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Suiza, Berna capital martes 9 de marzo del 2010. Ciudad pequeña y tranquila, perfecta para vivir en paz y cero conflictos, el lugar ideal para cualquiera que quisiese pasar sus pasantías estudiantiles en las Universidades de aquel lugar estaría en total complacencia.
Dicho punto es conocido además, por una compañía que hace poco se hizo de prestigio debido a la potencialidad de sus proyectos reflejados en el desarrollo tecnológico. El nombre de esta es "Eltok Company", cuál contaba con excelentes trabajadores que podrían ser de talla mundial, no, ya lo eran debido a sus cualidades. Y eso mismo es lo que ponía en la cúspide del éxito a tal empresa.
No era para alardear, en realidad contribuían a la sociedad. Un gran ejemplo fue el reducir el ancho de las pantallas de computadoras de escritorio, ofreciendo una marca de nombre Otak cuál era una versión más fresca de toda la competencia comercial, ligera, una memoria RAM más veloz y abundante, unidades de almacenamiento rápidas con copia de seguridad para documentos, eficiente y ligera, y con una increíble resolución de imagen para la época. Aún así, ya se habían remplazado los tubos al vacío por los transistores, el lenguaje de máquina por el lenguaje ensamblador y se habían creado los lenguajes de alto nivel.
El público resultó maravillado con dicho producto, la marca se convertía poco a poco en un éxito empezando a ser competencia junto con la famosa Apple. Todo esto era gracias a una mente brillante, un joven de tan solo 22 años de apariencia pulcra y sencilla, de pelo castaño con unos ligeros mechones albinos que pintaban su pelo, ojos azul zafiro llenos de vida, piel clara y resplandeciente sonrisa. Su nombre era Nikola Tesla, el trabajador estrella.
Todos le tenían un especial cariño al chico, pues una vez que interactuabas con él, te dabas cuenta de lo carismático y de buen corazón que era. Siempre viendo hacia el futuro sobre el presente para mejorar a la población.
Sin duda Nikola era alguien excepcional. Único en su clase.
Sus compañeros de trabajo quienes eran sus amigos más cercanos pensaban lo mismo, el joven de azulada mirada les alegraba el día incluso en aquellos que parecían ser más mierda.
Tal como hoy parecía ser uno de esos días.
—Que cagada de día
—Hey, ese lenguaje—a la distancia venía nuestro querido protagonista con unos cafés en su mano derecha.
—¡Brillitos! —Marie se pescó del cuello del joven casi tirándolo-necesitábamos urgentemente ya de tu compañía.
—¡Wow! Cuidado Mar-Mar no quiero que te quemes-
Curie se alejó notando que era cierto, no sería buena idea autosabotearse. Sabía que Tesla los traía para ellos seguramente intuyendo como se encontraban. Este empezó a extenderles las bebidas que tenía en su bolsa.
