la señora Martha nos guió a las que serían nuestras respectivas habitaciones mientras estuviesemos ahí.
Mi padre había decidido un día simplemente llevarnos a casa de un viejo amigo suyo, para pasar el rato y disfrutar según él, de unas pequeñas vacaciones familiares.
Él suele ausentarse mucho la mayor parte del tiempo debido a su trabajo, nunca nos a contado a mi hermano ni a mi a qué se dedica exactamente, pero si nos a comentado que trabaja con personas muy importantes y poderosas.Lo que resto del día nos la pasamos conociendo a los amigos de mi padre quienes resultaron ser unas personas muy cálidas. Al caer la noche justo cuando íbamos a empezar a cenar, llegaron un hombre y una mujer un poco más jóvenes que mi padre vestidos de una manera casual. Resulto ser que eran los hijos de los señores Esquivel y así como fueron de agradables sus padres, lo fueron ellos también con nosotros, al terminar la cena el señor Ezquivel le hablo a un hombre de los que se encontraban en la casa y le pidió que nos llevará a Gus y a mí a la feria que se encontraba en el pueblo, mi padre solo se nos acercó para pedirnos que tuviéramos cuidado y no lleguemos tan tarde, después de eso, tanto él como los que estuvieron presente en la cena, se fueron a lo que parecía ser un despacho.
Mi hermano y yo no dijimos nada y salimos con el hombre quien nos dirigió hacia una camioneta negra y nos abrió la puerta para subir.Gustavo tenía 26 años y yo 22, a pesar de nuestra edad, aprendimos a no cuestionar a nuestro padre por respeto.
Mi hermano suele protegerme la mayor parte del tiempo tanto que hasta cuando ve que un chico se acerca a mi, suele intimidarlo y me dice que no está de acuerdo en que cualquier chico se me acerque, no lo juzgo, tampoco me agradaría salir con un chico debilucho y menos sin alguna aspiración en la vida.
Estaba riéndome con mi hermano por un comentario que había hecho, cuando la camioneta se detuvo y rápidamente el hombre se apresuró a abrirnos la puerta.
- Hemos llegado chicos - comento señalando la feria que estaba frente a nosotros - Cualquier cosa que necesiten estare aquí en la camioneta, por cierto mi nombre es Raúl - dijo mientras cerraba la puerta al momento que nosotros bajamos.
- Muchas gracias Raúl, pero ¿No nos acompañaras? - Pregunté confundida.
- Oh, no señorita, ustedes vayan y disfruten, en el momento que ustedes se quieran ir, yo los llevaré de vuelta - contesto apenado mirando a los lados.
- Estoy de acuerdo con Lucy, deberías acompañarnos Raúl, al final de cuentas, nosotros no conocemos aquí y es mejor tener alguien conocido cerca - comentó mi hermano animando al hombre quien parecía tener aproximadamente la misma edad que él.
- Supongo que puedo acompañarlos para asegurarme que estén bien - dijo Raúl sonriendo un poco.
Sin pensarlo empezamos a caminar los tres hacia la feria y quedé sorprendida de ver mucha gente, el lugar era realmente divertido, había demasiados juegos, puestos de comida y lugares para tomarse fotos.
Justo cuando iba a ser media noche, regresamos a la casa del señor Ezquivel, al parecer todos en la casa ya se encontraban dormidos, nos despedimos de Raúl agradeciéndole por el viaje y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones, estaba fatigada por el viaje y por la ida a la feria, realmente me la había pasado genial.
Me dirigí al baño para tomar una ducha y ponerme mi pijama e irme a acostar, esperaba que mi hermano tuviera razón y este viaje fuera genial.
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Bastó Solo Un Disparo
Ficção AdolescenteUnas pequeñas vacaciones... Era lo que pensaba Lucy, antes de llegar a esa gran casa, rodeada de niñas, jóvenes, guardias, pero en especial, esa mujer que la hacía sentir cosas que nunca había experimentado. Lucy jamás imaginó que su vida cambiaría...