En el Mundo de Arriba, La Diosa Creadora estaba furiosa, ya se había desquitado con un tsunami y un terremoto, varios cientos de kilómetros del mundo de los humanos estaba hundida o rota, no le importaba la vidas que se habían perdido, ni las que querían salvarse, en ese momento, solo estaba esperando que Lalisa entendiera su deber, que cumpliera sus órdenes, porque no tendría piedad, ni con ella, ni con los humanos, ni con nadie.
—Mi Señora —la voz de Wendy se escuchó a su espalda—. SeulGi me ha mandado a preguntar si puede descansar, lleva cubriendo el mundo con su noche mucho tiempo.
—No —respondió La Diosa de forma cortante, apretando su mandíbula, aún no estaba conforme—. Los humanos serán castigados con una noche eterna hasta que no sepan qué es la luz, o en qué día están.... Hasta que Lalisa vuelva a mí.
Wendy tragó duro, algo asustada por aquella actitud, en todos sus milenios de vida había visto a La Creadora de mal humor unas cuantas veces, pero eso no la hacía menos temible.
—Bueno, a sus órdenes —dijo—. Pero, ¿Podría descansar un rato? —volvió a preguntar, porque su pareja estaba realmente agotada, tenía que vigilar a todas sus estrellas, y a la luna, tenía que mantener la oscuridad en cada rincón del mundo, y estaba agotando sus energías, sumado a que SeulGi no era la Diosa más fuerte y enérgica de la existencia, necesitaba descansos constantes, casi diarios.
Los Dioses no tenían necesidad de comer o dormir, pero lo necesitaban cuando se sentían agotados, o estaban estresados, debían reponer energías.
SeulGi era un caso casi excepcional, porque había sido creada a partir de una pequeña sombra, en la cual no había mucha energía; por otro lado, Wensy había sido creado de un rayo de luz, que estaba cargado de aquel impulso de vida que la llevaba a todos lados.
Habían sido creadas al mismo tiempo, aunque primero La Creadora había juntado la luz de la cual nació Wendy, y de esta luz se creó una sombra, la cuál La Diosa Mayor no esperaba, pero comprendió que ambas se necesitaban la una de la otra, por ello eran dos.
Ambas eran opuestos, pero compartían su existencia, no había Día sin Noche, ni Luz sin Día, esa oposición era lo que los conectaban, por ello tenían ese lazo juntas, se atraían la una a la otra.
Ambas se complementaban en muchos sentidos, por eso funcionaban bien juntas, y aquella Diosa del Día, y de la Luz y el Sol, cuidaba de su amada Diosa de la Noche, la Luna y las Estrellas con mucho gusto.
—Wendy, hay algo que me ha estado perturbando mucho desde que Lalisa se marchó —dijo la Creadora, ignorando su pregunta—. Yo nunca le hablé a mi Diosa de lo Bello sobre el Inframundo, es un mundo prohibido, como todos lo saben, ¿No?
—Sí, mi señora.
—Por lo que debo suponer que alguien le contó sobre estas Tierras —La Creadora se acercó a ella demasiado, mirando a la Diosa del Día desde su altura, haciéndola sentir aún más pequeña y temerosa—. ¿Tienes alguna idea de quién pudo haberle hablado a mi Diosa?
—N-No lo sé. —murmuró, sin mirarla, enfocando la vista en sus pies.
—Espero que sepas que yo puedo verlo todo, Wendy, que el tiempo me pertenece, que puedo ver hacia adelante y atrás en este como se me plazca —su voz sonaba tranquila pero dura a la vez, Wendy sabía a dónde iba a llegar todo ello, asintió, sintiendo las lágrimas en sus ojos—. Quiero que me lo digas tú misma, admítelo.
Wendy suspiró de forma temblorosa, asintiendo.
—Yo guíe a Lalisa hasta los límites de la Tierra de los Humanos. —dijo, bajo, recordando cómo, con sus últimos rayos de aquel atardecer iluminó su camino, hasta el último rincón donde sus poderes podían alumbrar.
—Pero Lalisa no se lanzó al portal porque sí, o sin querer, ¿Verdad? —La Creador se alejó de ella, sonaba enojada, demasiado—. ¿Quién le contó sobre la ‹‹Tierra de los Dioses Muertos››, eh?
Wendy alzó la vista hacia ella, JooHyun había abierto una ventana, dónde se mostraba a la Diosa de la Noche, que abrazaba sus piernas, sus ojitos cansados, Wendy le había prometido que regresaría pronto para acompañarla, solo quería hablar con La Creadora buscando algo de piedad para aquella cansada Diosa.
—Debería expulsarlas a los dos, por traidoras —la Creadora estaba furiosa, tenía el ceño fruncido y el rostro rojo—. Pero eso sería muy fácil para ambas, eso no sería castigo suficiente.
Wendy abrió sus ojos ampliamente, sin entender, pero teniendo miedo del poder de la Diosa Mayor, esta nunca se había enojado con ellas, nunca desde su creación habían hecho algo malo.
—¿Debería expulsarlas? ¿Debería destruirlas? —preguntó La Creadora—. ¿A tí o a ella?
—Yo —respondió de forma inmediata—. SeulGi no tiene la culpa de eso porque yo... Yo le hablé a ella primero de la Tierra de los Dioses Muertos, yo le enseñé todo lo que le dijo a Lalisa, y tienes que matar la planta de raíz... Fui yo.
La Creadora apretó su mandíbula, asintiendo, se volvió a acercar a ella unos cuantos pasos.
—Qué considerado de tu parte, sacrificarte por quien quieres, ¿No?
Wendy se quedó en silencio, aguantando las lágrimas, mirando de nuevo la imagen de SeulGi, quién la esperaba con ojitos cansados.
De todo ser diferente, iría hacia ella con una manta y algo de bebida caliente, se podría sentar a su lado, y dejar que repose su cabeza en su hombro, que se abrace a su luna y que cerrara sus ojos un rato, y se quedarían juntas toda la eternidad, tal como habían hecho siempre.
—Wendy, quedas desterrada de mis Tierras, estás condenada hacia hacia el Inframundo.
‹‹Lo siento tanto, mi amor...››, murmuró hacia SeulGi, vió como algo se rompía en sus ojitos, del otro lado de aquella ventana, pero tan lejos de si, la vio negar mientras las lágrimas subían a sus ojitos... Antes de que La Creadora la cerrara y la dejara ciega del amor de su vida.
—Dile a Lalisa que regrese a su lugar, a mi lado.
>> Si la traes de regreso, serás perdonada por tus errores, Wendy, así puedes estar junto a SeulGi de nuevo... Si no cambio de opinión antes.
¡Gracias por leer!
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la tierra de los dioses muertos ଓ chaelisa
Random❝Lalisa, la Diosa de lo Bello, huye del los dominios de la Diosa Creadora, desatando su furia, en búsqueda de su libertad y felicidad, para vivir una vida sin presiones. Va hacia el Inframundo, la Tierra de los Dioses Muertos, dónde conoce a Rosé, D...