A flor de piel

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El tiempo seguía pasando, Isabela estaba a quince días de su graduación, sus sentimientos por Ivar eran cada vez más sólidos, hasta entonces ellos estaban saliendo en secreto, prácticamente solo Angela sabia de la existencia de Isabela en la vida de Ivar, Harry ignoraba por esto por completo, pero Ivar planeaba llevar a Isabela a su casa un día después de su graduación para presentársela a su padre como su novia de manera oficial.
Por otro lado, Camila esperaba impaciente el momento correcto de echarles a perder su tiempo de felicidad, el mismo día de su graduación planeaba hacer algo diabólico.
—¿Realmente te encuentras bien de la cabeza? ¿Por qué no me habías dicho que terminaste tu relación con el hijo de los Smith? ¡que no se te olvide que necesitamos la inversión de esa familia! Ahora llámale y pídele que regresen.
Alice la mamá de Camila estaba furiosa por que su hija les había echado a perder otro de sus planes millonarios para consolidar una de las inversiones más importantes para hacer crecer significativamente su patrimonio familiar.
—¿Qué? ¡no voy hacer eso mamá! ¡Es humillante! —grita Camila indignada.
—Deja tu estúpido orgullo atrás y arregla esto. —Alice le avienta el teléfono golpeándole el brazo.
—¿Ni siquiera vas a preguntarme por que lo termine? —pregunta Camila con rabia.
—No me interesa, seguro fue en uno de tus berrinches ¿Qué no te dio? ¿Qué no te compro? ¿he?
—¡Me metió la mano a la falda! No era la primera vez que el idiota me quería manosear.
—¿Qué? ¿y eso que niña? ¡era tu novio ¿Qué no te acostabas con él?
—¿Estas diciendo que por el simple hecho de que sea mi novio tiene el derecho de sobre pasarse conmigo?
—Lo que estoy diciendo es que no te costaba nada ceder un poco ¿Qué es una tocadita? por dios Camila tu único trabajo era retenerlo, si hubieras dejado que se acostara contigo ahora tendríamos asegurado el dinero y si tan solo te hubiera embarazado... —Alice se sienta en el sillón adolorida por la migraña.
—Estas loca si piensas que iba a permitir eso, a mi me importa un carajo su dinero.
—¡No me faltes al respeto mocosa! Estoy que me revienta la cabeza por tu culpa, no es la primera vez que nos haces esto, lo mismo hiciste con el pobre Luke...
—¿Ese gordo con gafas? Jaja, otro degenerado, diez años más grande que yo, vaya Alice sí que eres la madre del año, vendiendo a tu única hija al mejor postor ¿segura que en tu otra vida no fuiste una madame?
—¡Ay ya cállate! —Alice le avienta todo lo que encuentra lesionándole el brazo con un adorno de vidrio.
—No sabes lo mucho que lamento que mi padre se haya fijado más en tu trasero que en tu inteligencia, jamás les daré el gusto de casarme con un hombre que no me interese.
—El dinero te obligara a cambiar de opinión, ya verás, al final es lo único que importa.
Camila se va llena de múltiples sentimientos negativos, la mayoría eran de enojo y dolor, aparente mente lo tenia todo, pero lo más importante, la familia y el amor le eran completamente ajenas.
—¿Adonde vas conejita? ¿no quieres beber una cerveza con tu padre? Como en los viejos tiempos.
Los ojos de Camila se abren horrorizados, sus padres eran expertos en las mentiras y las apariencias, delante de los ojos ajenos eran personas honorables y respetadas, amantes de la caridad y las buenas costumbres, pero detrás del telón estaban una mujer dieciocho años menor que su degenerado esposo, adicta al dinero y las cirugías estéticas y un hombre mujeriego de poca moral con una necesidad fuerte de carácter, sin duda Camila carecía de buenos ejemplos.
—Los odio... ojalá estuvieran muertos... —Camila huye a su recamara.
Camila se había obsesionado con Ivar no solo por su aspecto, si no por su amabilidad y su buen corazón, sentía tanta envidia de Isabela y pensaba que si ella nunca hubiera llegado a sus vidas quizás quien estaría con Ivar seria ella, estaba harta de que sus relaciones amorosas fueran controladas por su madre por primera vez en mucho tiempo se había interesado en un chico y no estaba dispuesta a renunciar a él.
Por otro lado, Isabela disfrutaba del tiempo que pasaba con Ivar, cada momento era importante, no importaba que tan sencillas fueran sus salidas, él era suficiente.
—Que rápido pasa el tiempo... estamos a unos días de graduarnos y no quiero dejar de verte... —expresa Isabela recargada en el hombro de Ivar.
—Ya te dije que no dejaremos de vernos, no importa que vayamos a universidades diferentes, estoy aprendiendo a manejar y de regalo de graduación mis padres me regalaran un auto, podre venir a verte a tu casa sin problemas. —expone Ivar con una sonrisa.
—Pero voy a extrañar verte todos los días y sentarnos juntos en la escuela.
—Yo también, pero te prometo que las cosas cambiaran para bien, después de que te presente a mi padre y nos de su apoyo podremos ir a tu casa a pedirle a tu mamá que nos deje estar juntos y si no ya conoces el plan b.
—¿el plan b?
—Si, casarnos. —Ivar sonríe y le planta un beso a Isabela dejándola atónita.
—¿Cómo puedes decir esas cosas? Por lo menos espera a que cumplamos veintiún años... —expresa Isa avergonzada.
—¿Acaso no quieres compartir tu vida conmigo? ¿Qué más da hacerlo ahora o dentro de unos años? —dice Ivar entre pucheros.
—De verdad me quieres mucho... —Isabela se conmueve y acaricia el rostro de su amado.
—Claro que sí, eres el amor de mi vida.
Isabela e Ivar estaban muy acaramelados cuando de repente Dany carraspea la garganta interrumpiendo su momento romántico.
—¡Dany! —Ambos se separan con rapidez.
—Te dije que confiaría en ti chico... pero no abuses de mi confianza. —expresa Dany celoso.
—Lo siento, solo la bese de más. —dice Ivar sonrojado.
—Mi mamá está por llegar, será mejor que te vayas a casa si aun tienes ganas de vivir tu romance con mi hermana.
—Ah, claro, ya me iba.
—Gracias Dany, se nos fue el tiempo platicando.
—Aja, si como no.
—Te veo mañana en la escuela. —Ivar iba a despedirse de Isa con un beso, pero los ojos diabólicos de Dany hacen que desvíe los labios hacia las mejillas de su novia,
—Escríbeme cuando llegues a casa.
—Lo hare, nos vemos Dany.
—A dios.
Ivar se va dejando a Isa con los ojos brillantes.
—Ay Dany, ojalá pudieras sentir lo que yo siento. —expresa Isabela entre suspiros.
—No gracias, que asco.
—Eso dices ahora, te quiero ver en cinco años.
—No lo creo, ustedes me quitan las ganas.
—Jajaja, eres un tonto.
Después de un rato Sara llega a su casa, por suerte Isabela y Dany disimulan bastante bien.
—¿Y ahora por que están tan calladitos? ¿Qué me rompieron?
—No es nada mamá te estábamos esperando para cenar. —Expresan los chicos sonrientes.
—Ultima mente te he visto muy feliz. —le dice Sara a Isabela mirándola fijamente como si sospechara de algo.
—Estoy apunto de graduarme, iré a la universidad que siempre quise, por supuesto que estoy feliz.
—Bueno, usa esa energía positiva para buscar un empleo, ya te dije que el dinero no crece en los árboles.
—Eso hare mamá, lo prometo.
—Vamos, me muero de hambre, calienta la cena por favor.
Isabela estaba tan feliz de estar con Ivar que había dejado de pensar en la rección de su madre cuando se entere de que está saliendo con él, probablemente lo estaba evitando para que su felicidad no se estropeara todavía ¿Podrá Sara aceptar a Ivar?

Queridos lectores, gracias por leer cuando cupido te odia, nos vemos en el siguiente capitulo, te invito a leer mi otra novela titulada las dos caras de géminis, una historia de suspenso, romance, misterio y muchas aventuras.

Cuando cupido te odia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora