Era una tarde soleada y las personas paseaban por la ciudad. Mientras un par de jóvenes se reunían luego de no verse durante dos días.
El joven azabache se giró a verle la cara a la joven a su lado. Le miro alzando una ceja para luego arrebatarle el celular de las manos.
Anko: ¡oye! Devuélvemelo –intento quitarle el aparato pero el joven se levantó de la banca y al ser más alto que ella no podría alcanzarlo.
Dabi: no te apareces por aquí en dos días y me reprochas por llegar media hora tarde, que niña tan grosera –le reprocho alzando más el Móvil–será mejor que te disculpes o este lindo celular podría terminar calcinado en llamas azules
Anko: ¡no! Digo...lo siento –murmuro entre dientes
Dabi: ¿Qué dijiste? No te escuche
Anko: dije que lo siento To-u-ya –deletreo con burla el nombre del mayor y este soltó el teléfono cayendo en la cabeza de la chica
Dabi: no me llames por mi nombre enana tramposa, ¿A dónde vamos hoy? –pregunto apoyándose en la cabeza de la chica. La chica tomo con rapidez el aparato antes de que se estrellara contra el suelo y lo guardo en su bolsillo
Anko: vamos a Shibuya. Oí que hay un centro de apuestas en peleas ilegales ¿trajiste dinero cierto?
Dabi: creía que tú traías –respondió con burla, ambos se miraron y suspiraron cansados...
...
Caminaba una joven azabache entre el bullicio de gente en la avenida principal chocando de vez en cuando con la gente. Parecía algo mareada, quizá algunas copas de más o algún problema de salud. Entro a un café donde habían muchas personas, se sentó en una mesa alejada de todos y pidió un capuchino cargado. Estuvo allí hasta terminar su capuchino, al salir se dirigió a un callejón solitario donde se encontró con su amigo azabache
Anko: ¿Qué tienes? –pregunto apoyándose en una pared
Dabi: poca gente pasa por aquí, solo pude obtener unos 2000 yenes ¿y tú?
Anko: no lo sé –dijo sacando de su chaqueta 20 billeteras y muchos billetes sueltos.
Comenzaron a contar el dinero que había en las billeteras junto con los billetes sueltos y el dinero que había recogido el azabache. Sumándolo todo obtuvieron cerca de 90.000 yenes, suficiente como para ir a las peleas a apostar...
...
Anko: no puedo creer que hayamos perdido la mitad de todo porque apostaste al idiota del cabello raro
Dabi: que iba yo a saber que perdería, al fin y al cabo lo recuperamos todo con tu apuesta. Sabes, deberías ser villana, se te da bien estas cosas.
Anko: ¿villana? No gracias, sabes mi opinión sobre héroes y villanos. Ambos grupos están sobrevalorados. Los Héroes buscan llamar la atención salvando a "todos", cuando hay personas en las sombras que necesitan ayuda y a ellos no les importa; tú por ejemplo. Y en cuanto a los villanos, solo quieren llevarle la contraria a los héroes cuando son exactamente lo mismo, personas que dañan a otras para justificar un "bien común". No entiendo a esta sociedad, o eres héroe o eres villano, que injusto, que pérdida.
Dabi: sigo sin entender porque somos mejores amigos
Anko: porque te salve la vida y porque soy la única que soporta tus traumas
Dabi: ah sí, por eso
Eran las 6 de la tarde y ambos jóvenes se encontraban caminando mientras comían gomitas, robadas por supuesto. El frio de la tarde los acompañaba en la calle de camino a casa de la chica, ambos rieron ante la pequeña discusión que se formó por una de las apuestas ilegales que solían hacer para ganar dinero.
De hecho, solían salir a robar distintas cosas, hoy en Shibuya con cada persona que chocaba la chica usaba su don para robar su cartera o dinero sin que se dieran cuenta, igual que las personas que estaban en el café. Era lo que siempre hacían juntos: robar, apostar y de vez en cuando participar en peleas clandestinas.
Llegaron a la casa de la chica y esta se despidió de Dabi para entrar con unos 500.000 yenes en el bolsillo. Se habían repartido el dinero entre los dos.
A la mañana siguiente era sábado y su madre iría a visitar a su abuela que vivía en Yokohama, Bakugo estaba castigado por haberle gritado a su madre por lo que no podía hacer nada con ella.
Tomo su celular y llamo al azabache para que fuera a su casa e hicieran cualquier cosa. Dabi, al no tener nada mejor que hacer no le importó ir hasta la casa de su mejor amiga para hacer cualquier cosa. Pidieron pizza para el almuerzo porque aunque la chica supiera cocinar era un riesgo cocinar con Dabi cerca, podían quemar la casa...
Tuvieron una guerra de almohadas, un debate sobre que si era mejor la Coca Cola o la Pepsi, hicieron palomitas, jugaron videojuegos y pusieron una película de terror.
Una historia sangrienta sobre un joven chico que pierde la poca cordura que poseía al perder a su hermano a causa de un accidente con unos brabucones, mata a su familia y busca victimas para pasar el rato.
Dabi: que interesante... sabía que lo iban a matar
Anko: te apuesto a que la siguiente es la rubia
Dabi: hecho
Así pasaron todo el día, entre bromas y películas, disputas y acuerdos, divirtiéndose.