Ojos que no ven...

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Frankelda tenía una semana sin hablar con aquel "libro", incluso había usado hojas sueltas  para escribir, tímidamente se acercó a el  y le hablo.
—¿Herneval? — dijo extrañamente tímida.
El libro se movió un poco y apenas volteo a verla. Enseguida se movió un poco el lugar y llegó de nuevo un espectador, Frankelda lo miro cabizbaja.
—Se que te dije que nos viéramos pronto pero este no es un...—Herneval la interrumpió.
—Deja que escuché lo que vas a contar...— también volteo cabizbajo.
—Muy bien—suspiro— considera esta historia una disculpa:

Illiu siempre había esperado está oportunidad, estar entre tantos músicos famosos, sin embargo, se encontraba intimidada pues oía como entre ellos murmuraban, seguro ella era la razón...
—¿Entonces que te parece la colaboración? — pregunto su representante.
La chica un poco distraída acepto, y luego se volteo a ver qué más decían.
—Sin embargo, nuestra marca solo maneja hasta la talla XL, y cuerpos reloj de arena, así que nos parece muy necesario que puedas entrar, aunque sea en esa talla. —respondió el señor dueño de esa marca de moda. Ella solo lo miro algo nerviosa, esto provocó que juguetera con su collar de perlas.—Espero y aún así esté interesada, y no como las otras chicas que intentamos contra porque se negaron a nuestros lineamientos, ya sabes, es más que obvio que la moda de la gente gorda pasará y es inútil hacer ropa para gente que ... De todos modos, desaparecerá...
Este comentario provocó que Illiu rompiera su collar de perlas de su broche, el dueño de la marca lo levanto y casi juzgándola se lo dio. Ella lo tomo tímidamente y lo guardo entre sus manos.
—Puedo aceptarla, pero necesito tiempo para llenar sus lineamientos, así que les enviaré mi afirmación en una semana. — Dijo ella solo para que la dejaran ir.
—Esta bien, entonces nos vemos en una semana.—dijo ese señor y se fue.
—¡¿Qué te pasa Illiu, porque no aceptaste ahorita?!—pregunto su representante tomándola fuerte del brazo.
—¿Si recuerdas que en menos de dos meses es el concierto del álbum de música mexicana de concierto que vamos a lanzar? — renegó ella.
—¡¡¡Yyyy!!!—la zangoloteo un poco.
— ¡¿Cómo que "y"?! Recuerda que este estomago que me cargó en realidad es por como puedo sostener el aire, cuando platicamos con el especialista te dijo que si cambiaba algo del cuerpo podría cambiar mi potencia.—se suelta del agarre molesta.— Tu llama al especialista, mientras yo voy a buscar a Alex, quiero ver si puede reparar el broche...otra vez.
—Yo no se porque invitaste a ese artesanucho.—dice bufando el hombre.
— ¡Alex es joyero y artesano, uno de los mejores del país, por eso el va ser mi línea de joyería, junto con su familia, así que no me molesta!
—Sale del lugar aturdida.
Alex se encontraba en la recepción del lugar, cuando miro a Illiu, sus ojos brillaron cómo dos atardeceres, mientras ella se acercaba.
—Alex, que bueno que te veo...—mira sus cosas— ¿Ya te vas?
—Si señorita, ya terminé de hacer mi investigación; que fue muy enriquecedora, por cierto,pero dígame, ¿Puedo ayudarle en algo?— dijo dándole una sonrisa
Ella le mostró el collar algo apenada.
—Volví a romper el broche, perdona— sus ojos se llenan de lagrimitas.
El chico tratando de no entrar en pánico y le ofreció sacarla de ahí, ella sin pensarlo acepto la invitación, y se fueron, sin antes dejar un mensaje a su representante con un mesero, esperaba que el ingrato hombre se enojara mucho. El camino en el auto fue muy silencioso, hasta que quedaron varados en medió de carretera, los dos se miraron y se bajaron del auto, miraron el neumático y Alex suspiro, Illiu le pidió las llaves, saco el neumático auxiliar, y el gato comenzó a cambiar la llanta. Sin decir mucho subieron de nuevo al auto.
—Debo admitir que si no fuera por usted yo me hubiese quedado varado el día de hoy. —le dijo el joven apenado.
—No te preocupes, casi me pase dos años cambiando llantas en la escuela. —dijo ella acomodando su cabello.
—¿En la escuela? — pregunto el confundido.
—Mis padres no quería que fuera cantante, así que me forzaron a estudiar una carrera técnica y estudie sistemas automotrices. —menciono ella con cierto orgullo en su postura.
—¿Tienes algún otro talento guardado? — comento en ironía
— Actuó, dibujo, escribo mis letras, algunas historias y hago diseño de prendas, además se un poquito de Náhuatl. — respondió dejando perplejo al chico.
Aquella chica cada vez era más fascinante para el. Después de platicar un rato afuera de la casa de ella, se fue, por primera vez en la vida los dos sentían que eran apreciados por lo que eran, y no por lo que los demás veían de ellos.
A la mañana siguiente el representante la llamo muy temprano, molesto, exigió verla en la tarde con el especialista, fueron los dos, el hombre tenía cierto énfasis en siempre tomarla fuerte del brazo para tener poder sobre ella. Hablando y "analizando" el especialista la situación determinó que en un poco menos de dos meses; con una dieta rigurosa, ejercicio, más horas de ensayo y sin mucho esfuerzo podría ella bajar de peso sin afectar su capacidad vocal, ella se fue de ahí muy conforme y enseguida hablo con el dueño de la marca, sin darse cuenta que por debajo de la mesa su representante pasaba un pequeño bajo de billetes por maquillar el diagnóstico.
Illiu se puso en marcha, comenzó a tener una rutina MUY agotadora, levantándose en la mañana tomaba sus alimentos, en menores porciones y solo grasas naturales, luego hacia ejercicio, salía de bañarse y se vestía para ir al teatro para ensayar nueve horas seguidas con solo unos plátanos y agua para comer y almorzar (ya que era alérgica a las manzanas y peras, que es lo que uno comería para no tener hambre), al salir manejaba a casa de Alex, para verificar como iba la línea de joyería, después a las nueve de la noche solo tomaba agua para apaciguar el apetito, mientras escribía letras, hacia más diseños y veía todo lo de su vestuario para el concierto. Al final aquella rutina comenzó a estresarla; levantarse a las siete de la mañana, privarse de sustancias de alimento, y dormir hasta muy tarde no era ideal para ella, aunque ella todos los días se veía al espejo y veía como sus mejillas dejaban de tener tamaño, no veía mucho avance en su cuerpo, y había decidido no pesarse en una báscula, pues le asustaba obsesionarse con bajar de peso, así que ella sabría si había cumplido su objetivo al probarse la ropa que modelaría, seguro se vería hermosa.
Un día cualquiera su representante la llamo, la llevo a una clínica de "drenaje", fue la cosa más horrorosa que había hecho hasta el momento, desde que era pequeña le tenia a las agujas, y en esa clínica la había inyectado por al menos 10 veces, terminando de ahí le dieron permiso de ir a descansar y ella decidió ir con Alex, del cual se había hecho muy amigo; Alex todo este tiempo le había regalado un vaso de leche con un plátano, solo una vez le había ofrecido un bísquet (para la dieta),ella le hacia una pregunta y mientras cenaba, el respondía, se habían conocido mucho, puesto que después de volver a casa se llamaban y hablaban hasta que Illiu terminaba su trabajo o hasta que cantaba para el y se quedaba dormido. Tocó el timbre y sorprendido la recibió, la invitó a la mesa y sin preguntarle le sirvió un plato de caldo de pollo.
—Gracias Alex, pero sabes que no puedo.
—Vamos Illiu, es caldo, es un setenta porciento agua, veinte porciento verdura y solo diez porciento carne, no te hará daño, creo que te hará más daño si no comes sustancia.—insistió dándole una sonrisa tierna.
—Esta bien— comenzó a comer mientras observaba la casa.— ¿Vives solo?
—No, mi madre se encuentra ahora afuera pero vivo con ella.—se levanto a sacar una carpeta, la puso sobre la mesa y la ojeo para que ella los viera mientras comía.
—¡¡¡¡Son geniales!!!!—dijo Illiu tragando rápidamente la comida, los miro atentamente creando una gran sonrisa y fascinación. — ¿Estos son diseños tuyos?
— S-si— dijo apenado—¿Enserio te gustan?
—Son preciosos—ojeo por ella misma los diseños, cada uno la hacía sentir una sensación de estar viendo una línea de alta calidad. Se detuvo en una pulsera en forma de flor de cempaxúchitl, lo miro un momento y sonrió. — Este iría bien con un colibrí.
—¿Colibrí? —pregunto extrañado.
— Cuando era pequeña mis abuelos me contaban historias, una hablaba de dos amantes que fueron separados por la guerra, y cuando ambos murieron fueron unidos siendo vueltos ella una flor de cempaxúchitl y el un colibrí. —Alex le dio un lápiz, por lo que esta lo tomo y garabateo el ave, ambos quedaron que serían dijes pagables. — Sabes que, he decidí que esté modelo te lo comprare junto con unos pendientes de cempaxúchitl. Quiero que queden para un día antes del concierto, o para ese mismo día, quiero usar algo tuyo.

Ojos que no ven... (Mini Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora