Millonario y arrogante

Capítulo 1:

Hoy definitivamente no es mi día, sep... no lo es. El despertador no sonó a la hora que devia hacerlo, me levanto tarde, hago todo apurada y encima voy con cinco minutos de retraso, conclusión soy un desastre.

En el lío de no llegar tarde a mi primer día de universidad no me había dado cuenta que me había puesto la misma ropa que hace semanas un pantalón holgado estrujado y una sudadera blanca—que además estaba al revés—las Converse blancas que más bien parecían negras ya que llevaba sin lavarlas hace dos semanas aproximadamente y ni hablemos del cabello me hecho un recogido a lo loco sin usar el peine y cepillo para al menos dejarlo más decente.

Al salir a la calle todos me miran haciendo muecas y me dedican miradas despectivas «si gente, lo sé... parezco una indigente» pero todo por una buena causa, no llegar tarde que de hecho tarde estoy. En mi camino hacia UCLA veo un puesto de refresco y mi estómago ruge cómo si de un león enjaulado se tratase, con las prisas no desayuné así que me detengo y compro uno de limón que es mi sabor preferido.

—Buen día señora—saludo a la mujer mayor del puesto.

—Buen día jovencita, ¿qué deseas?—preguntó regalándome una sonrisa.

—Un refresco de limón por favor.

—Okey, ¿lo quieres con hielo querida?—Me preguntó

Cómo si en el cielo encontrara la respuesta miré hacia el y pensé... «hace calor, estamos en pleno verano, mi garganta necesita algo frío así que si, con hielo pues»

—Si lo quiero con hielo.

Ella asintió y le echó hielo y me tendió el baso yo lo tomé y le di el dinero, con una sonrisa y agitando la mano me despedí de la amable señora. Bajé la mirada hacia mi viejo reloj y me di cuenta de que hacían pasado cinco minutos más «Mierda... joder si sigo con esta lentitud no llegaré jamás a mi primera clase» me reproche a mi misma, así que apuré el paso y llegué a la estación del tren para llegar más rápido.

Llegué justo a tiempo antes de que el que me servía para ir hacia mi destino se fuera, bueno tuve que correr para lograr alcanzarlo. Entré y con el baso aún lleno en la mano me senté a lado de un hombre con un traje muy elegante y a mi parecer costoso, me pregunté que hacia aquí cuando de seguro tiene un o unos autos de último modelo, si fuera yo no me molestaría en ir a mi trabajo en transporte público. Dejé de prestarle atención y me puse a tomar mi refresco, estaba muy delicioso.

Al pasar unos minutos llegué a mi parada, apresuradamente me levanté y en el proceso pisé al hombre de traje elegante quien también se había levantado y sin molestarme en pedirle disculpas—estaba apurada— fui hacia la masa de personas que estaban delante de la puerta desesperados por bajar. Cuando ya casi era mi turno para bajar Don“Traje costoso” se me adelantó y bajo delante de mi, me cabreé por su atrevimiento y en un descuido por no mirar donde pisaba me salté un escalón, mi pie derecho calló en un charco de agua sucia y mi cuerpo se precipitó hacia delante y a continuación cómo si no fuera poco vertí todo lo que me quedaba de la bebida en la espalda del hombre trajeado y éste dió un respingo al sentir aquel refresco frío penetrar su ropa. Al final caí de bruces en la acera y rápidamente me levanté para ver a un hombre sexy fulminandome con su azulada y atrayente mirada, creo que lo he hecho enfadar

—¡Es que eres tonta!—gritó poniéndose rojo. Creí que en cualquier momento explotaría. Más mi reacción fue reírme, frunce el entrecejo—¿De que coño te ríes?

—Lo siento, de verdad que no fue mi intención es que estoy apurada—dije después de llevar un rato riéndome.

—Eso no me interesa, primero me pisas los zapatos y no pides disculpas y ahora arruinas mi traje que es bastante costoso, ahora por tu culpa voy hecho un desastre a mi trabajo chiquilla irresponsable—chilló. Parecía una mujer cuando le acaba de bajar la regla.

Me enfadó toda aquella diatriba que hacia soltado de esa hermosa boca que por un momento consideré apetecible, apreté los puños y enfurecí mi mirada... ¿quién se cree que es?

—Ya dije que lo siento, no era mi intención arruinar tu estúpido traje, si es por eso descuida que yo pagaré en compensación por el desastre que he causado—Le grité en la cara ardiendo de la rabia que me calcomanía por dentro.

Está vez fue el quién se rió a carcajadas mientras ponía sus manos en el estómago. Eso no hizo más que cabrearme y ponerme de peor humor de lo que ya estaba.

—Crees que alguien como tú de tan poca clase que a la vista se ve que no tienes donde caerte muerta pueda pagar un traje de Armani tan costoso como éste—se burló. El tono que usó para referirse a mi no me gustó para nada, fue cruel y arrogante, todo un hijo de puta.

Siempre he odiado a este tipo de personas que se creen que por tener más que los otros y jamás en su vida hayan conocido lo que es el ser pobre y sacrificarse por sobrevivir son mejores que uno. Le daré una lección a este idiota que jamás en su vida olvidará.

—Puede que como tú dices no tenga dónde caerme muerta, pero tengo orgullo,  dignidad y humanidad algo que al parecer tu no tienes y careces—dije con todo el odio que fui capaz de destilar—Ah y para que tengas un recuerdo mío...

Como aún estaba en el charco de agua sucia eché mi pie hacia atrás y luego hacia delante salpicando una buena cantidad de agua sucia en sus zapatos, pantalon y la camiseta blanca que llevaba junto a la chaqueta azul marino. Ensucie más mis zapatos en el proceso pero que me interesaba, de todos modos ya estaban sucios mucho antes. Él apretó los dientes y cerró los ojos apretandolos cómo si por dentro estuviera implorando ayuda y contando hasta diez para no cometer una barbaridad.

No contenta con eso le eché en el rostro lo poco que quedaba de mi refresco que era más hielo que otra cosa y sin detenerme a mirar cuál era su reacción apresuré el paso y subí las escaleras hacia la superficie para seguir mi camino que ya iba demasiado tarde, espero y ojalá nunca me lo cruce de nuevo...