capítulo 1

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—Demasiado anticuado, ¿Cómo un hombre se hace un harem de mujeres sin cerebro?

Esta era la décima vez que mi compañera de cuarto me hace leer las historias que le gustan, las cuales se caracterizaban por ser de harem, algunas de guerra, edad antigua o de zombis. Ya comenzaban a estresarme esas espantosas historias.

—No seas quisquillosa, Challenge Of The Moon es una excelente historia. Además, sabes que tienes que escribir una historia para fin de mes para la profesora.

Apoyando mis codos sobre una de las carpetas me cubrí los ojos con las palmas de mis manos pensando y rogando que tuviera una idea para la historia que me encargaron hacer.

—Dos. Dos historias que no logré terminar. Definitivamente no tengo talento.

—Zoe tu...

Una campana comenzó a sonar.

¡Ding dong dang!

Dando aviso que las clases terminaron, tomé mis cosas, no sin antes despedirme de mi amiga. Teniendo tiempo libre me dirigí a la parada de autobuses donde me subí y me senté en un asiento disponible sin incomodar a nadie. De mi mochila saqué el cómic que critiqué anteriormente.

—¿Quién lee estas cosas?

Yo incluso podría hacer un fanfic de esto mucho mejor, definitivamente yo lo haría mejor.

—¿Por qué estamos pasando por un puente?

Esta no era usualmente la ruta que tomaba para llegar a mi casa, algo en definitiva está mal, y no es este cómic que sostengo. Giré mi cabeza a ver el letrero donde se dirigía el autobús, pensé que tal vez me había confundido, pero era exactamente a donde quería ir.

...

En el autobús no parecía la única que estaba extrañada por el cambio de ruta.

—¡Oiga esta no es mi parada!

Una pasajera dijo molesta mientras los demás se comenzaban a desesperar con el conductor.

—Lo lamento, pero en la ruta de siempre hubo un accidente de tráfico, por esa razón no puedo pasar al igual que varios autos.

Al oír la noticia el malestar que sentía comenzó a dispersarse y aliviarse en poco tiempo. Todavía sentada me dispuse a observar en la ventanilla los autos amontonados a nuestros costados tocando su bocina para pasar.

—¡Cuidado, cuidado por atrás hay un loco al volante!

El aviso del loco al volante había tardado mucho, en el momento en el que recién escuchamos lo que nos trataban de decir las personas del lado, el conductor no tuvo tiempo de reaccionar, provocando que el bus se volcara al vacío con todo y pasajeros encima.

Solo se pudo escuchar los gritos de niños y personas antes de caer al vacío y experimentar una terrible muerte.

Las personas describen la muerte rápida y breve, pero sobre todo terrorífica, más o menos así lo representan las películas de terror. Nadie sabe cuándo morirán.

Suspiré profundamente. Todavía no había acabado mi vida, solo deseo que por lo menos no me olviden, eso sería para mí mi terror mortal.

Que cliché, no me digas ahora vendrá un héroe y me salvará junto a los demás pasajeros. Lastimosamente eso no sucedería ni en sueños en este momento, pero, la esperanza es lo último que se pierde, ¿no?

Sonreí por mi último pensamiento antes de impactar al fondo del vacío y perder la consciencia por un golpe fuerte en mi cabeza, específicamente en mi frente. Entretanto solo pude sentir un líquido bajando por mi rostro como lágrimas. Sólo que esta vez no eran mis ojos.

The writer has no pulseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora