Era recién las 7:30 de la mañana cuando un rubio cenizo tocaba la puerta de una casa como le era costumbre. La puerta fue abierta por una señora azabache de rostro amable, la cual le sonrió cálidamente al joven
-buenos días Katsuki.
-buen día señora Yao Yue –contesto el joven
Sra. Yao: Anko aún no se ha levantado –informo dando paso a que el muchacho entrara. –puedes subir a su habitación.
Katsuki: gracias –respondió entrando.
La señora se dirigió a la cocina con una sonrisa y el rubio cenizo subió las escaleras con las manos en sus bolsillos.
Ya en el segundo piso se dirigió a la primera habitación del pasillo de la derecha, se detuvo frente la puerta a tomar la perilla pero antes de hacerlo la puerta se abrió mostrando a una azabache vestida con el uniforme de su colegio.
Apenas la vio le dio un golpe en la cabeza haciendo que la chica perdiera el equilibrio por un momento y se balanceara hacia adelante. Al recuperar el equilibrio toma el cuello del uniforme del chico y lo agita violentamente.
Anko: ¿¡qué te pasa animal?! –exclamo con furia. El chico imitó la misma acción que la chica y el tomo por el cuello de su uniforme levantándola un poco del suelo
Katsuki: ¿¡qué te pasa a ti estúpida!? –le refuto el rubio, ambos acercaron sus rostros de manera desafiante. Hasta que la señora Yao Yue los llamo a desayunar.
Ambos se separaron de un empujón y bajaron las escaleras con dirección a la cocina. Al llegar vieron a la madre de la chica sirviendo la comida. Se sentaron en la mesa, el con los brazos cruzados y los ojos cerrados y ella de igual manera
Sra. Yao: ¿ya desayunaste Katsuki? –pregunto colocando un plato con dos huevos fritos y tocino frente a su hija.
Katsuki: si señora Yao Yue –respondió con calma –no se preocupe
Sra. Yao: ¿y no quisieras comer algo más? Si quieres puedo servirte
Katsuki: se lo agradezco señora Yao, pero estoy bien –respondió cortes. Eran raras las veces en las que Katsuki Bakugo se comportaba de una manera "decente" y esas pocas veces eran en presencia de esa señora
Anko: no seas aguafiestas Bakatsuki –dijo con un tono burlesco que acostumbraba usar, rápidamente fue reprendida por su madre diciéndole que no le colocara apodos al joven. Este solo rio bajo burlándose de ella, la chica se dio cuenta y le saco la lengua infantilmente.
Katsuki: se lo agradezco señora Yao Yue, creo que si podría comer algo
...
Anko: no sabes cuanta envidia te tengo –refunfuño la chica mientras caminaba junto al cenizo de camino a la escuela.
El cenizo caminaba tratando de ignorar las quejas de su acompañante mientras esta se quejaba por el supuesto favoritismo que tenía su madre por su mejor amigo.
Anko y Katsuki se conocían desde muy pequeños, pues vivían a tres casas uno del otro y sus madres solían juntarse seguido por lo que ellos también. Sin embargo Anko no conocía a cierto peliverde que era amigo de la infancia del rubio cenizo
Katsuki: ¡¡suéltame perra!!
Al notar que Bakugo no le prestaba atención hizo un puchero y abrazo el brazo del chico quien al sentirla comenzó a sacudir bruscamente su brazo tratando de zafársela sin embargo no pudo y termino por darle un pequeña explosión en la mejilla de la chica logrando que esta lo soltara y se sujetara la mejilla sollozando de dolor