Capítulo II

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Aquella noche había concluido en una pacífica cena entre ambas familias, los días habían transcurrido de igual forma.

Lord Rickon había hablado con el rey Viserys para pedir el permiso para que su hijo Cregan pudiese entrenar junto a los príncipes con el fin de que el chico no perdiera la práctica que tenía. Por otro lado reina Alicent había recomendado que la pequeña Stark pasase tiempo con la princesa Helaena en actividades como lectura y bordado, al inicio Lilyanne había puesto de su parte para complacer el deseo de la cobriza el cual a la semana fue abandonado debido a el gran aburrimiento que le provocaba.
No se trataba de la princesa en absoluto, de echo había logrado entablar pequeñas conversaciones con ella en donde hablaban de los insectos por los que Helaena tenía una fascinación, algo que intrigó mucho a la castaña.

En aquel día en especial el cielo se encontraba lleno de nubes que cubrían el sol haciendo aún más notoria la baja temperatura de la estación, sin embargo también logrando un clima agradable para aquel viaje de caza que había sugerido Viserys en honor a sus Invitados. El viaje en el carruaje había sido entretenido para los pequeños los cuales habían estando observando las tierras de la capital, sería una expedición corta, solo para convivencia.

Los primeros en estar listos fueron los pequeños Stark que se encontraban esperando a su padre para adentrarse en el bosque, ambos cargando unos arcos a su medida para mayor facilidad, que a diferencia de ellos los príncipes sólo portaban espadas como última medida de precaucion ya que de todos modos eran escoltados.
Pará los príncipes Velaryon no fue una sospresa que Lilyanne portara un arco y mucho menos que sabía usarlo ya que habían observado como esta practicaba casualmente en el patio cuando se aburría de recorrer las torres, mientras que por otro lado eso le horrorizaba a la reina que ahorraba sus comentarios para evitar problemas, en su opinión, una dama no debería actuar "salvaje" ni como los hombres.  

-Buena puntería hija- felicitó Rickon después de que la flecha disparada por la castaña logro atravesar el cuello del conejo matando lo casi al instante - solo recuerda que tienes brazos largos, y tu control de puntería esta en ellos no en la tensión de la cuerda-.

- Claro padre - la pequeña dio un asentimiento con la cabeza y después camino en dirección a donde se encontraba el animal muerto acompañada de un guardia donde tomaron al conejo de las orejas y lo metieron dentro de un saco.

-Al ver a su hija recuerdo a mi querida Rhaenyra a su edad, igual de aventurera y precoz, apuesto a que se convertirá en una gran dama y las propuestas de matrimonio no se tardarán en llegar hasta sus tierras Lord Stark - Viserys hablaba con nostalgia, como si cada uno de esos pequeños recuerdos se su hija fueran tesoros que él resguardaba.

-Lilyanne a crecido junto a Cregan que me es imposible compararlos y decidir quién es mejor cuando ambos tienen tanto potencial, sabemos que hay actitudes que no son correctas en una dama pero mi hija me da orgullo mi rey, incluso mis hombres dicen que ella tiene mas valentía que ellos y si es así dudo que haya hombre en este mundo digno de su mano, sin ofender a sus hijos y nietos - ambas miradas se dirigieron hacia los 4 jóvenes que veían expectantes a la niña a excepción de su hermano el cual se mantenía concentrado en cazar.

-Esos niños cumplen con sus entrenamientos pero pareciera no ser suficiente, no me ofende Rickon, a mi me alegraría unir nuestras casas pero su hija ya demuestra ser todo un lobo digno de su casa- aquella mano sin algunos dedos se posó en el hombro del fornido dando una palmada de felicitaciones para después ambos hombres continuar con el recorrido.

Mientras tanto Lilyanne y Cregan habían decidido alejarse más en busca de mayor recompensa, por un lado se encontraba Cregan el cual escoltado por un guardia que estaba varios metros detrás de él y por otro se encontraba Lilyanne. La menor había logrado escabullirse sin ser notada por los guardias en busca de un logro individual, sin tener en cuenta que 2 pares de ojos la habían seguido, por un lado Jace que que miraba a su alrededor en busca de algún animal y por otro a Aemond el cual observaba a la castaña en cualquier minúscula acción que realizaba.

- He llegado a notar que se esfuerzan en sus entrenamientos pero aún así no tienen mejoría - la voz de la pequeña salió en un susurro cauteloso con la intensión de no ahuyentar alguna presa cercana -Me gustaría ayudarlos a mejorar pero me temo que sería una sugerencia negada por su majestad-.

-Padre está encantado con la visita de Lord Stark a la fortaleza, posiblemente si el se lo sugiere no dude en acceder- el joven de ojos violetas se acercó un poco más a la castaña, imitando el leve tono de voz para no interrumpir la concentración de esta- además sería un beneficio mutuo, así tampoco oxida sus habilidades señorita Lilyanne-

- Voy a considerar esa propuesta y una vez tomada la decisión posiblemente se enteren de lo que ocurra - la pequeña volteo su rostro para mirar al oji violeta y dedicarle una leve sonrisa - espero que se de una oportunidad para ayudarlos en sus prácticas -.

La Stark había desviado su mirada hacia el otro castaño que se había estado manteniendo concentrado en su labor, pero al momento de mirar a la joven su rostro se convirtió en pánico y es que había logrado visualizar un ciervo de gran tamaño que se encontraba corriendo a gran velocidad hacia ella.
Cuando ella volteo a ver hacia la misma dirección se congeló, no sabía si gritar por ayuda o moverse del sitio, sus manos y piernas temblaban como para siquiera intentar disparar una flecha al animal. Había sido un gran error alejarse demasiado de los caballeros.

Justo cuando el ciervo se encontraba a pocos metros de ella sintió como alguien la jalaba de sus hombros impidiendo el impacto de la bestia contra ella, luego simplemente se escucharon gritos a lo lejos terminando con un silencio total. Su rostro se encontraba apoyado contra la espalda del peli blanco que se había posicionado frente a ella con tal de protegerla un poco al menos, al levantar la vista pudo notar que el joven Velaryon no se encontrab a su al rededor por lo que comenzó a caminar para intentar encontrarlo pero fue interrumpida por el príncipe.

- Comenzó a correr y a gritar para que el ciervo lo siguiera a él y se olvidara de nosotros- aclaró para que la de orbes color miel pudiera estar más en calma- corrió en dirección a donde estaban los guardias, si tuvo suerte el ciervo ya debería estar muerto-

-Gracias príncipe Aemond- una sonrisa se plasmó en sus labios mientras hacía una leve reverencia- será mejor que suspendamos la actividad por hoy e ir a ver el estado del príncipe Jace-

Con un asentimiento de cabeza el Targaryen aceptó la propuesta y ambos comenzaron a caminar en silencio hacia el campamento, mirando de vez en cuando a su alrededor para evitar otro incidente.

Ice & High Fire - Aemond Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora