Capítulo 8

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Señor. Yo no sé muchas cosas, pero tu sí. Dame la paz de entender que tienes el control de todo y que al final ella estará bien... La pongo en tus manos para que la cuides por donde quiera que vaya... Tú, Dios mío, nos diste este amor. Algo tan grande, tan sublime, no puede provenir de nosotros. Tienes que ser tú el autor. Perdóname si a partir de hoy todas las noches de mi vida me escuchas pedir por ella.

Un Café Para RecordarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora