Capítulo 1

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Advertencia: la siguiente historia contiene descripciones explícitas de sexo, violencia sexual y lenguaje no aptos para todas las audiencias. Leer bajo responsabilidad propia.

2014, Brasil

Jamás pensó Leo que terminaría así, había intentado muchas maneras de salir adelante, se dedicó de lleno a lo que más le apasionaba, el futbol, pero al parecer tenía que dejar ese sueño porque no le hacía ningún bien monetario, deseaba con toda el alma ser fichado en un equipo de renombre, desde niño soñaba ser como los grandes, pero ese día nunca llegó.

Intentó con muchos trabajos, pero todos con un sueldo muy bajo, casi miserable, así que cuando vió que sus amigos Cristiano y Neymar ganaban tanto dinero que él jamás en su vida podría haber soñado tener pensó seriamente trabajar en lo de ellos, aún así no fuera el trabajo más decente o el más honorable. El oficio más antiguo del mundo, la prostitución, falsamente pensado que solo lo ejercen las mujeres, ellas lo ejercen en su mayoría, pero eso no signifique que no existan hombres que no lo hagan. Hay dos categorías, los primeros que solo se acuestan con mujeres con dinero y los segundos, que son los mismos pero con hombres, de este tipo eran sus amigos y ahora, él.

—Recuerden, los clientes de esta noche son conocidos, así que debemos tener discreción. —dice Cristiano mientras se abrocha la camisa.

Ahí estaba Lionel, sentado en la cama sin saber qué hacer, el corazón le palpitaba con fuerza, estaba nervioso. Era su primer día de "trabajo" y no sabía ni qué hacer, ¿qué tal si le tocaba alguien agresivo? ¿O alguien poco agraciado? ¿Debería acostarse con él de todas formas? La simple idea lo hizo estremecer, pero se tragó el miedo, no era ningún cobarde, creció en las calles, creció en la pobreza, en la carencia, ¿qué era para él un poco más de barro y mugre si había crecido entre ello?

Apressem-se rapazes (apúrense chicos) que los clientes nos están esperando —Dice el portugués a su amigo y a los seis muchachos más que estaba en la habitación arreglándose, todos tan atractivos como sus dos amigos, algunos con aspectos de otros países, algunos de ojos azules, algunos de piel negra, de piel blanca, de cabello claro, de cabello oscuro, rizado, lacio, pero todos compartían belleza por igual. 

—Ponte esto, Leo —le tira a la cama Neymar ropa, una camisa negra y unos pantalones del mismo color.

"Vaya" pensó, esperaba algo más expuesto y apretado considerando el oficio pero no se quejaba, mejor así, era un atuendo discreto pero sexy. Se quita la playera estampada que traía puesta y se desviste en frente de todos, para qué molestarse en el pudor si en unas horas esos mismos hombres probablemente lo verían chuparle la verga a un desconocido.

Se toca el abdomen que estaba marcado, orgulloso, había trabajado meses en el gimnasio, Cristiano lo obligó, le dijo que los hombres se pelearían por tenerlo si tenía un cuerpo que pareciera tallado por Donatello, ya veía por qué. Sentía varias miradas sobre él, algunas disimuladas y otras penetrantes, esperaba que fueran de aprobación. Se termina de vestir y se mira en el espejo, le gustaba cómo se veía, jamás se había sentido tan guapo. Los demás terminaron de arreglarse, algunos se pusieron pendientes, otros algo de maquillaje, pero él decidió ir como estaba, muchas extravagancias para él sería eso.

Muito bem, hora de irse — Cristiano dice en voz alta.

Todos salen, hasta lo último Lionel que estaba más que nervioso, Cristiano no le había querido decir quienes eran esos clientes "conocidos"

—Ya lo verás, te daré al más guapo por ser tu primer día —le había dicho —Ya lo tengo en la mira.

Se tomó su tiempo en salir, caminó entre la casa de Cristiano, era lujosa con paredes de mármol y adornos que a simple vista se veían caros, si pronto él tendría una casa igual, entonces valdría toda la pena del mundo esta noche y las que venían.

Caminó a la cochera y se subió al coche de Cris, un magnífico sedán negro. Cris iba a manejar, Neymar se subió de copiloto y él y un par de hombres más se fueron en la parte de atrás, el resto se fue en otro coche. Se marcharon.

—Boludo, ya no puedo más, tengo unos nervios —Soltó Leo.

Relaxe, Leito, es normal, yo también estaba así. Todo estará bien —Le dice su amigo Brasileño.

—Estos hombres son de confianza, ya nos habían contratado antes así que no estamos a ciegas, tú eres el nuevo. Confía en mí, Leo. —Secunda Cris.

Las palabras de sus amigos al menos le dieron un poco de consuelo. El resto del camino fue largo y tenso pero no habló más, mientras más avanzaban mejor eran los lugares, se acercaban a las zonas hoteleras y de turismo, donde la gente rica venía a Brasil a vacacionar, lugares de lujo.

Se detuvieron en un hotel de cinco estrellas, bastante grande, calculaba Leo de más de treinta pisos, Cris no bromeaba, la gente que le hayan contratado de seguro era bastante adinerada y conocida. Se bajaron y le dejaron al coche de valet parking, llegaron los demás y también se unieron y entraron todos al vestíbulo. Era bastante grande y todo a su alrededor gritaba lujo, Cris y otro chico se acercaron a la recepcionista.

Viemos visitar um amigo, no quarto 610
(Venimos a visitar a un amigo, en la habitación 610)

La recepcionista los reparó con detalle, Cris vestía con una camisa de botones blanca y unos pantalones algo ajustados, no parecía un hombre de la calle pero tampoco lucía como un turista, sin embargo, la recepcionista pareció no sospechar nada.

Um momento —dijo ella. Tomó el teléfono y marcó a la habitación, le preguntó a cualquiera que esté al otro lado de la línea si podía dejarlos pasar, al parecer accedió porque la señorita nos dejó amablemente pasar.

—Claro, passe.

Agradecieron y se encaminaron todos al elevador, mientras los pisos ascendían el corazón de Leo le tamboreaba en el pecho, todos parecían tan seguros y tan expertos menos él, ¿acaso era el único? ¿O acaso Cris también se sentía así por dentro? Tal vez exageraba. Respiro fuerte y se armó de valor cuando el elevador se abrió, todos caminaron hacia el fondo del pasillo, las paredes de mármol y el piso lleno de tapiz rojo. Llegaron a la habitación, el número 610 al extremo izquierdo de la puerta le hizo dar cuenta, Cris tocó la puerta y a Leo el corazón se le detuvo al ver quien los recibió.

Holaaa, apenas acabo de terminar de escribir esto, son la 1:00 A.M acá donde vivo y ya tengo mucho sueño la verdad JAJAJA. Si vienen de Facebook probablemente ya hayan leído esta parte, una disculpa, mañana seguiré escribiendo o si no me gana el sueño, actualizo al rato. Gracias por leer la historia. Val.

𝘊𝘰𝘯𝘧𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵 (Leo Messi y Memo Ochoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora