PRÓLOGO

21.1K 1.7K 399
                                    

CIRO AMERY

The Untold-Secession Studios

Cuando todo el mundo parece verse obligado a sentirse atraído por ti, dedicarte sonrisas coquetas y aleteos de pestañas descarados, encontrar a una persona que es capaz de resistir la fuerza de mi don, plantarme cara y actuar como si ser besada por mí no fuese su meta en la vida, no puede simplemente sentarte a esperar, tienes que actuar.

Así lo hice.

La arranqué de las manos de un villano, posiblemente para convertirme a sus ojos en el que ocupe ese puesto, pero soy paciente. Seré su amigo. Le demostraré que podemos sentir, a diferencia de lo que pueda parecer Viktor. Tenemos sentimientos, yo los tengo. No estoy congelado, mi corazón puede que nunca haya latido, pero no estoy muerto. Siento con la misma intensidad o incluso más que la de un humano. Para que ella pueda comprobar esto, tiene que volver. Es por eso que ahora mismo estoy observando a Viktor, junto a la cama de los aposentos que le han sido asignados, mirándola con una culpa incapaz de ser ignorada.

—Podrías darnos algo de privacidad. —gruñe.

—No entiendo por qué debería hacer eso. —Cruzo los brazos sobre mi pecho y me reclino hasta apoyarme contra la pared. —Al fin y al cabo, es mi saciadora.

—Ella no es tu saciadora.

—¿Para qué quieres privacidad con ella? —pregunto ignorando su comentario anterior. —¿Planeas hacer algo inmoral, Viktor?

No puedo evitar que se filtre algo de diversión en mi voz.

—¿Preocupado por mi moral, Ciro?

—Como si te quedara algo de eso...

Su mirada se ensombrece en cuanto las últimas palabras salen de mi boca. Le cubre un manto de culpa que es imposible de arrancar. Sé que lo que me ha contado no es del todo cierto, el estado de Sierra no es un accidente. Sí, Viktor tiene un temperamento atroz, pero tiene un puto control de acero. Solo se desata cuando quiere, creando espectáculos sangrientos casi siempre destinados a sembrar el miedo y perpetuar su imagen oscura. Sin embargo, ninguno de esos actos se ha visto originado por una falta de control, salvo cuando tenía que ver con ella, con Sierra. Aún así, no creo que sea un accidente. Hay más, hay cosas que no me cuenta y espero descubrirlas.

Sé que Sierra es especial, lo supe en el momento en que sus ojos no me miraron con deseo enfermizo. No, sus ojos brillaban por otro.

—Puedo darte espacio si es lo que quieres, pero sabes perfectamente que tus palabras no están a salvo.

Giro sobre mis talones, dirigiéndome a la salida. Ambos somos muy conscientes de que escucharé todo lo que tenga que decir. No me alejaré demasiado, no con alguien como él cerca de ella, y mi oído es fino para incluso escuchar los susurros mas bajos. Me apoyo contra la pared enfrente de las puertas de la habitación, captando el suave roce de las sábanas, el sonido de la respiración de Sierra y el aleteo despacio de sus pestañas.

Está despierta, a veces lo está, y nos mira sin mirarnos realmente. Había visto anteriormente los efectos del don de Viktor, siempre con bastante desapego, hasta ver los efectos en ella. Cuando alguien brilla con tanta fuerza e irradia temperamento por los cuatro costados, verla de esa manera te hiela la sangre y estremece los huesos.

—Seguro que ahora mismo te estás arrepintiendo de lo que dijiste ese día, cuando me contaste que intentaste quitarte la vida días antes de entrar a la Subasta Roja, que pensabas que no encajabas allí y que realmente estabas hecha para sacarme de quicio, pelear conmigo. —arqueo las cejas con sorpresa al escuchar eso, nunca hubiese imaginado que Sierra hubiese estado a punto de hacer algo así. —Ahora soy el motivo de que estés así. Si antes me odiabas, creo que ahora deberíamos crear una nueva palabra para lo que sientes por mí. No hay una que abarque el sentimiento de odio que debes de sentir. No te preocupes, haremos lo posible por encontrar una.

Percibo el sonido del roce de la piel, el entrechocar de unos dedos con otros y es posible que le haya agarrado la mano. Tenso un poco la mandíbula.

—Porque volverás, eso sin duda, reina de rubíes. Tienes mi promesa, aunque para ti no valga nada.

El sonido de un beso corto y casto llena el aire y ese es el momento que elijo para volver. Abro las puertas, cruzando la pequeña salita de estar y encontrando a Viktor junto a ella, con los labios apoyados en su frente. Entrecierro los ojos, no muy seguro de si este es el primer beso que he escuchado.

—Creo que es hora de que te retires. —Clavo mis ojos en él. —Seguro que tienes muchas cosas que atender, se acercan las reuniones con el Consejo.

—Sí, seguro que estás muy preocupado por dichas reuniones.

Sonrío cargado de arrogancia y me encojo de hombros, no respondiendo realmente. Se levanta a regañadientes, resistiéndose a soltar los dedos pálidos y estáticos de Sierra. La mira más tiempo del que alguien como él haría con un humano normalmente.

—¿La quieres?

—Por supuesto.

—No hablo a si la quieres como un objeto que poseer. —Me relamo los labios, tomándome mi tiempo. Disfruto de hacerlo impacientarse. —Hablo de amor, Viktor. ¿La amas?

—Yo no amo. —Sus palabras suenan raras. —Lo sabes mejor que nadie.

Y después, sin más palabras que decir, se retira.

Cuando estoy solo, una sonrisa pequeña se dibuja en mi rostro. Es un imbécil. Ni siquiera es consciente de lo que siente. La humana lo tiene comiendo de su mano, lo ha puesto de rodillas sin saberlo, lo ha hecho terriblemente vulnerable.

Viktor la ama y yo me encuentro fascinado por ella, aunque me temo que no sería la primera vez que peleamos por la misma mujer.

EL CASTILLO VITALLE VOLVERÁ A ABRIR SUS PUERTAS EL 5 DE FEBRERO, SEAN BUENAS, PEQUEÑAS FIERECILLAS.

ATENTAMENTE,

VUESTRO INSACIABLE VIKTOR VITALLE

INQUEBRANTABLE +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora