Capítulo tercero: "Sentimientos"

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Elena llego a la casa junto con Henry. Era extraño para él estar a su lado luego de tantos años....peor era saber que la sentía como una completa desconocida.
—Adelante.— dijo amablemente ella.
—Permiso.— respondió él con voz ronca.
—Por favor pase a la cocina, el living debe estar llena de vidrios aún.— él obedeció y Elena fue a buscar a Ian, que se había dormido profundamente al lado de Polina. "Vaya espera", pensó Elena.
—Polina despierta corazón.— dijo con voz suave y acariciando su mejilla.
Polina se despertó lentamente y sonrió. —¿Mí papá?— pregunto.
—Tu padre está abajo esperándote.
Polina con pereza se levanto. Elena bajo con ella las escaleras y la llevo al baño para que pueda asearse. —Ire a la cocina con tu padre, te esperamos.— le dio un beso en la frente, agarro agua oxigenada, gasas y se fue.
—Ahora viene Polina, está limpiando su cara. Le gustaría un café, mientras la espera?.
—Me gustaría y por favor no me trate de usted. Me hace sentir más viejo.— este comentario hizo reír a Elena. Él la vio y amaba verla reir... todo ese momento hizo recordarle esa noche en la casa de ella, esos juegos, esa cena, ese sueño y ese adiós... De pronto llego Polina y lo saco de.sus pensamientos. —¿Estás bien papá?— él escucho esa voz que lo volvió a la realidad. Vio a Polina y le sonrió. La joven no entendía,. él no hacía eso. —Hija mía, ven aquí. — dijo él, rompiendo el espacio en un abrazo reconfortante. —Hija, perdón por todo lo que te hice pasar. Y gracias, no sabes lo feliz que me hace verte y este momento.— Polina no entendía nada pero estaba feliz de esto. Su padre había tenido palabras hermosas. Ese perdón, ese gracias ese abrazo eran importantes para ella. Que se largo a llorar abrazando a su padre.
Elena miraba la escena alegre. —Que alegría verlos unidos. Aquí tienes tu café y señorita aquí te hice un licuado de frutas. Hice una tarta hoy y les comparto. — dijo ella feliz. —Me dan un minuto tengo que desinfectar mí mano y limpiar esos vidrios de allá. Los dejo para que se pongan al día.—ella tomo sus gasas y el agua oxigenada y se iba yendo cuando Henry tomo la palabra. —Elena, espera. — ella se dio vuelta y él en menos de un segundo estaba frente a ella. —¿Qué pasó? ¿Está feo el café?.puedo cambiarlo.— dijo nerviosa y preocupada.
—No, no.— dijo él —Solo que déjame ayudarte está vez a mí. Ya te ocupaste de mí hija, ahora deja que yo te cure. Soy policía se de estas cosas. — Elena lo miro a los ojos y antes de poder decir algo, él la agarró de las manos suave y la llevo de nuevo a la.meda de la cocina, sentandola. —No permitiré un no como respuesta.— Elena sin poder decir nada, asintió. Él agarró la mano de ella y saco el pedazo de tela que había puesto para cubrir la mano. Limpio bien la herida con el agua y cubrió con gasas....ella no podía dejar de mirarlo y no entendía porque se le hacía tan familiar. Esa comodidad que él le trasmitía era única. —¿De dónde te conozco?— murmullo mirándole los ojos. Él cuando la miro, vio esa mirada. A lo que ambos en automático miraron hacia abajo. —Debes descubrirlo, mí florecilla.— dijo en voz baja a lo que Elena escucho. Ella se sonrojo y sintió cosquilleos. —Listo tu mano en unos días estará bien.— dijo él, orgulloso de su trabajo. Elena con ternura lo miro y le agradecio. En ese momento volvieron a mirarse t sonrieron. —¿Interrumpo algo?— se escucho y Polina se atragantó con el último sorbo de su licuado.
—Ian, emm no solo él... Él me ayudó a limpiar mi mano. Yo me corté un poco.—
—Gracias Señor por ayudar a mí mujer— dijo con celos en su voz. Provocando enojo en Henry. "Mí mujer¿Cómo se atreve?" Pensaba... —Soy policía, sé de primeros auxilios. A demás era lo mínimo que podría hacer por ella que cuido a mí hija.— dijo frío y con tono desafiante.
—¿Necesitas algo Ian?— dijo Elena con suavidad y cansancio.
—Queria saber como estaba mí hermosa mujer. Tan servicial siempre.—dijo acercando a ella dándole un beso frente a los invitados. —Ian comportate por favor.— Ian sonrió orgulloso y se sirvió un vaso de agua. —Te espero en la cama mí amor. No tardes. —Mirando fijamente a Henry lo saludo triunfante. —Un placer conocerlo. Y a ti pequeña, espero vengas a visitarnos.— dijo guiñando el ojo.
Cuando Ian se fue, quedó un ambiente sofocante y tenso... —Discupenlo, a veces suele ser muy infantil.— dijo Elena avergonzada.
Henry está enojado pero ella no tenía la culpa. Algo que el tiempo le enseño es a ser más maduro. —No te preocupes.— dijo él un poco cortante.
—Gracias p... por ayudarme con  la mano. —dijo nerviosa.
—No fue nada... es parte de mí labor.. Bueno Polina, despídete de tu amiga. Tenemos un viaje a casa. — Polina sin pensarlo se levantó bruscamente y salió corriendo a abrazarla.
—Gracias Elena por todo lo que hiciste por mí. Prométeme que nos volveremos a ver.— dijo con ilusión.
Elena miro a Henry y no sabía que decir. —Nos veremos si así el destino quiere. Por mí un placer y como le dije a tu padre, mí casa es su casa.— Polina le sonrió y abrazo fuerte. Henry no podía dejar de mirarlas... Él hubiera deseado que ese momento sea eterno...
Elena los acompaño hasta la puerta y se despidieron. Algo en ella tomaba un brillo, sentía algo familiar pero no podía saber que...

Cuando Elena llego al cuarto Ian estaba dormido. Esa noche ella no pudo conciliar el sueño.
Henry mientras tanto conducía a su casa sin poder dejar de pensar en la mujer que acababa de ver. "No puede ser que seas tú", pensaba. Estaba conmocionado y al mismo tiempo enojado. Tantos años haciendo duelo, y cuando sentía que había superado el dolor, aparece de nuevo. A demás él ya tenía planes en su vida y este encuentro desmoronó toda su vida. En ese momento el único pensamiento que los unía era el si se volverían a encontrar...


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Les dejo la tercera parte de esta historia... Pronto se viene revelaciones y mucha acción.


Espero que les guste y les agradezco a todos lo que siguen esta aventura.

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