1: "Promesas"

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Neytiri organizaba todo para su viaje, uno en dónde nuevamente abandonaría su segundo hogar en el cuál ahora permanecían las memorias de su hijo mayor. Una parte de su corazón vivía en las profundidades de la isla.

Al recordar eso, dejo de guardar las cosas y acarició su cuello, específicamente el collar de su Neteyam. Cerró los ojos, tratando de contener la ira y la tristeza, una mezcla peligrosa, más en una madre que estaba de luto.

Su alma lloraba, sentía que cada vez se arrepentía de aquella unión bajo el árbol de las almas. Desde ese día, su hogar, su familia, todo se lo habían arrebatado, y ahora su hijo...

Los destrozos se comenzaron a hacer presentes. Le daba igual si alguien la señalaba, no descansaría hasta cobrar la vida de quién le robó a su pequeño.

– ¡Neytiri, Neytiri! – Los llamados de alguien la desconcertaron, más cuando la sujetaron del torso, evitando que pudiese moverse.

Conocía la voz del hombre que ocasionó todo lo malo en su vida. Así que no evito dar pelea y gritar.

– ¡NO ME TOQUES! – Se separó sin cuidado, alejándose de forma brusca y señalando con su mano. – No me toques... ¡Todo esto es tu culpa!

– Neytiri yo...

– ¡Tu culpa! – lo interrumpió. – Antes de ti yo tenía hogar, a mi padre y hermano... ¿Ahora que me queda? – preguntaba al aire, negando con la cabeza mientras dejaba sus lágrimas caer. – Me queda sufrir por mi hijo...

– Me tienes a mí – Respondió Jake con temor. – A Kiri, lo'Ak, Tuk. Tenemos a nuestros hijos, por favor, Neytiri... – Parecía desesperado. ¿Y cómo no? Su esposa y compañera de vida, parecía comenzar a cosechar un odio irremediable hacía su persona.

La matriarca del hogar asentía lentamente, pero siguió conservando ese semblante serio y de temer. Inclusive era como si de sus ojos no hubiera brillo, todo en ella se había apagado.

– No me iré de tu lado, ¡Solo porque no puedo! – Escupió con amargura. – Me empareje frente a Eywa, una unión inquebrantable. Mi peor decisión. – Finalizó, saliendo de la cabaña sin voltear a ver a su esposo, quien no evito caer en el piso, comenzando a llorar.

Él también sufría, la muerte de su hijo lo hacía pedazos, pero sabía que debía ser fuerte por sus otros hijos y esposa, pero la indiferencia de esta también lo quemaba.

Pero de algún modo, se lo merecía. Le había prometido a Neytiri una vida de paz, una en dónde sus progenitores crecerían felices y sin mayores preocupaciones.

Todo parecía una mentira.

Lo'ak, quién estaba junto a Kiri escuchando con cuidado de ser descubierto, se alejaron tan rápido vieron a su madre saliendo de ahí y yendo a quien sabe dónde.

Los adolescentes se miraron con pena, en especial Lo'ak, que sentía que todo aquello era su culpa.

– Fue... Fue buena idea de que spider volviera con los omaticaya – Habló Kiri, rompiendo aquel silencio nostálgico. – Madre... Se ve inestable.

– Lo hubiera matado. No está en condiciones de ver a un humano, menos al hijo del imbécil qué asesino a nuestro hermano – Respondió con furia, dirigiéndose hacia las orillas de la isla y sentándose en la arena, escondido su rostro entre sus rodillas.

De solo recordarlo, sus ojos comenzaban a lagrimear. Y se sintió peor al sentir a Kiri abrazándolo por los hombros. Era la misma manera en la que Neteyam lo abrazaba para reconfortarlo.

– Neteyam ahora descansa con Eywa. Ya no vivirá más guerras ni preocupaciones – Trataba de consolar Kiri, separándose de su hermano y sentándose en la arena, metiendo sus manos bajo está.

Un guerrero no muere || 𝐍𝐄𝐓𝐄𝐘𝐀𝐌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora