CATHERINE

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       Desde hace años por alguna razón ya no podía llorar, pero cuando despertó  de aquel accidente y al no saber nada acerca de sus amigos ni de David cada minuto era un calvario, las lágrimas extinguidas volvieron a brotar como cascada. Cat no comprendía como sus pinches piernas no le respondían, ella ni iba manejando, pero eso no le importaba, su mente estaba en shock ya por la incertidumbre sobre ¿qué era lo que le había  pasado a David?, después de recordar muchos momentos juntos,  aunque lo amaba, se daba cuenta que sabia muy poco sobre la vida de él, nunca conoció a sus padres, no sabia dónde había nacido, ni nada de su trabajo, era todo un misterio ¿Cómo no pudo darse cuenta de ello? ¿estaría metido en algo malo? a su mente sólo llegaban momento bellos a su lado, como cuando se le declaró en medio de un puente, detuvo su coche y sin importar todos los claxon de los carros que estaban atrás se bajó para  sacar unas flores del cofre del carro y se dirigió a la puerta del copiloto donde estaba ella para darselas, hacía muchas locuras de adolescente pero al final de cuentas era lo que ella le gustaba, que disfrutará la vida al máximo sin complejos ni prejuicios. 

      —Quieren hablar con usted Catherine —indicó una de las enfermeras.

      Enseguida entró Rebeca, una amiga pero que no había sido cómplice en el robo.

     —Cat ¿cómo estás amiga? —preguntó Rebeca al momento de abrazarla.

      —Pues estoy, es lo importante —no puedo salir corriendo, no sé hasta cuando.

       —Dicen que te harán una ciber cirugía, me piden que firme autorizando al no tener familiares  sólo queda alguien cercano, les dije que soy como tu hermana, desde el orfanato. Cat '¿para que te metiste en problemas? y todo por ese chico. Ya hechaste a perder tu futuro amiga.

       —Si vienes para hablar mal de David o decirme lo pendeja que soy será mejor que te vayas. 

       —Sí, me iré, no tienes remedio, no puedo hacer nada más por tí, —dijo Rebeca con tono triste—, solo quiero preguntarte, ¿quieres hacerte la ciber cirugía para que vuelvas a caminar? pero implica que al hacerlo, se verán obligados a inscribirte al programa de las Almas Pérdidas, sabes lo que eso implica verdad. 

      —¿Qué ya estoy jodida? —para lo único que soy buena es para la fiesta y para hacer pendejadas amiga, pero sí, acepto, quiero volver a caminar cuesto lo que cueste.

       —Pero también hay el riesgo de que quedes completamente inválida —recalcó Rebeca.

       —Todo implica un riesgo en esta vida, es la diferencia entre nosotros amiga, —agregó Cat con tono agresivo—, tú siempre portándote como todos quieren, perfecta, con las mejores calificaciones, tu necesidad de quedar bien con  la gente, en cambio yo, siempre equivocándome, siempre cagándola, no sé ni porque somos amigas, somos tan diferentes, mírate Rebeca, tú con tu ropa fina, impecablemente limpia. Mi vida es un caos desde siempre, querías estar conmigo para que nos compararán, pero discúlpame, no nací para darle gusto a la pinche  gente, solo a mí, solo a mí. 

      —Sí, sigues con tu orgullo de siempre Cat, —dijo Rebeca molesta—, justificándote,  ¡mírate!, a dónde te llevo tu orgullo y el amor por ese chico, ¿Dónde está? ustedes encerrados y él por ahí tal vez buscando a otros idiotas que le sigan la corriente, pues te  dejo con tu orgullo y ojala vuelvas a caminar alguna vez, sabes, no soy perfecta, de lo contrario no hubiera tenido a una amiga como tú. 

      Rebeca se retiró de la habitación sin decir adiós, Cat dio puñetazos a la cama de rabia, se odiaba por débil, no podía hacer algo para ayudar a sus amigos, por culpa de ella estaban encerrados y al parecer a punto de ser sentenciados. ¿estará muerto? no lo creía, algo en su corazón se lo decía, pero lo hubieran encontrado sin problema, con todas las cámaras de Marketech en cada rincón, había algo que no le cuadraba, y ya con la mente lúcida y sin el dolor en su cabeza podía verlo con claridad. No querían que apareciera David en la lista, lo tenían identificado con las huellas en el volante sin duda, pero ¿desaparecer su identidad? quién deseaba hacerlo y con qué interés, 

       —Señorita Cat —dijo un doctor joven con cabello rojizo y mirada de roedor—. Tenemos la autorización para intervenirla, se le practicará una ciber cirugía, con ayuda de la nanotecnología le pondremos una prótesis interna con la cual podrá caminar nuevamente, pero después de la recuperación será mandada a otra zona. 

      —¿Cuándo vamos a empezar doctor? —preguntó impaciente Cat. 

      —¿Usted creé que es cualquier cosa, que será como ponerle un curita? no sabe lo que dice señorita Catherine, sentirá dolor, mucho dolor, más de lo que se imagina. 

       —¿Cómo puede usted saber que tanto dolor he tenido en mi vida doctor? he sufrido tanto, más de lo que "usted se imagina", así que ninguna  puta cirugía me espantará, caminaré cueste lo que cueste y entraré a ese  maldito juego, programa, torneo o lo que sea si así lo quieren.

       Al otro lado de la pared falsa se encontraba el coronel Maxwell, encargado de la prisión y supervisor del programa  Almas Pérdidas, ya le habían platicado sobre Cat, la salvaje, la irreverente, se habían quedado cortos con los comentarios, era una hija de la chingada escuchó a alguien en el pasillo. No  se equivocaban, gente como ella necesitaban para darle mayor color al programa y seguramente  aprendería una lección de actitud y cooperación con la sociedad, sería un ejemplo,  para que la gente viera que el programa Almas Pérdidas da resultado, cambiaba a la gente, a sus participantes. 

LA ULTIMA NOCHEWhere stories live. Discover now