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Quinto día: fuga en cena romántica

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Como parte de un proyecto de integración propuesto por la FIFA, los rivales natos de cada país debían compartir una vena navideña con el fin de limar asperezas y fomentar la convivencia sana. Así que ahí estaban los jugadores y personal técnico de F.C Barcelona y el Real Madrid F.C cenando juntos en una modesta residencia.

Hasta ese momento las cosas iban bastante bien; algunos jugadores rivales que eran amigos fuera de la cancha aprovecharon a pasar el resto entre ellos sin tensiones. La noche avanzaba veloz y el antagonismo que lo medios describían entre ellos parecía desaparecer en aquel ambiente. Sin embargo, la ligera tensión se podía notar a medida que el alcohol empezaba a circular en sus sistemas y pronto se vino abajo la tranquilidad del grupo cuando un tema espinoso salió a la luz: ¿Quién es el mejor jugador del mundo?.

Claro que empezó discretamente, con un aparente comentario inofensivo.

—Bueno, a mí me parece que está temporada la está jugando muy bien Leo. Es una estrella— halagó Pep Guardiola, entrenador del Barça

—Sí, pero no es el único. Cris arrancó con todo y se ha mantenido así. Me parece que tendrá una temporada espectacular e inigualable— por su parte, José Mourinho, entrenador del Real Madrid, alabó a su jugador.

Cómo si estuvieran sincronizados, los mencionados buscaron la mirada del otro notando el nerviosismo y miedo por lo que se avecinaba.

—Pero ¿Qué me dices de la zurda de Leo? Yo lloraría si me tocara jugar en su contra — abonó Víctor Valdés, portero blaugrana

—El verdadero terror es ver a Cristiano correr hacia ti. Ahí sí que te preocupas— contra atacó Iker Casillas, portero del Madrid.

—Como sea ¿Saben qué también es fascinante de Lionel? No importa desde dónde sea el pase, el puede manejarlo solo y hacer goles espectaculares— atacó Cesc Fàbregas con el apoyo de los demás centrocampista.

—Sí, casi tan bueno como saber que si él está al frente nuestro trabajo es facilísimo, pues no llega el balón hasta nosotros— defendió Sergio Ramos siendo apoyado por los demás defensas.

Muy pronto una pelea entre culés y merengues se desató en aquel elefante comedor.

Ronaldo veía todo divertido desde su asiento. Tomando de vez en cuando de su copa de vino mirando a la mayoría discutir entre ellos por quién o qué equipo era mejor. Disfrutando un poco el absurdo caos que se desató por él, paseo la mirada por el lugar hasta toparse con una particular figura. Ahí, sentado casi echo bolita se encontraba la otra persona por la que eso había comenzado. Y esa lamentable imagen fue como un balde de agua fría: él había aprendido a manejar esas situaciones y dejar que los demás se pelearán entre ellos. Total, mientras no le afecte directamente él estaba bien con eso, incluso hasta le subía el ego. Pero Lionel no sentía como él y el saberse detonante de una discusión, a pesar de no haber siquiera hablado muy fuerte esa noche, lo ponía ansioso. Detestaba los gritos y discusiones a su alrededor, pero era muy tímido y asustadizo cómo para pararse a ponerle fin a todo eso. Sintiendo su corazón ablandarse, el luso caminó hasta ponerse discretamente junto al argentino, arodillandose Lara quedar a la altura de su oído y susurró para no llamar la atención.

—¿Quieres salir de aquí, Lionel?— suavizó su voz lo más que pudo intentando infundirle confianza. El menor brincó por el susto y giró asustado a verlo, pero al notar quién era se relajó bastante y asintió levantándose de su asiento

—Pero ¿No será grosero si lo hacemos?¿Y qué van a decir los demás?— titubeó Messi mirando a los demás.

—No te preocupes, pequeño. Ve que yo te cubro con el equipo— tranquilizó Carles Puyol apareciendo a su izquierda—Veo que no te la estás pasando nada bien aquí y lo que menos quiero es que tengas una triste navidad— acarició sus cabellos cariñosamente sintiéndolo recargarse en su toque—Te pido por favor que cuides muy bien de mi niño y te asegures que la pase bien y llegue a salvo a su casa— fijó su vista en el otro jugador estrella, quién seriamente asintió a lo dicho por el español. Una mano en su hombro lo sobresaltó.

—Tranquilo, hermano, soy yo—habló Marcelo—Igual, no te preocupes por acá. Tú vete con él y yo veo que les invento a los directivos, pero eso sí nada de escándalos o showcitos porque nos regañan a los dos—advirtió juguetón el brasileño conociendo a su amigo—Bueno, ya váyanse antes de que se den cuenta— ánimo.

De la forma más sutil posible, el luso y el argentino se dirigieron a la puerta dando una profunda respiración tranquila cuando por fin estuvieron fuera. Se miraron entre ellos sin saber qué decir. Lionel bajó casi de inmediato la mirada empezando a jugar con sus manos evidenciando su timidez afianzando, sin querer, el sentimiento de ternura y las ganas de protegerlo que nacieron en el pecho del mayor.

—Y ¿Cómo estás?—rompió el silencio intentando hacer plática. El culé se rió bajito, pues le causaba gracia cómo todo el mundo se peleaba por ellos y afirmaban la fuerte rivalidad que sentían el uno por el otro cuando la realidad es que esa era la primera vez que conversaban. Ronaldo, lejos de sentirse ofendido, sonrió enternecido por hacerlo reír —¡Hey! No te burles de mí— recriminó juguetón golpeando ligeramente su hombro. Lionel levantó la vista y le dió la sonrisa más hermosa que hubiera visto jamás.

—Creo que debemos irnos antes de que se den cuenta— saliendo del pequeño trance en el que entró, Cristiano sugirió al tiempo que ponía una mano en la espalda baja de Messi guiándolo a las escaleras—Mi auto está abajo, cerca de la salida y fuera de las cámaras ¿A dónde quieres ir?—

—Pollo frito—en automático respondió con ojos brillantes

—¿Pollo frito?— preguntó extrañado. Se supone que seguían un régimen estricto donde lo frito estaba prohibido, pero al ver su mirada apagarse se reprendió a sí mismo y rápido habló—¡Me parece perfecto!¿Sabes de algún lugar aquí cerca?— valdría la pena romper su preciada dieta si podría tener al pequeño argentino así de contento a su lado.

Llegaron al deportivo de Cristiano, quién se apresuró a abrir la puerta del menor causándole un pequeño sonrojo. Contento con su pequeña victoria, rodeó hasta llegar al asiento del conductor y ponerse en marcha. Poco después, y gracias a las instrucciones de Maps, estaban en la habitación del merengue cenando comodamente. Al inicio el luso era el único hablando, pero poco a poco Lionel fue tomando confianza y empezó a soltarse.

—Dime, Leo ¿Acostumbras a comer este tipo de cosas? Pensé que llevabas una dieta restrictiva cómo la mía— esa duda le había estado nadando por la cabeza toda la noche

—Bueno, se supone que estoy en dieta, pero me gusta mucho la comida chatarra y los dulces, y a veces mis compañeros me cumplen mis antojos a escondidas. ¡Incluso Pep me compra dulces cuando estoy triste!— respondió animado con un lindo tono rojizo en sus mejillas.

—Eres tan tierno, Leo—sin darse cuenta suspiró mirándolo con ojos enamorados. Abriendo grande los ojos, Lionel sintió su cara entera enrojecer y sin poder evitarlo bajó su mirada con una enorme sonrisa luchando por aparecer en su boca

—Gracias— musitó. Con calma Messi volvió a conectar miradas con Ronaldo y ambos guarden silencio.

Ahí, en la mesa de un hotel el Madrid, se encontraban los dos mejores del mundo comiendo pollo frito una noche de navidad con nada más que su presencia para amenizar el rato. Ahí, mirándose el uno al otro pudieron sentir que algo estaba naciendo.

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No sé si atrapé la idea de este prompt, pero aquí está.

Espero acabar antes de la semana del omegaverse.



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⏰ Última actualización: Jan 23, 2023 ⏰

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