Taeho era un pequeño pez fuera del agua comparado con Jungkook, el chico apenas rozaba la altura de sus hombros y lo desgarbado de su contextura dejaba mucho que desear. Tenía algo de experiencia en el combate, solía presumir cada una de las victorias que obtenía durante sus conversaciones y puede que lo haya visto un par de veces durante sus combates de boxeo, era bueno pero predecible.
Por otro lado su oponente había obtenido cinturón negro en Taekwondo el año pasado, todos lo sabían, se había hecho una ceremonia en su honor tras terminar vencedor durante el último torneo interestatal.
Rápido, fuerte y estratégico, decían todos al ver sus capacidades brillando sin importar cuán impresionante fuese su contrincante y también iba a otorgarle una de su autoría: un cabrón caliente.
Su cabello largo y espeso cayendo despreocupado alrededor de su rostro en conjunto con esa sonrisa fácil lo tenían deseando ponerse boca arriba para exponer su cuello hacía él antes de pedirle que lo anude, probablemente un pensamiento antinatural para un alfa ¿y qué más daba? estaba harto de que todo el mundo le dijera cómo y qué tenía que hacer para satisfacer a un puñado de gente que ni siquiera conocía, en su lugar podía dejar que ese maravilloso hombre lo use hasta que ya no quede grado de consciencia en su mente.
No quería sonar como puta pero, dios, cada vez que estaba a su alrededor entraba en un estado de necesidad incontrolable, quería trepar a su regazo, empujar su rostro contra su pecho y emborracharse con su aroma, luego guiaría su polla a su agujero y lo montaría como un campeón, entre otras cosas, seguro que apestaba a excitación cada vez que se quedaban juntos en una habitación cosa también estaría haciendo en ese instante mientras estaba atento a cada movimiento de Jungkook. Taeho había lanzado golpes que podrían haber noqueado a alguien con facilidad gruñendo con frustración y maldiciendo por cada vez que había sido esquivado sin problema, su respiración con obvia agitación inflaba su pecho, por el contrario Jungkook seguía tan fresco como llegó, excepto por el alboroto leve de sus cabellos.
"Debo admitir que tienes resistencia, ahora ¿estás listo para la verdadera acción?" guiño uno de sus encantadores ojos antes de ejecutar un movimiento rápido que Taeho, como era de esperar, no pudo haber prevenido a tiempo.
Había sido víctima de una patada lateral que impactó en el diafragma sacándole todo el aire de uno solo, Jungkook tomando aquello como ventaja decidió ejecutar su última acción usando un golpe de mano con cuchillo que terminó en el cuello de su oponente y así Taeho estaba fuera de juego, su cuerpo cayó al suelo sin gracia dejando a un Jungkook orgulloso en su lugar. Se giró casualmente hacía los chicos que seguían manteniendo un agarre, ahora tembloroso sobre sus brazos, no obstante, bastó una mirada para conseguir su libertad de vuelta ¡enhorabuena! estaba comenzando a hartarse de la incómoda posición.
"Sean buenos amigos y llévenlo a la enfermería, recuperará el conocimiento en un rato" les indicó con tranquilidad dando pasos en su dirección, escuchó a los lejos la voz de los otros y su apuro por salir de allí pero estaba demasiado ocupado observando a Jungkook para preocuparse por ellos.
El contacto visual era tan intenso que no fue tan fuerte como hubiera deseado para soportarlo, al alfa no pareció preocuparle mientras arrastraba su mano desde sus bíceps tomando una tortuosa ruta por su cuello hasta que estuvo sosteniendo su mentón entre sus dedos callosos, el pulgar separándose y rozando la herida abierta en el labio inferior, siseó en respuesta sin atreverse a mirarlo todavía, el dígito volvió a moverse para impactar su arco de cupido y desde allí deslizarse hacía el lugar en dónde yacía su lunar. Con la yema realizó suaves movimientos círculares, un gemidito escapó de sus labios antes de que pudiera detenerlo.
Jungkook se congeló, mierda.
Mierda, mierda, mierda.
Pero antes de que pudiera continuar con la riña mental su rostro fue girado bruscamente hacía la izquierda, la calidez de su respiración disparó olas de electricidad por su columna y pronto la caricia superficial fue renovada por un beso en el inicio de su mandíbula, se retorció contra su agarre en un jadeo desconcertado y de nuevo otro beso húmedo asaltó su piel sensible.
Sí, jodidamente sensible, chispas irradiaban desde el lugar encendiendo su rostro como un foco de navidad, apenas en ese momento notó lo fuerte que se aferraba a la sudadera de Jungkook.
"Lo que le hice apenas es un cinco por ciento de lo que realmente merece, ese imbécil debería estar cubierto en moretones, tú no" escucharlo hablar tan cerca de su oreja estaba creando desastres en la zona sur de su cuerpo, comenzaría a mojar sus boxers dentro de unos cuántos minutos si no detenía el asalto en ese momento ¿de verdad quería que se detuviera?
"E-Estoy bien, sigo siendo un alfa ¿recuerdas? para mañana apenas será una insignificante mancha" fuera del tartamudeo al inicio, sintió que habló bastante decente para lo que era prácticamente tuvo que forzar su lengua para que hiciera algún sonido coherente.
La nariz de Jungkook decidió que el cuello de Hoseok era un buen lugar para explorar y allí estaba paseándose de arriba hacía abajo, dentro de todo el caos en su cerebro, persistía la voz de su lobo en un susurro lleno de anhelo,
Por favor toma mi olor, impregname.
Jungkook chasqueó su lengua por lo bajo al retirarse, no. Le brindó una mirada de ojos caídos como si estuviera ebrio y entonces su mano había vuelto para acunar su cuello, obligándolo de esa manera a mantener su rostro levantado hacía él, se aseguro de que continuara mirando cuando habló de nuevo.
"Un alfa, tan pequeño como eres podría devorarte y ni siquiera estarías en posición de detenerme"
Jura por todo lo que ama que intentó sentirse al menos un poco indignado por sus palabras, una pequeña muestra de molestia bastaría y, sin embargo, sólo quería darle la razón. Pequeño, maldita sea lo era, Jungkook podía romperlo y estaba ansioso para que lo hiciera.
ESTÁS LEYENDO
𝗜 𝗪 𝗕 𝗬 ২ junghope
FanfictionLo que había sido un pequeño charco en medio del desierto desbordó hasta convertirse en un río de caudal indomable, no lo entiende, pero lo desea tanto. Incluso si va en contra de los anticuados ideales de la sociedad.