▪︎ Capítulo 12

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Harry despertó con un pequeño dolor en la espalda, debido a la postura en la que pasó la noche, pero en ningún momento se planteó incomodar a Louis, quien aún dormía apoyado contra su pecho.

Y es que fue muy cuidadoso al no permitirse un solo movimiento brusco de su parte. Louis necesitaba descansar, y de alguna forma estaba seguro de que, entre sus brazos, pronto sanaría por completo. Por el momento lo admiraba, las respiraciones tranquilas en su rostro tan sereno. Precioso.

—Omega... —susurró con sus labios besando su coronilla— Despierta, nos quedamos dormidos.

Louis hizo un ruidito en desacuerdo, perezosamente intentaba abrir los ojos y ciertamente la vista era de ensueño. El pecho del alfa subía y bajaba al ritmo de su respiración, lo escuchaba tan cerca, al punto que su corazón comenzaba a trastabillar. Para su omega, las dimensiones de esa cercanía, eran inhumanas y es que esas pequeñas caricias que dejaba Harry en su espalda... todo se sentía tan íntimo ahora, tan delicado y amoroso.

—No me mires así. —intentó reclamar, pero solo se sentía avergonzado y expuesto, como una fina obra de arte frente a los ojos de un coleccionista de tesoros invaluables. Si le preguntaba a Harry, esa sería la definición correcta de su omega.

Arte, único e incomparable. Suyo...

—Te miro así desde hace días atrás —confesó, acomodando el flequillo de Louis—, y honestamente, no tengo la intención de dejarlo de hacer. Eres hipnótico, omega.

Para, podría saltar sobre ti. Quiero hacerlo de hecho. Demasiado.

Louis simplemente siguió su instinto y levantó el rostro para que con la punta de su nariz pudiera rozar el mentón de su alfa.

Harry sonrió y ronroneó por la muestra de afecto.

—No dejes de mirarme así, como lo haces ahora. Quiero que lo hagas, siempre. —sonó un poco demandante y su alfa solo se agachó lo suficiente para besar su cien.

—Por siempre entonces.

—Más te vale.

—Omega mandón y perezoso. —contuvo una risa al sentir como Louis intentaba pasar desapercibido con sus acciones. Claro que sentía y observaba perfectamente a su mano juguetear con los botones de su pijama.

—Mentira. —negó con descaro, sin dejar de jugar con su mano, buscando la piel expuesta. Entonces Harry lo detuvo con suavidad.

—Vamos a levantarnos, te prepararé el desayuno y luego iremos a clases.

—No quiero ir, quiero rebelarme contra el sistema y quedarme hoy en casa.

Casa.

—¿Y cuáles son tus planes? —indagó con una ceja alzada.

—Quédate conmigo, prometo tratarte bien. —su mano inquieta sencillamente volvió a lo suyo y Harry le dejó hacerlo.

—Pero tengo que ir, tengo una exposición —tomó la mano de Louis, dejó un beso en la palma y otros dos en diferentes lugares—, y tú debes asistir hoy para firmar el permiso que te dieron.

—Sé que tu carrera es prioridad, pero... ¿Y yo? Solo te pido que faltes un día

—Faltar a clases no es opción, hoy no.

—¿Por qué? —frunció el ceño, pensando que aquella respuesta sería un poco aburrida, porque vamos, quien no falta un día a clases por mero ocio.

—Porque... —explicó, tomando una mejor postura y Louis se acomodó al instante, sin la mínima intención de apartarse de los brazos de Harry— ahora pienso en el futuro, necesito un buen empleo —lo miró con una convicción sorprendente—. Quiero comprarle una casa con jardín a mi omega, una casa bonita y lo suficientemente grande para que nuestros cachorros correteen a la par de los dos perros que adoptaremos.

《Amor  y Deudas》Omegaverse [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora