Jamás pisaremos una librería

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El Potterverso es de Rowling

Condición: escribir sobre la familia Weasley


— Tenemos que ir a Florish and Blotts a comprar los libros, a comprar túnicas de segunda mano, los ingredientes de pociones... — Molly enumeraba todo lo que necesitarían sus hermanos y ella para el nuevo curso en Hogwarts, Fabian y Gideon empezaban séptimo año y ella quinto.

— Molls, ¿por qué no vas tú a la librería? — empezó a decir Fabian.

— Gabian y yo iremos a comprar los ingredientes y nuestras túnicas de segunda mano. — le siguió su gemelo.

— Sabemos que es mejor que las mujeres compréis vuestra ropa de primera mano.

— Si compramos una ropa que no es de tu talla o de tu gusto, te enfadarás.

— Así que tú ve a la librería a comprar tus libros y los nuestros y después ve a comprar tus túnicas de segunda mano.

— Que nosotros compraremos tus ingredientes de pociones, los nuestros y nuestras túnicas.

Molly ya estaba acostumbrada a que sus hermanos se terminaran las frases, así que solo movía la cabeza en dirección a uno o al otro a medida que hablaban.

— Vosotros lo que queréis es no ir a la librería. — Molly conocía muy bien a sus hermanos y sabía que odiaban los libros y todo lo que tuviera que ver con ellos.

A Fabian y Gideon se les puso la cara roja.

Pillados.

— Bueno, Molls, ya sabes...

— Que nosotros odiamos los libros.

— ¡Jamás pisaremos una librería! — esa última frase la dijeron a la vez.

Molly rodó los ojos harta de las tonterías de sus hermanos.

— Está bien. Yo voy a Florish and Blotts a comprar nuestros libros y después a la tienda de ropa de segunda mano a por mis túnicas. Y vosotros vais a comprar los ingredientes y vuestras túnicas.

— Bien. Gracias, Molls. — le agradecieron a la vez.

— Como muestra de nuestra eterna gratitud... — empezó a decir Fabian.

— Te invitamos a un helado en la heladería de Florean Fortescue. — terminó Gideon.

— Bien, pues quedamos allí. — dijo Molly contenta.

— Hasta después, Molls. — se despidieron ambos hermanos.

— ¿Nos vamos, Fideon?

— Por supuesto, Gabian.

Ambos hermanos emprendieron el rumbo hacia la tienda de túnicas de segunda mano. Molly sonrió con un brillo travieso en los ojos y entró en la librería.

Buscó en las diferentes secciones: Historia de la Magia, Aritmancia, Pociones, Cuidado de Criaturas Mágicas... ¡Ajá! Ahí estaba. Mundo Muggle. Se adentró en las estanterías de esa sección. Vio a un chico pelirrojo, alto y delgado, con gafas negras mirando un libro sobre electricidad. Se le acercó por la espalda y lo abrazó. Notó al otro tensarse.

— ¡Arthur! — dijo en tono meloso.

— ¡Molly! — Arthur destensó su espalda al saber que era la chica que le gustaba quien lo abrazó.

— Sabía que te encontraría aquí. — comentó la menor de los Prewett.

— Me conoces bien. — Arthur se sonrojó y se colocó bien las gafas. Siempre que estaba nervioso o avergonzado lo hacía.

Jamás pisaremos una libreríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora