El chico más desafortunado

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-Midoriya Izuku, con 5 años, un "sin don", una persona sin poderes catalogada como escoria en la nueva sociedad heroica, un niño que recibía bullying, era tratado como basura, todo el mundo lo evitaba, y nadie quería tener que ver nada con el, un pobre infante incapaz de comprender el porque de su desgracia.-

-Cómo podéis ver, el pequeño Midoriya no era el joven más suertudo del mundo, ni de lejos, pero aún así, el niño nunca se quejó, por más que la gente lo tratase mal, por más que los niños lo repudiaran, el nunca se quejaba, el, siempre se repetía lo mismo-

Izuku: -Al menos tengo comida-

-pensaba el niño mientras huia de los acosadores de turno-

Izuku: -Al menos no tengo sed-

-se repetía mientras era insultado por unos niños más mayores que el-

-Izuku hacia esto para poder seguir viviendo, ya que si miraba lo que le pasaba sin pensar en otra cosa, realmente era un situación muy mala, pero una cosa nunca le faltaría, y esa cosa era...-

Izuku: ¡Hola, mama! ¿Que tal estás? - decia con entusiasmo el niño, el podría aguantar cualquier cosa si fuera por verla feliz, o en este caso, recuperada-

Inko: Muy bien hijo, creo que ya estoy apunto de recuperarme - decia mientras sacaba su mejor sonrisa-

-Porque efectivamente, la mujer tenía una enfermedad grave, tenía cura, pero con el poco dinero que tenían, que apenas daba para dar de comer y beber al chico, era imposible comprar las medicinas necesarias, claro que esto el pequeño e ingenuo Izuku, no lo sabía, el pensaba que su madre se curaría tarde o temprano, ya que, si perdía a su madre, es que el mismo Dios se la tiene jurada-

-Izuku le contó todo sobre su día a su madre, eso sí, todo eran mentiras, mentía sobre qué tenía un grupo de amigos, mentía sobre las cosas que hacía con ellos, mentía sobre sus nombres y apellidos, y mentía diciendo que el era un niño feliz.
Llegada la noche, Izuku se fue a dormir, deseando que, al menos en el mundo reinado por Morfeo, tuviera amigos reales, que le pasaran cosas graciosas reales, y claro, tener a su madre sana y salva.
Sin embargo no fue asi-

-Todo fue un accidente muy desafortunado, Allí Might, el mejor héroe de Japón y para Izuku, del mundo entero, estaba peleando con un villano muy escurridizo, que no paraba de huir.
Allí Might, ya desesperado por el número de bajas civiles que aquella persecución había provocado, le lanzó un Smash a distancia, lo cual basto para derrotar al villano.
Y también para destruir la casa del pobre Izuku.
El salió volando, elevandose a más de 50 metros del suelo, por suerte, Allí Might lo salvó de la caida, pero, también por suerte, pero esta vez mala, la madre de Izuku había recibido el impacto de lleno del Smash, dejando su caja torácica completamente destrozada, y claro está, matando a la mujer-

Izuku: Mama! MAMA! -gritaba el pobre Izuku, mientras una ambulancia se llevaban a él y a su madre, o bueno lo que quedaba de ella- Mamá, estarás bien, no? Seguiremos juntos, verdad mama? No me dejaras, verdad? -Lo único que había hecho Izuku en su vida, era auto engañarse, y esta vez no iba a ser la excepción-

-Al llegar al hospital, le contaron la noticia al niño, y le dijeron que lo llevarían a un orfanato ya que la mujer no tenía ningún familiar al que legar la custodia de su hijo.
Izuku Midoriya, estaba oficialmente muerto por dentro, ya no le quedaba nada en la vida ni nada por lo que vivir, además, en el orfanato también se metían con el-

Niño castaño: eh, inútil, estamos diciéndote que nos des tu plato -decia con un tono de molestia, sin embargo Izuku no decía nada- ¡trae! -dijo, quitándole su comida al pequeño-

-Izuku se escapó del orfanato ese misma noche, ya que el prefería morir de hambre o de sed que seguir a saber los años siendo maltratado, corrió, y corrió, hasta que llegó a un bosque, en el que encontró una pequeña cabaña abandonada, perfecta para hospedarse hasta que lo necesitase, más cuando iba a entrar, un ruido detrás de el lo alertó, al darse la vuelta vio a una especie de perro, regordete y rojo, con una motosierra en la nariz-

Izuku: si vienes a matarme, solo hazlo ya no me queda nada -y el chico no mentia, sin embargo, el niño se dio cuenta de que el perro estaba herido- ¿hey, necesitas ayuda? -dijo apuntando a su herida, el perro se acercó lentamente hacia el, mordiendo levemente su brazo, para sacar unas pocas gotas de sangre con las que se curó de sus heridas- oh, ya estás mejor verdad? Ahora puedes irte, no te quiero molestar más -Izuku estaba acostumbrado a que todos lo utilizarán, menospreciaran y apartaran, asique creía que aquel perrito haría lo mismo, dicho esto el niño se fue a la cabaña, cerro la puerta y se puso a dormir en el suelo-

-Al día siguiente Izuku se despertó por el sonido de un perrito llorando, y al abrir la puerta se encontró con aquel canino, esperándole, al parecer se había encariñado con su salvador, y para qué negarlo, a Izuku también le gustaba la idea de tener un amigo, por primera vez en su corta vida-

Izuku: si quieres quedarte aquí conmigo puedes, pequeño -dijo con una gran sonrisa-

Perro: ¡woof! -ladraba entusiasmado-

Izuku: te pondré un nombre, ¿que te parece... Ismael? -cabe mencionar que el pequeño no era muy bueno con los nombres, y este mismo lo noto, ya que el perro lo miro con una cara que solo se puede decir, que era muy, digamos, "expresaba sentimientos de rechazo"
Vaya, no te gusta, y que te parece... ¿Pochita? ¡Así se llaman mis cereales favoritos!

Pochita: ¡woof woof! -ladro, diciéndole o al menos intentando decirle al niño que le gustaba ese nombre-

Izuku: entonces pochita seras, y bueno, ¿cómo llegaste aquí?

Pochita: woof!

Izuku: hm interesante...

-asi dio inicio una amistad muy rara entre el chico más desafortunado y el demonio motosierra-

El héroe del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora