Por: Kat Harrison Lawrence.
El tiempo siempre nos arranca cosas que amamos, y que hicieron un gran cambio en nuestras vidas pues como dicen, 'Lo bueno no dura para siempre', y quise creer que eran simples mentiras de personas amargadas y que le pegaban su mala vibra a otras, bueno hasta hace unos meses. El amor de mi vida se llamaba Sindy DeBlanc, una chica de altura más o menos de 1.58, piel bastante pálida y un pelo rubio cenizo que le llegaba más abajo de los hombros, unos ojos verde turquesa que te hacían quedar encantado, y una preciosa sonrisa. Sindy llegó a mi vida cuando tenía 13 años, cabe aclarar que actualmente tengo 28 años, nos conocimos en el instituto ya que ella se me acercó para pedir ayuda con un trabajo y así poco a poco nos acercamos más, yo luego de 3 años comencé a notar que tenía sentimientos por ella, ya que cada vez que escuchaba su risa era inevitable sentir mis mejillas y mi corazón arder, estar con ella me hacía sentir mejor, siempre nos apoyábamos la una a la otra, hasta que finalmente decidimos confesarnos y comenzamos una relación, y les puedo jurar que fue lo mejor que me paso. Recuerdo nuestros largos paseos en la noche, a veces nos escapamos para estar juntas, el cómo tocaba la guitarra y ella con su melodiosa voz comenzaba a cantar, y cuando nos acostabamos juntas para dormir, ella siempre dormía con un peluche de panda ya que era su animal favorito. Pero una grave enfermedad arrebató su vida, me quitó lo que más amaba, a mi preciado ángel, a la dueña de mis deseos y sueños, quizá si hubiera sabido antes de su enfermedad me hubiera empeñado más en salvarla, pero para cuando me enteré era muy tarde. Tengo un recuerdo bastante amargo, estábamos en el hospital ya que Sindy se encontraba bastante grave y necesitaba estar en observación, ella con su mano me pidió acercarme, me senté a su lado ya que estaba recostada en la camilla, ella se levantó y puso una de sus manos en mi mejilla, desde allí supe que dentro de poco se iba a ir, sus manos estaban heladas y delgadas, la calidez que solía tener la abandonaba, ya no tenía más fuerzas. Su aroma dulce y tan significativo de ella se perdía por cada minuto que pasaba, yo no podía dejar de llorar ya que dentro de poco iba a perder a mi esposa, la abracé y eso fue la gota que derramó el vaso. Al parecer sintió que era momento de retirarse y eso hizo, Sindy falleció entre mis brazos. Toda su familia estaba devastada pues acababan de perder la chispa que también encendía sus vidas, ¿lo entienden? Sindy era quién nos alegraba, cuando bailaba por que le daba alegría, cocinaba con amor para nosotros, nos hacía reír cuando modelaba sus vestidos rosas favoritos, y era nuestro hombro para llorar, todos quedamos devastados con su pérdida.
Yo no pude salir de la casa ni ir al campo durante meses, ya que tocar el pasto me ponía bastante mal, esto me recordaba a Sindy cómo daba vueltas por encima de él por que le agradaba su textura, tampoco pude volver a escuchar música y menos de ese subgénero que tanto te gustaba, recuerdo que se llamaba 'Sadcore', era algo bastante raro ya que tú tenías una vibra de escuchar salsa, ¡e incluso pop! aún así amabas con tu alma esa música. Las flores de nuestra casa también se marchitaron todas, al parecer ellas también te extrañan y el que les hables de forma bonita para que crezcan sanas, tuve que tirarlas ya que no tenían salvación y yo no puedo hablarles tan bonito como hacías tú. Traté de levantarme y lavarme, algo que no hacía en semanas por que sé que te enojaras conmigo, así que comencé a hacerlo y conseguir trabajo, no logré algo muy bueno pero conseguí un lugar de cajero y me adapto con ello. Es difícil continuar sin ti, y sin tus regaños por que no comía a veces, no me enojaba, al contrario me alegraba de que te preocuparas realmente por mi, esos pequeños recuerdos son los que me destrozan y a la vez me hacen seguir adelante, son como un equilibrio con el que abro los ojos día a día.
Hace pocos días fui a visitarte al cementerio, ese lugar me genera muchos escalofríos, busqué tu tumba y me acerqué a ella. Te llevé flores y las dejé a tu lado, unas azaleas que eran tus favoritas, al ver tú tumba no pude evitar comenzar a llorar, mis rodillas comenzaron a temblar y caí al piso, luego me comencé a tranquiliza hasta que finalmente me senté y te conté todo sobre los últimos meses sin ti, las pesadillas y el duelo que tuve que sufrir, pero que quería que no te preocuparas por mi, dije tantas cosas que en el fondo de mi corazón esperaba que llegaran a ti, me despedí y finalmente me retiré de allí. Luego de ese día comencé a trabajar en mi misma, en salir adelante, y en mis futuros planes, era difícil sin ti en ellos pero sabía que no ibas a dejar rendirme, ni que dejará mis sueños atrás así que luche por ellos, luché por lo que un día fue nuestro amor, algo que siempre estará en mi, tú siempre vivirás tan hermosa en nuestros corazones.
Descansa por siempre, mi ángel.
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Mini historias por Kat Harrison.
De TodoAquí encontrarás algunas pequeñas historias que hice ya sea por trabajos del Colegio o solo por aburrimiento, espero que las disfrutes. Decidí subirlas porqué solo borrarlas era un desperdicio terrible.