CAP 1

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-"No podré ir a tu fiesta" -le dijo Yoongi al doncel que estaba recostado sobre la cama mientras se ponía la chaqueta del traje con la fluida elegancia que caracterizaba todos sus movimientos".

-"Por favor… te lo ruego…" -cubierto tan sólo por un albornoz de seda color turquesa, Choi Yeonjun dió un salto y envolvió el cuello de Yoongi con sus brazos, usando su esbelto cuerpo de supermodelo como un arma letal de persuasión. -"Quiero que estés allí".

-"Nada de ataduras"- le recordó Yoongi, irritado por su insistencia. Su relación tenía una naturaleza muy simple. No era exclusiva, ya que frecuentemente pasaban meses sin verse. Sólo veía a Yeonjun cuando iba a París o Bruselas. Como complemento de Yeonjun, Yoongi disfrutaba también de la compañía de un rubio en Nueva York y un pelirojo modelo en Londres.

-"Ésta es la primera vez que te pido un favor" -protestó el pelinegro poniendo mala cara.

Yoongi se encogió de hombros. El chico no tenía que habérselo pedido. Con lo que le daba, Yoongi ya era suficientemente generoso con él. Por otro lado, Yeonjun sabía cómo estaban las cosas tan bien como él.

-"¡Tampoco pudiste venir el año pasado!"

-"Tengo otra cita" -su tono era frío y entrecortado.

Yoongi entraba y salía de su vida según le venía en gana. Sin dar explicaciones ni excusas. Así había sido el acuerdo entre ambos. Yoongi no deseaba otra cosa.
Y mucho menos la idea de que lo exhibieran como un trofeo en alguna fiesta de celebridades. Sería una indiscreción, ya que su simple aparición en cualquier fiesta de postín era garantía de fotos y comentario en las columnas de cotilleo de las revistas del corazón.
Yoongi admitió con nostalgia que no siempre le había importado tanto la atención pública que su vida atraía.

-"Sé a qué cita te refieres…" -furioso por la manera en que lo habían rechazado, Yeonjun lo miró con el ceño fruncido.

-"La limusina está esperando" -entrecerró sus oscuros ojos, sus hermosos rasgos quedaron, de repente, rígidos e impasibles.

-"Es su cumpleaños, ¿no es así? El cumpleaños de tu esposo" -le espetó Yeonjun.

-Tengo que irme -la brillante mirada de Yoongi guardaba una reservada frialdad. Se limpió con la mano su abrigo de cachemira y se dirigió hacia la puerta.

-"Vi una foto suya en una revista. Llevaba puesto un gorro de lana y unas horribles botas de agua estampadas con flores. Tenía un conejo en los brazos… ¿Cómo es posible que lo prefieras a él?" -sollozó Yeonjun melodramáticamente.

Pálido de furia bajo su pálida piel, Yoongi se demoró el tiempo suficiente para advertirle de que su relación había acabado y que no lo visitaría jamás. Con un destello tormentoso en su fría mirada, entró en la limusina. Las botas de flores habían sido uno de los pocos regalos con éxito que había conseguido hacer a su esposo. ¿Cómo se atrevía Yeonjun a reírse de él? Nunca hablaba de Mochi con nadie, ni siquiera con su familia. Pero el estado de su matrimonio despertaba bastante curiosidad. Después de todo, llevaba casado casi ocho años y durante la mayor parte de ese período de tiempo había vivido lejos de él.

Sorprendentemente, el tiempo había hecho poco por borrar de su memoria el recuerdo de su desastrosa boda. Cuando recordaba el comportamiento que había tenido al final de la fiesta, se apoderaba de él una sensación de culpabilidad totalmente ajena a su naturaleza. Raramente se permitía pensar en ello: no se arreglaba nada haciéndolo. Había tenido que aceptar el que Mochi se negara a discutir el asunto. Nada más podía hacerse.
Por un lado, él se había negado a escuchar siquiera las explicaciones de Yoongi o a aceptar sus disculpas; por otro, él era demasiado orgulloso como para admitir que no recordaba nada de lo que había ocurrido durante la noche de bodas. Naturalmente, su falta de memoria le había causado cierta preocupación. ¿Había caído tan bajo como para hacer pagar a Jimin en la cama por la injusticia de la que él se sentía víctima? ¿Había tratado a Jimin con brusquedad?

OBSTINADO - YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora